Legitimidad costosa...
Manuel Avila Flores
Cuando Felipe Calderón, a fines del 2006, se vio en la dura encrucijada de conseguir el suficiente apoyo político para legitimarse en el poder (el electoral, el de la legalidad, le había dado apenas 250,000 votos en las urnas) quizá como Carlos Salinas de Gortari, vendió su alma al diablo. Salinas, luego de la “caída del sistema” y su dudosa victoria frente a Cuauhtémoc Cárdenas, se alió con los entonces hombres fuertes del PAN, Luis H. Alvarez y Diego Fernández de Cevallos, con el propósito también de legitimarse en el poder. En aquel tiempo, Alvarez y Fernández de Cevallos le dieron la espalda a su propio candidato, el Maquío Clouthier, para empezar a tejer los hilios que dieran la suma de peso político necesario para consolidar a Salinas.
Todos sabemos cómo terminó aquel triste episodio en la historia de México: el candidato del PRI a la Presidencia, Luis Donaldo Colosio, muerto; una peculiar guerrilla en el sureste mexicano; una devaluación monstruosa de la que todos se echaron la culpa, conocida como el “error de diciembre”, y que hizo a la mayoría de los mexicanos 50% más pobres; y, acusaciones de corrupción muy graves entre Salinas y los panistas, en donde se hablaba de “hermanos incómodos” y tierras en Punta Diamante, entre otras linduras. De tal manera, que Salinas pagó un precio muy alto por aferrarse al poder y la pregunta clave, en estos momentos, es si Felipe Calderón está dispuesto a pagarlo también.
PRIAN...
Si en 1988 Salinas buscó aliarse con el PAN para hacerle frente al PRD (entonces conocido como Frente Democrático Nacional), ahora, en el 2006, Calderón buscó al PRI. El PRIAN se revitalizó, pero no sabemos si los resultados serán los mismos del trágico sexenio salinista. Sin embargo, hay muchos elementos que nos hacen pensar que vamos por el mismo camino. Calderón no sólo se alió con el PRI, sino que se alió con lo más nefasto del PRI. Elba Esther Gordillo es una especie de “mazacote” ideológico, en donde de una manera muy práctica y camaleónica, un día se levanta tricolor, al otro día blanquiazul, al otro día se levanta como abejita del PANAL (no pongo los colores porque ni me acuerdo de ellos).
Y en fin, apoya a gobernadores tan disímbolos, no importa de qué partido sean y se ofrece como el “gran elector” de cualquier elección, municipal, estatal o federal. Tan sólo en una entrevista de la semana, hizo gala de su pragmatismo y, en respuesta a la pregunta de si en los próximos comicios el SNTE apoyará al PRI, declaró que: “Yo voy apoyar los ideales, el proyecto de país, los principios, y si éstos están interpretados en uno u otro lugar, no habrá prejuicios”. Por esta misma línea de observación, se aprecia que Manlio Fabio Beltrones es “pan con lo mismo”, no parecen importarle muchos los principios del PRI en aras de su lucimiento personal, o del engrandecimiento de su figura o poder político.
Viva la alegría...
Beltrones tiene relegada a Beatriz Paredes a un papel segundón, como presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, pero que no decide sino el color de los listones que lleva en el pelo y el de sus keshkemels (que son esos vestidotes que usa). De Emilio Gamboa, pues hay poco que decir: poco de su capacidad, poco de su imaginación y mucho más poco de su talento, como pastor (“coordinador”) de los diputados priístas. Y, sin embargo, mantiene el control de la Cámara de Diputados, como Manlio lo detenta en la de Senadores, apoyados con el “cheque en blanco” que les diera a cambio Calderón, por permitirle sentarse en la silla presidencial, aquel primero de diciembre de 2006.
Así, al tenor del maravilloso puente Guadalupe-Reyes, que por cierto iniciaré yo la próxima semana, si Gerardo me da permiso, a los diputados les valió el nombramiento de los nuevos funcionarios del IFE, que suplirían al presidente y a otros dos consejeros, quesque porque no se pusieron de acuerdo y no se quisieron dar albazo mutuo. Lo cierto es que ellos mismos quebrantan una ley que se autoimpusieron, violando un acuerdo donde se daban no más de 30 días, que se cumplieron el pasado jueves, para el nombramiento de estos funcionarios electorales. Demostrando con ello que, justamente carecen de la voluntad de llegar a los consensos necesarios, como ahora tanto presumen y machan en sus spots que, eso sí, ya no nos cuestan.
