UN MEXICO CONFRONTADO ......
josé gil olmos
México, D.F., 11 de septiembre (apro).- Atentados de la guerrilla, reforma del Estado, inundaciones, cambios a la ley electoral, peleas con los dueños de las televisoras y ejecuciones del narco. Todo esto pasó en el país en unos días mientras Felipe Calderón estaba de viaje en Asia y Oceanía.
El lunes por la madrugada la guerrilla realizó los atentados más severos en su historia: Puso 12 cargas de explosivo sintético en gasoductos de Pemex en Tlaxcala y Veracruz para volar los canales de suministro a más de mil empresas y 12 entidades, incluyendo al Distrito Federal.
El EPR emitió un comunicado en el que calificó a Calderón de “ilegitimo”; advirtió que continuará sus acciones guerrilleras hasta dos de sus compañeros desaparecidos desde mayo pasado sean presentados con vida.
¿Y Felipe Calderón? Desde Australia dijo que “condenaba enérgicamente” las acciones del EPR y aseguró que eran un “atentado a la democracia”.
Dos días después de los atentados Andrés Manuel López Obrador hizo lo que Calderón no ha podido hacer: Lanzar un discurso como jefe del Ejecutivo desde la Cámara de Diputados.
El presidente “legítimo”, como se autodenomina López Obrador, llamó a Calderón “usurpador”, “espurio” y “mentiroso” por no haber sostenido sus promesas de campaña de reducir los gastos de la burocracia en su propuesta de presupuesto.
Este martes, en el Senado de la República los representantes de los medios electrónicos hicieron sentir su poder y se lanzaron en contra de la reforma electoral propuesta por el PRI y PRD, la cual propone la prohibición a los candidatos de comprar espacios de propaganda en radio y televisión.
Los locutores de todas las estaciones de radio y televisión se les echaron encima a los legisladores en defensa del enorme negocio que significa la venta de miles de spots a los candidatos y sus partidos. Televisa y TV Azteca demostraron el poder que han adquirido y que se multiplicó con los nuevos acuerdos alcanzados con Calderón desde los tiempos de campaña en el 2006. Se mostraron como los poderes fácticos que son, capaces de doblegar al propio gobierno, con tal de no perder el negocio de las campañas políticas.
¿Y Calderón? Pues seguía de viaje, ahora por la India, en búsqueda de inversiones.
Así, mientras Calderón seguía de viaje, otro conflicto ha comenzado a dar muestras de que se agravará: las inundaciones en varios estados del país ya han empezado a generar problemas epidemiológicos, además tendrán un impacto negativo en la economía familiar, en la pérdida de empleos y de cosechas.
La crisis económica y de generación de empleos es evidente en el país. El impacto de las lluvias en la producción de alimentos es claro y ante la escasez de algunos de ellos, los más importantes, los precios seguramente se incrementarán. A Calderón parece no importarle la microeconomía, el bolsillo de los mexicanos, sino la macroeconomía y con ello cierra los ojos ante los conflictos sociales que se pueden generar a raíz de estos fenómenos meteorológicos.
Tampoco parece importarle el pleito de las televisoras y los partidos políticos –menos el PAN--, por la reforma electoral, en la cual se incluye la prohibición de la compra de spots en tiempos de campaña. Pareciera plan con maña, es decir, dejar que los legisladores pierdan la batalla con los dueños de los medios, principalmente radio y televisión, y al final dejar que haya cambios en una parte del IFE como muestra de “buena voluntad” de su parte.
A Calderón no parece importarle nada de esto, ni la falta de empleos, la crisis económica, las acciones cada vez más fuerte de la guerrilla o las catástrofes naturales. Lo que parece importarle más es arrebatarle la dirección del PAN a su enemigo Manuel Espino y apuntalar su imagen rumbo a las elecciones del 2009 cuando intentará ganar la mayoría de la Cámara de Diputados.
Por eso no es extraño ver que en nueve meses, el gobierno federal ha erogado 3,700 millones de pesos en promoción de obra pública y mensajes oficiales, lo que significa un gasto de 13 millones 700 mil pesos diarios, principalmente en televisión, es decir, 3 veces más que la administración de Vicente Fox.
Ese es el rostro del presidente del empleo, el rostro que le dan las televisoras.