¡Al diablo con los spots!
Diario Libertad / Marcela Gómez Zalce
• De dólares y reinas...
• ONU, AI y HRW
La verdad, mi estimado, siempre es irreverente. El nuevo ife decidió en su primera sesión darle cínico carpetazo, darle la vuelta a la hoja, borrón y cuenta nueva a los 280 mil spots huerfanitos desde hace 19 meses donde están las pruebas de los autores intelectuales de la delicada campaña de desprestigio que polarizó irreversiblemente al país. Leonardo Valdés & associates terminaron pagando, en tiempo y forma, la factura del arreglón para su entronización al tristemente célebre instituto con el frívolo argumento de la importancia de cerrar los expedientes del controvertido proceso electoral de 2006.
Con esta joya en la cultura mexicana del todo se vale, my friend, el nuevo árbitro con sus dos mosqueteros convalidaron la ilegalidad, el abuso en la contratación de los servicios de monitoreo y la impunidad que seguirá siendo reina en procesos electorales.
Aunque para historias de reinas (es lunes), con la recluida en Santa Martha Acatitla y el culebrón en la entrega (cash of course) de 200 mil dólares cuya escala final fue una simpática oficina en la CNDH para que, porfa, la bajaran del reflector mediático y así ayudar a pavimentar un mejor camino jurídico, los problemas de José Luis Soberanes se enredan a medida que corren las semanas.
Y más cuando Felipe Calderón, dando indiscutibles muestras de arropar al controvertido ombudsman, acudió a sus oficinas el pasado viernes a escuchar el informe anual whatever, horas después de que su gobierno, en menos de seis meses, recibiera el tercer tubazo sobre las alarmas que ya suenan en el ámbito internacional sobre el peligroso panorama para los derechos humanos en México.
Primero fue Amnistía Internacional con Irene Khan, en segundo lugar la Alta Comisionada para los derechos humanos de la ONU, Louise Arbour, y finalmente José Miguel Vivanco, director de América para HRW, quienes ya colocaron a México en un epicentro de preocupación que muy pronto tendrá sus consecuencias.
Ni los pintorescos discursos presidenciales ni las huecas palabras de la CNDH podrán evitar un desgaste, mi estimado, en el cual el efecto dominó, que ya inició su curso, afectará relaciones y tratados comerciales con la Unión Europea (UE) donde existen estándares para cumplir con los derechos humanos.
El amplio contexto mexicano se ha venido desfigurando a raíz de la mal llamada guerra contra la organizada delincuencia.
Sobre todo porque el término en sí conlleva ocurrentes significados. En una guerra, my friend, existe la aplicación de la Convención de Ginebra (Serie de acuerdos internacionales —1864, 1906, 1929, 1949— firmados en Ginebra, Suiza, que establecieron los principios humanitarios con arreglo a los cuales los países signatarios deben tratar a los militares y civiles de un país enemigo en tiempos de guerra) y en la bautizada y peor aún, convocada, por el régimen de Felipe Calderón —el cual su único soporte, ante la sombra de ilegitimidad, son nuestras fuerzas armadas—, lo que se está desencadenando es una reedición de la guerra... pero sucia.
Y en el volátil coctelito C-4 (pero graduado), Calderón avienta al Ejército al precipicio fomentando su presencia, completamente descontrolada, en tareas policiales a la par de promover estilos y acciones que contravienen la cadena de mando verde olivo.
Y tienen que venir en filita, Irene Khan, José Miguel Vicanco y Louise Albour a dar de tubazos que señalan y condenan a la leal institución.
Porque el desprestigio, la crítica y los cuestionamientos derivados de la frívola actitud presidencial, pasándose por salva sea la parte las recomendaciones emitidas, fue ratificarle a la Alta Comisionada que en México no hay más derechos que los practicados por el inquilino de Los Pinos y su achispado Gymboree —algunos de los cuales, aquí entre nos, agarraron tremendo reventón etílico (normal) con el cuñado cómodo (y simpático) el pasado sábado hasta casi las 0600 horas—, y al diablo con eso de formar parte del sistema de Naciones Unidas.
La “guerra” del Estado mexicano contra el organizado crimen está mal planteada. Mal sustentada. Mal encaminada. Mal ejecutada.
La casa se limpia de arriba abajo.
Los verdaderos golpes son, también, en el ámbito financiero donde la ruta del dinero es clave.
Decomisos “sembrados”, incautaciones a modo, pirotecnia mediática pero sobre todo ajustes de cuentas... domésticas, han llevado a... a... lo que hemos presenciado estas últimas 72 horas, donde por cierto, el gobierno federal censuró la utilización del término... atentado.
