Dos realidades, dos percepciones
Diario Libertad
Si el gobierno está pecando de soberbia o insensibilidad ante un desgaste real de la economía familiar, y si minimiza los riesgos que representan las presiones externas para la micro y la macroeconomía, el costo será alto para el Presidente y el PAN
Para abonar a la polarización de este país dividido por razones políticas y sociales, hoy surge una nueva brecha que separa dos percepciones distintas y hasta opuestas sobre la situación económica que vive el país. De un lado está la percepción de la gente de la calle, del ciudadano de a pie, las amas de casa y muchos trabajadores, que recogen y documentan los medios de comunicación, y que hablan de un efecto palpable en el incremento de precios de productos básicos, asociado al efecto del nuevo impuesto a la gasolina; del otro lado está la posición del gobierno, que asegura, casi por decreto, que no hay tales aumentos y que todo es “ruido político y mediático”.
Tanto en los altos niveles de la Secretaría de Hacienda como en el Banco de México se afirma que el llamado gasolinazo, como se bautizó políticamente al efecto inflacionario del nuevo impuesto de 2 centavos mensuales a los precios de la gasolina, simplemente “no existe”. Todo es producto, dicen en el despacho principal de la SHCP, de “presiones políticas” y de una percepción que se ha ido generando a partir de “percepciones” que se difunden y reproducen en los medios.
Así, mientras la señora que va al mercado en Veracruz o en los Altos de Jalisco se queja de que le incrementaron el precio de la tortilla, la leche o de algunas verduras y frutas, los estrategas del secretario de Hacienda afirman que no sólo es falso el aumento de esos precios, sino que aseguran que en algunas tiendas departamentales, de las que firmaron un “pacto de descuentos” con el gobierno federal, el precio de la tortilla está disminuyendo.
Es como si la realidad se percibiera distinto desde el piso micro de la calle y el mercado de la esquina, que desde las alturas de la macroeconomía. Lo que para el sector oficial son “inexistentes presiones inflacionarias”, para los ciudadanos son “aumentos reales” que impactan su economía diaria y que escapan, en muchos casos, a los débiles o inoperantes controles gubernamentales.
Tan optimista se ve el panorama desde el lado oficial, que en el caso de la recesión que pronostican muchos analistas en la economía de Estados Unidos, y que impactará incluso las proyecciones de crecimiento de la economía nacional, todavía no es tomada como un hecho por las autoridades financieras. Habrá que esperar, dicen, a que en unos 30 ó 45 días se defina bien el panorama en la principal economía del planeta, para fijar la estrategia con la que México enfrentará una eventual contracción, que en Hacienda aún se resisten a llamar recesión.
¿Cuál de los dos sectores peca de optimista o de pesimista desbordado?
Si la gente que denuncia aumentos y afirma sentir ya en el bolsillo familiar los efectos de incrementos abusivos de comerciantes está exagerando y cayó en una “psicosis de precios”, ya se verá. Pero si el gobierno está pecando de soberbia o insensibilidad ante un desgaste real de la economía familiar, y si minimiza los riesgos que representan las presiones externas para la micro y la macroeconomía, el costo será alto; no sólo enfrentarán las dificultades de una sacudida económica sino los reclamos y presiones populares que repercutirían directamente en los planes políticos del presidente Felipe Calderón y el PAN para los estratégicos comicios intermedios del 2009.
