Juan Camilo y el 2012: quiere pero no puede
Diario Libertad
Mouriño ni se descarta ni se encarta, pero se deja cachondear, deja correr los rumores, parece disfrutar de la idea de saberse el poderoso asesor que podría lograr algo que ni siquiera soñaron antecesores suyos
En el deporte nacional del futurismo político, una versión persigue al hombre con más poder en Los Pinos después del Presidente. Juan Camilo Mouriño quiere ser candidato presidencial del PAN en 2012, dice la especie, que no niega ni confirma el poderoso jefe de la Oficina de la Presidencia.
Un juego curioso e interesante el que juega “JC”, sobre todo porque él está impedido por la Constitución para aspirar a la primera magistratura del país; no puede, aunque quisiera, ser candidato, a menos que esté pensando en impulsar desde Los Pinos y con el PAN una reforma constitucional.
El artículo 82 de la Carta Magna, el mismo que fue reformado al final del salinato con dedicatoria entonces para Jaime Serra y que al final benefició a Vicente Fox, establece clara y puntualmente en su primer párrafo los requisitos para ser Presidente de México:
“Ser ciudadano mexicano por nacimiento, en pleno goce de sus derechos, hijo de padre o madre mexicanos y haber residido en el país al menos durante veinte años”.
Juan Camilo Mouriño nació en Madrid, España, el 1 de agosto de 1971, y aunque se nacionalizó mexicano a la edad de los 18 años (en 1989), su condición de no haber nacido en suelo nacional, o lo que es lo mismo, no ser “mexicano de nacimiento” como establece la Constitución de la República, le impide aspirar a despachar en la oficina principal de la residencia presidencial.
¿Por qué entonces si se sabe impedido, Juan Camilo juega con la posibilidad de abanderar al PAN en el 2012 y deja correr la especie? ¿Estará pensando que el presidente Calderón, que en muchos sentidos ha repetido el modelo de poder y de gobierno de Carlos Salinas, emule también la iniciativa de reforma al artículo 82 para abrirle la puerta a su delfín, como en su momento lo pensó Salinas con Serra Puche para 2000 (en su proyecto transexenal)?
Porque, como en los viejos tiempos del priísmo, Mouriño ni se descarta ni se encarta, pero se deja cachondear, deja correr los rumores, parece disfrutar de la idea de saberse el poderoso asesor presidencial que podría lograr algo que ni siquiera soñaron antecesores suyos como José Córdoba Montoya, Emilio Gamboa o Liévano Sáenz.
Y si no juzgue usted por la respuesta que hace un año, el 26 de diciembre del 2006, Juan Camilo le dio al diario español Faro de Vigo, que lo entrevistó en la lujosa residencia de su padre en la ciudad gallega. La pregunta del periodista X.A. Taboada fue directa; y la respuesta, más bien ambigua y con retórica digna de un colmilludo dinosaurio del PRI, deja claro que hay una aspiración latente en el hombre que hoy muchos llaman el “vicepresidente de facto”:
—¿Ha alcanzado ya su techo político o estamos hablando, quizás, con el próximo candidato a presidente?
—Pues, mira, la verdad es que no me marco techos así. Las cosas se han ido dando. La política es un tanto de voluntad y de objetivos propios, pero también mucho de circunstancias. No siempre está en la decisión de uno, depende de muchas cosas.
No hay un “no” contundente en la respuesta de Mouriño, y en la cultura del tapadismo mexicano, más bien parece un “sí” velado.
Surge entonces la duda razonable: ¿sabe o no sabe Juan Camilo Mouriño que está impedido por la Constitución para ser candidato presidencial? Cuesta trabajo creer que lo ignore; pero de ser así, ¿por qué entonces no responde clara y directamente que él no puede, legalmente, ser candidato? ¿Está pensando el hombre fuerte de Calderón en que le modifiquen la Carta Magna con dedicatoria ex profeso para él?
Como Mouriño no habla con la prensa nacional, tal vez sería cuestión de hablarle a los colegas del Faro de Vigo, o de algún otro diario extranjero, para que le pregunten cuál es el cálculo político que está haciendo con sus veladas aspiraciones al 2012. O lo que es lo mismo, ¿a qué juega Juan Camilo?
NOTAS INDISCRETAS… Tamaulipas es un estado que se le está complicando al gobierno calderonista. No sólo por el cada vez mayor recrudecimiento de la violencia del narcotráfico y por el repunte de delitos como el secuestro en varias zonas de la entidad como resultado de los fuertes golpes y decomisos al cártel del Golfo. En lo político también tiene un problema el Presidente: los panistas del estado están algo más que molestos con Calderón porque, afirman, los dejó “morir solos” y los “abandonó” ante el operativo priísta que asoció las campañas de los comicios locales de noviembre de 2006 al dinero y la fuerza del narcotráfico.
La queja se escucha entre diputados y senadores del PAN tamaulipeco que en su momento hicieron denuncias públicas sobre la presencia del narco en las campañas de varios candidatos priístas. “Nosotros recibimos presiones, amenazas, secuestros y hasta atentados, sin que la PGR haya hecho nada y prefiriera ignorarnos”, dice un panista dolido. Lo que más irrita a los blanquiazules tamaulipecos es la idea de que la administración calderonista los haya ignorado porque tenía “compromisos políticos” con el gobernador priísta Eugenio Hernández. Y sus enconadas sospechas tienen un sustento: cuestión de ver el margen con el que ganó Calderón la elección presidencial del 2006 en Tamaulipas y como un año después el PAN ni siquiera pintó en los comicios locales… Se detienen los dados. Primera Serpiente del año. Caída libre.