¿Interesante?
Lo que viene...
• De dólares y reinas...
• ONU, AI y HRW
La verdad, mi estimado, siempre es irreverente. El nuevo ife decidió en su primera sesión darle cínico carpetazo, darle la vuelta a la hoja, borrón y cuenta nueva a los 280 mil spots huerfanitos desde hace 19 meses donde están las pruebas de los autores intelectuales de la delicada campaña de desprestigio que polarizó irreversiblemente al país. Leonardo Valdés & associates terminaron pagando, en tiempo y forma, la factura del arreglón para su entronización al tristemente célebre instituto con el frívolo argumento de la importancia de cerrar los expedientes del controvertido proceso electoral de 2006.
Con esta joya en la cultura mexicana del todo se vale, my friend, el nuevo árbitro con sus dos mosqueteros convalidaron la ilegalidad, el abuso en la contratación de los servicios de monitoreo y la impunidad que seguirá siendo reina en procesos electorales.
Aunque para historias de reinas (es lunes), con la recluida en Santa Martha Acatitla y el culebrón en la entrega (cash of course) de 200 mil dólares cuya escala final fue una simpática oficina en la CNDH para que, porfa, la bajaran del reflector mediático y así ayudar a pavimentar un mejor camino jurídico, los problemas de José Luis Soberanes se enredan a medida que corren las semanas.
Y más cuando Felipe Calderón, dando indiscutibles muestras de arropar al controvertido ombudsman, acudió a sus oficinas el pasado viernes a escuchar el informe anual whatever, horas después de que su gobierno, en menos de seis meses, recibiera el tercer tubazo sobre las alarmas que ya suenan en el ámbito internacional sobre el peligroso panorama para los derechos humanos en México.
Primero fue Amnistía Internacional con Irene Khan, en segundo lugar la Alta Comisionada para los derechos humanos de la ONU, Louise Arbour, y finalmente José Miguel Vivanco, director de América para HRW, quienes ya colocaron a México en un epicentro de preocupación que muy pronto tendrá sus consecuencias.
Ni los pintorescos discursos presidenciales ni las huecas palabras de la CNDH podrán evitar un desgaste, mi estimado, en el cual el efecto dominó, que ya inició su curso, afectará relaciones y tratados comerciales con la Unión Europea (UE) donde existen estándares para cumplir con los derechos humanos.
El amplio contexto mexicano se ha venido desfigurando a raíz de la mal llamada guerra contra la organizada delincuencia.
Sobre todo porque el término en sí conlleva ocurrentes significados. En una guerra, my friend, existe la aplicación de la Convención de Ginebra (Serie de acuerdos internacionales —1864, 1906, 1929, 1949— firmados en Ginebra, Suiza, que establecieron los principios humanitarios con arreglo a los cuales los países signatarios deben tratar a los militares y civiles de un país enemigo en tiempos de guerra) y en la bautizada y peor aún, convocada, por el régimen de Felipe Calderón —el cual su único soporte, ante la sombra de ilegitimidad, son nuestras fuerzas armadas—, lo que se está desencadenando es una reedición de la guerra... pero sucia.
Y en el volátil coctelito C-4 (pero graduado), Calderón avienta al Ejército al precipicio fomentando su presencia, completamente descontrolada, en tareas policiales a la par de promover estilos y acciones que contravienen la cadena de mando verde olivo.
Y tienen que venir en filita, Irene Khan, José Miguel Vicanco y Louise Albour a dar de tubazos que señalan y condenan a la leal institución.
Porque el desprestigio, la crítica y los cuestionamientos derivados de la frívola actitud presidencial, pasándose por salva sea la parte las recomendaciones emitidas, fue ratificarle a la Alta Comisionada que en México no hay más derechos que los practicados por el inquilino de Los Pinos y su achispado Gymboree —algunos de los cuales, aquí entre nos, agarraron tremendo reventón etílico (normal) con el cuñado cómodo (y simpático) el pasado sábado hasta casi las 0600 horas—, y al diablo con eso de formar parte del sistema de Naciones Unidas.
La “guerra” del Estado mexicano contra el organizado crimen está mal planteada. Mal sustentada. Mal encaminada. Mal ejecutada.
La casa se limpia de arriba abajo.
Los verdaderos golpes son, también, en el ámbito financiero donde la ruta del dinero es clave.
Decomisos “sembrados”, incautaciones a modo, pirotecnia mediática pero sobre todo ajustes de cuentas... domésticas, han llevado a... a... lo que hemos presenciado estas últimas 72 horas, donde por cierto, el gobierno federal censuró la utilización del término... atentado.
¿Interesante?
Lo que viene...