NOTAS INDISCRETAS… Anoche en Los Pinos se decidieron los primeros tres cambios en el gabinete del presidente Felipe Calderón. El primero se hizo oficial anoche con la renuncia de Beatriz Zavala a la Secretaría de Desarrollo Social, que presentó la yucateca por la tarde. Zavala renunció a su cargo y, oficialmente lo hizo ante la invitación para ocupar una posición en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN. Anoche en la oficina de Germán Martínez preparaban el anuncio de la incorporación de la yucateca a una secretaría de la dirigencia panista. El relevo en la Sedesol ya está definido y es un hombre muy cercano al presidente Calderón, el subsecretario de Hacienda Ernesto Cordero. Los otros dos cambios que ya están decididos y se harían públicos en las próximas horas serían, según fuentes de la casa presidencial, el del secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas Jiménez, que se iría ante el desconocimiento de las organizaciones campesinas que lo dejaron plantado en su mesa de diálogo la semana pasada. Y el otro cambio se daría por los rumbos de Bucareli y sería el de mayor envergadura en esta primera serie de movimientos del gabinete calderonista… El tema de Juan Camilo Mouriño y sus aspiraciones presidenciales despertó gran interés de los lectores. En varios correos, algunos de abogados y constitucionalistas, se afirma que si bien el artículo 82 establece el requisito de que el candidato presidencial sea “mexicano por nacimiento”, hay otro artículo de la Carta Magna, el 50, donde se señalan distintas posibilidades para que se adquiera la condición de mexicanidad por nacimiento. Entre esas posibilidades están las de ser hijo de padre o madre mexicano, sea por nacimiento o por naturalización. Hasta donde se sabe, por las biografías disponibles, los dos padres de Mouriño, Carlos Mouriño Atanes y María de los Ángeles Terrazo, nacieron en España. El primero en Vigo y su madre en la provincia de Avión. La familia de la señora Terrazo emigró de España y se estableció en México en los años 40, con la oleada migratoria de la Guerra Civil Española. No está claro si María de los Ángeles se naturalizó mexicana y si lo hizo desde la llegada de su familia a suelo mexicano. Si su madre no es naturalizada, no habría manera de que Mouriño tuviera la condición de “mexicano de nacimiento”, en caso contrario, si ella ya había adquirido la nacionalidad al momento de nacer Juan Camilo, entonces sí estaría habilitado. Aunque en ese caso, que sí fuera “mexicano por nacimiento”, otro correo de un lector agrega un punto muy interesante: y dice que el impedimento para Mouriño estaría en el hecho de que pudiera tener una doble nacionalidad, pues el artículo 32 constitucional dice a la letra: “El ejercicio de los cargos y funciones para los cuales, por disposición de la presente Constitución, se requiera ser mexicano por nacimiento, se reserva a quienes tengan esa calidad y no adquieran otra nacionalidad”. La pregunta entonces sería si Juan Camilo renunció a la ciudadanía española. ¿Por qué no aclara todo eso el jefe de la oficina presidencial?
Los dados mandan Escalera doble. Buen arranque de semana.
Si el gobierno está pecando de soberbia o insensibilidad ante un desgaste real de la economía familiar, y si minimiza los riesgos que representan las presiones externas para la micro y la macroeconomía, el costo será alto para el Presidente y el PAN
Para abonar a la polarización de este país dividido por razones políticas y sociales, hoy surge una nueva brecha que separa dos percepciones distintas y hasta opuestas sobre la situación económica que vive el país. De un lado está la percepción de la gente de la calle, del ciudadano de a pie, las amas de casa y muchos trabajadores, que recogen y documentan los medios de comunicación, y que hablan de un efecto palpable en el incremento de precios de productos básicos, asociado al efecto del nuevo impuesto a la gasolina; del otro lado está la posición del gobierno, que asegura, casi por decreto, que no hay tales aumentos y que todo es “ruido político y mediático”.
Tanto en los altos niveles de la Secretaría de Hacienda como en el Banco de México se afirma que el llamado gasolinazo, como se bautizó políticamente al efecto inflacionario del nuevo impuesto de 2 centavos mensuales a los precios de la gasolina, simplemente “no existe”. Todo es producto, dicen en el despacho principal de la SHCP, de “presiones políticas” y de una percepción que se ha ido generando a partir de “percepciones” que se difunden y reproducen en los medios.
Así, mientras la señora que va al mercado en Veracruz o en los Altos de Jalisco se queja de que le incrementaron el precio de la tortilla, la leche o de algunas verduras y frutas, los estrategas del secretario de Hacienda afirman que no sólo es falso el aumento de esos precios, sino que aseguran que en algunas tiendas departamentales, de las que firmaron un “pacto de descuentos” con el gobierno federal, el precio de la tortilla está disminuyendo.
Es como si la realidad se percibiera distinto desde el piso micro de la calle y el mercado de la esquina, que desde las alturas de la macroeconomía. Lo que para el sector oficial son “inexistentes presiones inflacionarias”, para los ciudadanos son “aumentos reales” que impactan su economía diaria y que escapan, en muchos casos, a los débiles o inoperantes controles gubernamentales.