Limbo legislativo…
Siendo así, si a los diputados les vale un comino la ley, qué podemos esperar los ciudadanos de los narcotraficantes, los secuestradores, los líderes corruptos, los catadores de coñac (léase Marín y Nacif) y tantas otras joyas arqueológicas de nuestro sistema. Porque tenemos que decirlo, de igual manera como aquí se ha reconocido el trabajo de los Senadores y Diputados, que han mostrado más disposición y sensibilidad en esta Legislatura que en las correspondientes al sexenio pasado, tal vez porque la operación política de Calderón es más eficaz y los motiva a movilizarse, es francamente censurable que ahora boten todo, cobren sus jugosas dietas y se vayan a descansar o a “darle vuelo a la hilacha”.
Porque eso fue, ni más ni menos, el papelón que hicieron en lo relativo a la frustrada “renovación” del Instituto Federal Electoral. Sobre todo porque ello muestra, no necesariamente que buscan consensos reales, sino que al parecer no vieron satisfechas sus expectativas de repartirse las cuotas de influencia a las que aspiran los partidos, los tres principales de ellos. Y algo muy parecido pasó específicamente con los senadores, que por sus retardos y falta de claridad, para al final actuar con cierta premura, dejaron muy confusa la situación y a la opinión pública, en torno a la Reforma Judicial. A tal grado, que muchos temen que las medidas legalizadas, provoquen con su aplicación circunstancias tan calamitosas como las que supuestamente pretenden corregir.
“Justicia” ciega...
Porque ya se vio que la interpretación de las leyes en México, conforme corresponde en gran medida a quienes las aplican y, al mismo tiempo, son las autoridades que supuestamente velan por la integridad del espíritu que las anima, tiene grandes defectos. Para los poderes económico, político o de la delincuencia es una, y para la ciudadanía común y corriente es otra. Radicalmente distanciadas. Y por desgracia, los legisladores hacen muy poco para corregir la situación. En este caso, los Senadores mostraron cierto descuido y desgano, muy probablemente porque están muy cansados de tanto alabar y rendir pleitesía a Manlio Fabio Beltrones.
Al fin y al cabo que México es un país muy seguro, donde no hay muchos crímenes (poca madre). Y a quién le extrañan estas actitudes colegiadas, si a la misma Suprema Corte le valió madre el asunto de Lydia Cacho contra Mario Marín, donde exoneraron al gober precioso de cualquier atentado a los derechos humanos de la periodista, a pesar de que prácticamente trapeó con ella casi dos mil kilómetros de carretera, la encarcelaron arbitrariamente, y desconocieron la florida conversación telefónica entre Kamel Nacif y Mario Marín, que tuvo como resultado el obsequio de “dos bellísimas botellas de coñac”.
Gobernante acotado...
Precisamente a raíz de la defensa de esta “resolución” del caso, que hizo el ministro presidente de la SCJN, Guillermo Ortiz Mayagoitia, en su informe, donde afirmó varias veces que el organismo no tenía facultades para una u otra cosa, los críticos -que son muchísimos- concluyeron que eso quiere decir que sus integrantes (al menos los que votaron a favor del gober precioso), “están mal de sus facultades”. Y con todos ellos y las consecuencias de sus actos, tiene que lidiar el Presidente de la República. El problema es que, en muchos momentos, se le aprecia inmóvil, estático, falto de energía o voluntad, y quizá hasta “de poder”, para transformar en sentido positivo estas deficiencias estructurales.