Mouriño ni se descarta ni se encarta, pero se deja cachondear, deja correr los rumores, parece disfrutar de la idea de saberse el poderoso asesor que podría lograr algo que ni siquiera soñaron antecesores suyos
En el deporte nacional del futurismo político, una versión persigue al hombre con más poder en Los Pinos después del Presidente. Juan Camilo Mouriño quiere ser candidato presidencial del PAN en 2012, dice la especie, que no niega ni confirma el poderoso jefe de la Oficina de la Presidencia.
Un juego curioso e interesante el que juega “JC”, sobre todo porque él está impedido por la Constitución para aspirar a la primera magistratura del país; no puede, aunque quisiera, ser candidato, a menos que esté pensando en impulsar desde Los Pinos y con el PAN una reforma constitucional.
El artículo 82 de la Carta Magna, el mismo que fue reformado al final del salinato con dedicatoria entonces para Jaime Serra y que al final benefició a Vicente Fox, establece clara y puntualmente en su primer párrafo los requisitos para ser Presidente de México:
“Ser ciudadano mexicano por nacimiento, en pleno goce de sus derechos, hijo de padre o madre mexicanos y haber residido en el país al menos durante veinte años”.
Juan Camilo Mouriño nació en Madrid, España, el 1 de agosto de 1971, y aunque se nacionalizó mexicano a la edad de los 18 años (en 1989), su condición de no haber nacido en suelo nacional, o lo que es lo mismo, no ser “mexicano de nacimiento” como establece la Constitución de la República, le impide aspirar a despachar en la oficina principal de la residencia presidencial.
¿Por qué entonces si se sabe impedido, Juan Camilo juega con la posibilidad de abanderar al PAN en el 2012 y deja correr la especie? ¿Estará pensando que el presidente Calderón, que en muchos sentidos ha repetido el modelo de poder y de gobierno de Carlos Salinas, emule también la iniciativa de reforma al artículo 82 para abrirle la puerta a su delfín, como en su momento lo pensó Salinas con Serra Puche para 2000 (en su proyecto transexenal)?
Porque, como en los viejos tiempos del priísmo, Mouriño ni se descarta ni se encarta, pero se deja cachondear, deja correr los rumores, parece disfrutar de la idea de saberse el poderoso asesor presidencial que podría lograr algo que ni siquiera soñaron antecesores suyos como José Córdoba Montoya, Emilio Gamboa o Liévano Sáenz.
Y si no juzgue usted por la respuesta que hace un año, el 26 de diciembre del 2006, Juan Camilo le dio al diario español Faro de Vigo, que lo entrevistó en la lujosa residencia de su padre en la ciudad gallega. La pregunta del periodista X.A. Taboada fue directa; y la respuesta, más bien ambigua y con retórica digna de un colmilludo dinosaurio del PRI, deja claro que hay una aspiración latente en el hombre que hoy muchos llaman el “vicepresidente de facto”:
—¿Ha alcanzado ya su techo político o estamos hablando, quizás, con el próximo candidato a presidente?
—Pues, mira, la verdad es que no me marco techos así. Las cosas se han ido dando. La política es un tanto de voluntad y de objetivos propios, pero también mucho de circunstancias. No siempre está en la decisión de uno, depende de muchas cosas.
No hay un “no” contundente en la respuesta de Mouriño, y en la cultura del tapadismo mexicano, más bien parece un “sí” velado.
Surge entonces la duda razonable: ¿sabe o no sabe Juan Camilo Mouriño que está impedido por la Constitución para ser candidato presidencial? Cuesta trabajo creer que lo ignore; pero de ser así, ¿por qué entonces no responde clara y directamente que él no puede, legalmente, ser candidato? ¿Está pensando el hombre fuerte de Calderón en que le modifiquen la Carta Magna con dedicatoria ex profeso para él?
Como Mouriño no habla con la prensa nacional, tal vez sería cuestión de hablarle a los colegas del Faro de Vigo, o de algún otro diario extranjero, para que le pregunten cuál es el cálculo político que está haciendo con sus veladas aspiraciones al 2012. O lo que es lo mismo, ¿a qué juega Juan Camilo?
NOTAS INDISCRETAS… Tamaulipas es un estado que se le está complicando al gobierno calderonista. No sólo por el cada vez mayor recrudecimiento de la violencia del narcotráfico y por el repunte de delitos como el secuestro en varias zonas de la entidad como resultado de los fuertes golpes y decomisos al cártel del Golfo. En lo político también tiene un problema el Presidente: los panistas del estado están algo más que molestos con Calderón porque, afirman, los dejó “morir solos” y los “abandonó” ante el operativo priísta que asoció las campañas de los comicios locales de noviembre de 2006 al dinero y la fuerza del narcotráfico.
La queja se escucha entre diputados y senadores del PAN tamaulipeco que en su momento hicieron denuncias públicas sobre la presencia del narco en las campañas de varios candidatos priístas. “Nosotros recibimos presiones, amenazas, secuestros y hasta atentados, sin que la PGR haya hecho nada y prefiriera ignorarnos”, dice un panista dolido. Lo que más irrita a los blanquiazules tamaulipecos es la idea de que la administración calderonista los haya ignorado porque tenía “compromisos políticos” con el gobernador priísta Eugenio Hernández. Y sus enconadas sospechas tienen un sustento: cuestión de ver el margen con el que ganó Calderón la elección presidencial del 2006 en Tamaulipas y como un año después el PAN ni siquiera pintó en los comicios locales… Se detienen los dados. Primera Serpiente del año. Caída libre.