Tan optimista se ve el panorama desde el lado oficial, que en el caso de la recesión que pronostican muchos analistas en la economía de Estados Unidos, y que impactará incluso las proyecciones de crecimiento de la economía nacional, todavía no es tomada como un hecho por las autoridades financieras. Habrá que esperar, dicen, a que en unos 30 ó 45 días se defina bien el panorama en la principal economía del planeta, para fijar la estrategia con la que México enfrentará una eventual contracción, que en Hacienda aún se resisten a llamar recesión.
¿Cuál de los dos sectores peca de optimista o de pesimista desbordado?
Si la gente que denuncia aumentos y afirma sentir ya en el bolsillo familiar los efectos de incrementos abusivos de comerciantes está exagerando y cayó en una “psicosis de precios”, ya se verá. Pero si el gobierno está pecando de soberbia o insensibilidad ante un desgaste real de la economía familiar, y si minimiza los riesgos que representan las presiones externas para la micro y la macroeconomía, el costo será alto; no sólo enfrentarán las dificultades de una sacudida económica sino los reclamos y presiones populares que repercutirían directamente en los planes políticos del presidente Felipe Calderón y el PAN para los estratégicos comicios intermedios del 2009.
NOTAS INDISCRETAS… Anoche en Los Pinos se decidieron los primeros tres cambios en el gabinete del presidente Felipe Calderón. El primero se hizo oficial anoche con la renuncia de Beatriz Zavala a la Secretaría de Desarrollo Social, que presentó la yucateca por la tarde. Zavala renunció a su cargo y, oficialmente lo hizo ante la invitación para ocupar una posición en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN. Anoche en la oficina de Germán Martínez preparaban el anuncio de la incorporación de la yucateca a una secretaría de la dirigencia panista. El relevo en la Sedesol ya está definido y es un hombre muy cercano al presidente Calderón, el subsecretario de Hacienda Ernesto Cordero. Los otros dos cambios que ya están decididos y se harían públicos en las próximas horas serían, según fuentes de la casa presidencial, el del secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas Jiménez, que se iría ante el desconocimiento de las organizaciones campesinas que lo dejaron plantado en su mesa de diálogo la semana pasada. Y el otro cambio se daría por los rumbos de Bucareli y sería el de mayor envergadura en esta primera serie de movimientos del gabinete calderonista… El tema de Juan Camilo Mouriño y sus aspiraciones presidenciales despertó gran interés de los lectores. En varios correos, algunos de abogados y constitucionalistas, se afirma que si bien el artículo 82 establece el requisito de que el candidato presidencial sea “mexicano por nacimiento”, hay otro artículo de la Carta Magna, el 50, donde se señalan distintas posibilidades para que se adquiera la condición de mexicanidad por nacimiento. Entre esas posibilidades están las de ser hijo de padre o madre mexicano, sea por nacimiento o por naturalización. Hasta donde se sabe, por las biografías disponibles, los dos padres de Mouriño, Carlos Mouriño Atanes y María de los Ángeles Terrazo, nacieron en España. El primero en Vigo y su madre en la provincia de Avión. La familia de la señora Terrazo emigró de España y se estableció en México en los años 40, con la oleada migratoria de la Guerra Civil Española. No está claro si María de los Ángeles se naturalizó mexicana y si lo hizo desde la llegada de su familia a suelo mexicano. Si su madre no es naturalizada, no habría manera de que Mouriño tuviera la condición de “mexicano de nacimiento”, en caso contrario, si ella ya había adquirido la nacionalidad al momento de nacer Juan Camilo, entonces sí estaría habilitado. Aunque en ese caso, que sí fuera “mexicano por nacimiento”, otro correo de un lector agrega un punto muy interesante: y dice que el impedimento para Mouriño estaría en el hecho de que pudiera tener una doble nacionalidad, pues el artículo 32 constitucional dice a la letra: “El ejercicio de los cargos y funciones para los cuales, por disposición de la presente Constitución, se requiera ser mexicano por nacimiento, se reserva a quienes tengan esa calidad y no adquieran otra nacionalidad”. La pregunta entonces sería si Juan Camilo renunció a la ciudadanía española. ¿Por qué no aclara todo eso el jefe de la oficina presidencial?
Los dados mandan Escalera doble. Buen arranque de semana.