Por supuesto, él se defiende con el argumento de que “tiene una opinión personal, pero es prudente y no quiere violentar con críticas la relación institucional entre poderes”, pero la mayoría de los analistas lo atribuye a algo más: la cantidad de compromisos y facturas que tuvo que fraguar, durante y -como estamos viendo- al terminar la campaña, con tal de apuntalar su posición. Qué tanto no habrá vendido su alma al diablo Calderón, advierten los que saben, que por favorecer a estos personajeros de la política mexicana tuvo severos enfrentamientos con los súper ricos que lo llevaron al poder como Emilio Azcárraga, Roberto Hernández, Carlos Slim, Ricardo Salinas, el CCE, y la COPARMEX, que acusaron a la reforma electoral de atentatoria contra la libertad de expresión y tendiente al establecimiento de una “partidocracia”.
Calderón reducido...
Con lo que, en la práctica, se está ocasionando una situación que provoca que el presidente se encuentre entre dos fuegos, que seguramente no conducirán al país a nada bueno. Que conste, como siempre, y para que no surjan las críticas de que aquí todo se ve de manera negativa y el espacio se “llena de odio”. No son ganas de molestar, es muy en serio, porque en ello se juega su futuro inmediato, su paz social y su estabilidad política, el país se ve carente de liderazgo, se ve carente de jefe político, se ve carente de un juez puntual que ordene los intereses enfrentados entre los diferentes sectores que componen la nación. Un verdadero estadista, pues. Sin duda Calderón es mejor que Fox y tiene más oficio, pero tendrá que hacer gala de toda su capacidad para salir avante.
Hay una vieja lección que señala que, en política, no puede haber vacíos porque se llenan automáticamente y a veces, los vacíos de poder que dejan las gentes electas legalmente, son llenados por los perversos oportunistas que sólo buscan consolidar sus ambiciones, sus estructuras, sus facciones y, a la larga, las guerras intestinas que provocan son devastadoras para el país. La malsana relación entre el PRI y el PAN desde 1988, ha sido catastrófica para el país. Entre otras cosas, ha permitido la llegada al poder de gente tan menor como Ernesto Zedillo y Vicente Fox, que no hicieron otra cosa que reducir las expectativas de éxito de nuestra nación. Ojalá Felipe entienda que los mexicanos lo pusieron ahí con un propósito, que se convierta en el “Gallo Giro” o “El Hijo Desobediente”, de los que tanto hablaba en su campaña, y no en el “Gutiérritos”, austero hasta de principios, que vemos ahora en el poder.
Cuando Felipe Calderón, a fines del 2006, se vio en la dura encrucijada de conseguir el suficiente apoyo político para legitimarse en el poder (el electoral, el de la legalidad, le había dado apenas 250,000 votos en las urnas) quizá como Carlos Salinas de Gortari, vendió su alma al diablo. Salinas, luego de la “caída del sistema” y su dudosa victoria frente a Cuauhtémoc Cárdenas, se alió con los entonces hombres fuertes del PAN, Luis H. Alvarez y Diego Fernández de Cevallos, con el propósito también de legitimarse en el poder. En aquel tiempo, Alvarez y Fernández de Cevallos le dieron la espalda a su propio candidato, el Maquío Clouthier, para empezar a tejer los hilios que dieran la suma de peso político necesario para consolidar a Salinas.
Todos sabemos cómo terminó aquel triste episodio en la historia de México: el candidato del PRI a la Presidencia, Luis Donaldo Colosio, muerto; una peculiar guerrilla en el sureste mexicano; una devaluación monstruosa de la que todos se echaron la culpa, conocida como el “error de diciembre”, y que hizo a la mayoría de los mexicanos 50% más pobres; y, acusaciones de corrupción muy graves entre Salinas y los panistas, en donde se hablaba de “hermanos incómodos” y tierras en Punta Diamante, entre otras linduras. De tal manera, que Salinas pagó un precio muy alto por aferrarse al poder y la pregunta clave, en estos momentos, es si Felipe Calderón está dispuesto a pagarlo también.
PRIAN...
Si en 1988 Salinas buscó aliarse con el PAN para hacerle frente al PRD (entonces conocido como Frente Democrático Nacional), ahora, en el 2006, Calderón buscó al PRI. El PRIAN se revitalizó, pero no sabemos si los resultados serán los mismos del trágico sexenio salinista. Sin embargo, hay muchos elementos que nos hacen pensar que vamos por el mismo camino. Calderón no sólo se alió con el PRI, sino que se alió con lo más nefasto del PRI. Elba Esther Gordillo es una especie de “mazacote” ideológico, en donde de una manera muy práctica y camaleónica, un día se levanta tricolor, al otro día blanquiazul, al otro día se levanta como abejita del PANAL (no pongo los colores porque ni me acuerdo de ellos).
