Cordero, Por La Ruta de Colosio
Indice Político / Francisco Rodríguez
"LE AYUDABA A Calderón con la tarea", cuando ambos cursaban la maestría de Economía en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Su cercanía y confianza son incuestionables. No por nada le encargó el gasto de los dineros públicos, durante los primeros meses de este sexenio. Ernesto Javier Cordero Arroyo es desde la semana anterior el nuevo secretario de Desarrollo Social de la Administración del señor Felipe Calderón y, para aquellos que gustan de las cábalas, quien mejor posicionado se encuentra para ocupar en unos años el sitial de sucesor.
Porque, como me decía hace unos días un avezado político, "(Juan Camilo) Mouriño se equivocó. No es por la ruta trazada por Esteban Moctezuma, sino por la que delineó Luis Donaldo Colosio, que se alcanza la Presidencia de la República en nuestro país". Tiene razón mi amigo.
Mouriño, en efecto, arribó también hace casi una semana a la titularidad de Gobernación. Llega tan o más desprotegido que Moctezuma en su oportunidad. Como a éste, lo único que lo hace fuerte es su cercanía indudable con el ocupante de Los Pinos, lo cual no es poco, pero le falta más: conocimiento de los actores, incluidos los de reparto… guión bien memorizado… saber moverse en el escenario y no nada más en la tramoya. Sí, le falta mucho, mucho más.
Ya se ha visto en los días recientes. Mientras los reflectores se han concentrado en seguir y hasta escudriñar los más íntimos detalles de la vida y personalidad de Mouriño –sobremanera, sus gustos enológicos y, claro, su nacionalidad, de la que aún nos debe el documento de renuncia a su hispanidad, de acuerdo a las leyes del reino de Juan Carlos I--, Ernesto Cordero ha ingresado al gabinete sin mucho que dar para hablar, excepción hecha de sus capacidades y, también, su indudable proximidad con el señor Calderón.
La ruta de Esteban Moctezuma es azarosa y arriesgada. Se trata de encauzar y, en los más de los casos, de controlar, sujetar, oprimir y hasta reprimir, dividiendo y dejando muchos muertos y heridos en el camino.
La ruta de Luis Donaldo Colosio es grata. Hay que dar, repartir, compartir, concertar, pactar, sumar, multiplicar, sumar, multiplicar y sumar, despejando la carretera que, bien construida, puede convertirse en autopista.
Ambos relevos en el equipo del señor Calderón, dicen los futurólogos, se suman a la promoción que hace unas cuantas semanas recibiera Germán Martínez. Con ellos, dicen, tiene la terna de la cual podría surgir el próximo candidato presidencial de Acción Nacional, partido que encabeza ahora el michoacano. ¿Sigue también éste la ruta de Colosio, como cuando el sonorense encabezó el PRI?
No. Es claro que Martínez Cazares carece del carisma y don de gentes que caracterizaba a Luis Donaldo. Es, más bien, su antitesis.
Así que si a usted le gusta participar en "el juego que todos jugamos", la sucesión presidencial, le recomiendo poner sus fichas en quien sigue la ruta Colosio.
La ruta Moctezuma no lleva a buen puerto.
"LE AYUDABA A Calderón con la tarea", cuando ambos cursaban la maestría de Economía en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Su cercanía y confianza son incuestionables. No por nada le encargó el gasto de los dineros públicos, durante los primeros meses de este sexenio. Ernesto Javier Cordero Arroyo es desde la semana anterior el nuevo secretario de Desarrollo Social de la Administración del señor Felipe Calderón y, para aquellos que gustan de las cábalas, quien mejor posicionado se encuentra para ocupar en unos años el sitial de sucesor.
Porque, como me decía hace unos días un avezado político, "(Juan Camilo) Mouriño se equivocó. No es por la ruta trazada por Esteban Moctezuma, sino por la que delineó Luis Donaldo Colosio, que se alcanza la Presidencia de la República en nuestro país". Tiene razón mi amigo.
Mouriño, en efecto, arribó también hace casi una semana a la titularidad de Gobernación. Llega tan o más desprotegido que Moctezuma en su oportunidad. Como a éste, lo único que lo hace fuerte es su cercanía indudable con el ocupante de Los Pinos, lo cual no es poco, pero le falta más: conocimiento de los actores, incluidos los de reparto… guión bien memorizado… saber moverse en el escenario y no nada más en la tramoya. Sí, le falta mucho, mucho más.
Ya se ha visto en los días recientes. Mientras los reflectores se han concentrado en seguir y hasta escudriñar los más íntimos detalles de la vida y personalidad de Mouriño –sobremanera, sus gustos enológicos y, claro, su nacionalidad, de la que aún nos debe el documento de renuncia a su hispanidad, de acuerdo a las leyes del reino de Juan Carlos I--, Ernesto Cordero ha ingresado al gabinete sin mucho que dar para hablar, excepción hecha de sus capacidades y, también, su indudable proximidad con el señor Calderón.
La ruta de Esteban Moctezuma es azarosa y arriesgada. Se trata de encauzar y, en los más de los casos, de controlar, sujetar, oprimir y hasta reprimir, dividiendo y dejando muchos muertos y heridos en el camino.
La ruta de Luis Donaldo Colosio es grata. Hay que dar, repartir, compartir, concertar, pactar, sumar, multiplicar, sumar, multiplicar y sumar, despejando la carretera que, bien construida, puede convertirse en autopista.
Ambos relevos en el equipo del señor Calderón, dicen los futurólogos, se suman a la promoción que hace unas cuantas semanas recibiera Germán Martínez. Con ellos, dicen, tiene la terna de la cual podría surgir el próximo candidato presidencial de Acción Nacional, partido que encabeza ahora el michoacano. ¿Sigue también éste la ruta de Colosio, como cuando el sonorense encabezó el PRI?
No. Es claro que Martínez Cazares carece del carisma y don de gentes que caracterizaba a Luis Donaldo. Es, más bien, su antitesis.
Así que si a usted le gusta participar en "el juego que todos jugamos", la sucesión presidencial, le recomiendo poner sus fichas en quien sigue la ruta Colosio.
La ruta Moctezuma no lleva a buen puerto.