Y en fin, apoya a gobernadores tan disímbolos, no importa de qué partido sean y se ofrece como el “gran elector” de cualquier elección, municipal, estatal o federal. Tan sólo en una entrevista de la semana, hizo gala de su pragmatismo y, en respuesta a la pregunta de si en los próximos comicios el SNTE apoyará al PRI, declaró que: “Yo voy apoyar los ideales, el proyecto de país, los principios, y si éstos están interpretados en uno u otro lugar, no habrá prejuicios”. Por esta misma línea de observación, se aprecia que Manlio Fabio Beltrones es “pan con lo mismo”, no parecen importarle muchos los principios del PRI en aras de su lucimiento personal, o del engrandecimiento de su figura o poder político.
Viva la alegría...
Beltrones tiene relegada a Beatriz Paredes a un papel segundón, como presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, pero que no decide sino el color de los listones que lleva en el pelo y el de sus keshkemels (que son esos vestidotes que usa). De Emilio Gamboa, pues hay poco que decir: poco de su capacidad, poco de su imaginación y mucho más poco de su talento, como pastor (“coordinador”) de los diputados priístas. Y, sin embargo, mantiene el control de la Cámara de Diputados, como Manlio lo detenta en la de Senadores, apoyados con el “cheque en blanco” que les diera a cambio Calderón, por permitirle sentarse en la silla presidencial, aquel primero de diciembre de 2006.
Así, al tenor del maravilloso puente Guadalupe-Reyes, que por cierto iniciaré yo la próxima semana, si Gerardo me da permiso, a los diputados les valió el nombramiento de los nuevos funcionarios del IFE, que suplirían al presidente y a otros dos consejeros, quesque porque no se pusieron de acuerdo y no se quisieron dar albazo mutuo. Lo cierto es que ellos mismos quebrantan una ley que se autoimpusieron, violando un acuerdo donde se daban no más de 30 días, que se cumplieron el pasado jueves, para el nombramiento de estos funcionarios electorales. Demostrando con ello que, justamente carecen de la voluntad de llegar a los consensos necesarios, como ahora tanto presumen y machan en sus spots que, eso sí, ya no nos cuestan.
Limbo legislativo…
Siendo así, si a los diputados les vale un comino la ley, qué podemos esperar los ciudadanos de los narcotraficantes, los secuestradores, los líderes corruptos, los catadores de coñac (léase Marín y Nacif) y tantas otras joyas arqueológicas de nuestro sistema. Porque tenemos que decirlo, de igual manera como aquí se ha reconocido el trabajo de los Senadores y Diputados, que han mostrado más disposición y sensibilidad en esta Legislatura que en las correspondientes al sexenio pasado, tal vez porque la operación política de Calderón es más eficaz y los motiva a movilizarse, es francamente censurable que ahora boten todo, cobren sus jugosas dietas y se vayan a descansar o a “darle vuelo a la hilacha”.
Porque eso fue, ni más ni menos, el papelón que hicieron en lo relativo a la frustrada “renovación” del Instituto Federal Electoral. Sobre todo porque ello muestra, no necesariamente que buscan consensos reales, sino que al parecer no vieron satisfechas sus expectativas de repartirse las cuotas de influencia a las que aspiran los partidos, los tres principales de ellos. Y algo muy parecido pasó específicamente con los senadores, que por sus retardos y falta de claridad, para al final actuar con cierta premura, dejaron muy confusa la situación y a la opinión pública, en torno a la Reforma Judicial. A tal grado, que muchos temen que las medidas legalizadas, provoquen con su aplicación circunstancias tan calamitosas como las que supuestamente pretenden corregir.
“Justicia” ciega...
Porque ya se vio que la interpretación de las leyes en México, conforme corresponde en gran medida a quienes las aplican y, al mismo tiempo, son las autoridades que supuestamente velan por la integridad del espíritu que las anima, tiene grandes defectos. Para los poderes económico, político o de la delincuencia es una, y para la ciudadanía común y corriente es otra. Radicalmente distanciadas. Y por desgracia, los legisladores hacen muy poco para corregir la situación. En este caso, los Senadores mostraron cierto descuido y desgano, muy probablemente porque están muy cansados de tanto alabar y rendir pleitesía a Manlio Fabio Beltrones.
Al fin y al cabo que México es un país muy seguro, donde no hay muchos crímenes (poca madre). Y a quién le extrañan estas actitudes colegiadas, si a la misma Suprema Corte le valió madre el asunto de Lydia Cacho contra Mario Marín, donde exoneraron al gober precioso de cualquier atentado a los derechos humanos de la periodista, a pesar de que prácticamente trapeó con ella casi dos mil kilómetros de carretera, la encarcelaron arbitrariamente, y desconocieron la florida conversación telefónica entre Kamel Nacif y Mario Marín, que tuvo como resultado el obsequio de “dos bellísimas botellas de coñac”.
Gobernante acotado...
Precisamente a raíz de la defensa de esta “resolución” del caso, que hizo el ministro presidente de la SCJN, Guillermo Ortiz Mayagoitia, en su informe, donde afirmó varias veces que el organismo no tenía facultades para una u otra cosa, los críticos -que son muchísimos- concluyeron que eso quiere decir que sus integrantes (al menos los que votaron a favor del gober precioso), “están mal de sus facultades”. Y con todos ellos y las consecuencias de sus actos, tiene que lidiar el Presidente de la República. El problema es que, en muchos momentos, se le aprecia inmóvil, estático, falto de energía o voluntad, y quizá hasta “de poder”, para transformar en sentido positivo estas deficiencias estructurales.
Por supuesto, él se defiende con el argumento de que “tiene una opinión personal, pero es prudente y no quiere violentar con críticas la relación institucional entre poderes”, pero la mayoría de los analistas lo atribuye a algo más: la cantidad de compromisos y facturas que tuvo que fraguar, durante y -como estamos viendo- al terminar la campaña, con tal de apuntalar su posición. Qué tanto no habrá vendido su alma al diablo Calderón, advierten los que saben, que por favorecer a estos personajeros de la política mexicana tuvo severos enfrentamientos con los súper ricos que lo llevaron al poder como Emilio Azcárraga, Roberto Hernández, Carlos Slim, Ricardo Salinas, el CCE, y la COPARMEX, que acusaron a la reforma electoral de atentatoria contra la libertad de expresión y tendiente al establecimiento de una “partidocracia”.
Calderón reducido...
Con lo que, en la práctica, se está ocasionando una situación que provoca que el presidente se encuentre entre dos fuegos, que seguramente no conducirán al país a nada bueno. Que conste, como siempre, y para que no surjan las críticas de que aquí todo se ve de manera negativa y el espacio se “llena de odio”. No son ganas de molestar, es muy en serio, porque en ello se juega su futuro inmediato, su paz social y su estabilidad política, el país se ve carente de liderazgo, se ve carente de jefe político, se ve carente de un juez puntual que ordene los intereses enfrentados entre los diferentes sectores que componen la nación. Un verdadero estadista, pues. Sin duda Calderón es mejor que Fox y tiene más oficio, pero tendrá que hacer gala de toda su capacidad para salir avante.
Hay una vieja lección que señala que, en política, no puede haber vacíos porque se llenan automáticamente y a veces, los vacíos de poder que dejan las gentes electas legalmente, son llenados por los perversos oportunistas que sólo buscan consolidar sus ambiciones, sus estructuras, sus facciones y, a la larga, las guerras intestinas que provocan son devastadoras para el país. La malsana relación entre el PRI y el PAN desde 1988, ha sido catastrófica para el país. Entre otras cosas, ha permitido la llegada al poder de gente tan menor como Ernesto Zedillo y Vicente Fox, que no hicieron otra cosa que reducir las expectativas de éxito de nuestra nación. Ojalá Felipe entienda que los mexicanos lo pusieron ahí con un propósito, que se convierta en el “Gallo Giro” o “El Hijo Desobediente”, de los que tanto hablaba en su campaña, y no en el “Gutiérritos”, austero hasta de principios, que vemos ahora en el poder.