LA DESCONCIDA HISTORIA DE LA REFORMA ELECTORAL
Alejandro Almazán
Para muchos, los acuerdos que se han ido develando entre PAN, PRD y PRI para la reforma electoral han resultado más que sorpresivos. ¿Cómo es posible que esos tres partidos antagónicos hayan podido convenir y llegar a compromisos sobre temas como cero pesos para publicidad electoral en medios electrónicos, o bien la salida de los consejeros electorales del IFE? ¿Cuándo y dónde se sentaron a la mesa? ¿Cómo convencieron a Emilio Gamboa? ¿Cuál fue la posición de Santiago Creel y el resto de los panistas? ¿Qué tanto supo Felipe Calderón de estas pláticas y hasta dónde estuvo de acuerdo? ¿Y los perredistas, qué tuvieron que ceder?
He aquí la historia de una negociación que arrancó hace tres meses a la vista de todos.
Hasta los primeros días de septiembre, sólo faltaba por convencer al diputado priista Emilio Gamboa Patrón. Su estrecha relación con las televisoras era un obstáculo real para que PAN, PRD y el propio PRI lograran amarrar la reforma electoral en un punto medular: cercenarle a los medios electrónicos el dinero de las campañas.
El senador Manlio Fabio Beltrones ya había accedido a tal medida. Supo que si quería ser presidenciable necesitaba jugar con reglas más equitativas, métodos que desaceleraran el paso del gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto y su chequera abierta.
Pero Gamboa no cedía. Le daba decenas de pretextos a Beltrones. Quizá por eso Manlio le pidió a tres perredistas que le ayudaran a persuadirlo.
Y a una cena en un restaurante de Polanco, Gamboa fue citado. Ahí estaban los priistas Beltrones y Jesús Murillo Karam, y los perredistas Javier González Garza, Carlos Navarrete y Guadalupe Acosta.
Para muchos, los acuerdos que se han ido develando entre PAN, PRD y PRI para la reforma electoral han resultado más que sorpresivos. ¿Cómo es posible que esos tres partidos antagónicos hayan podido convenir y llegar a compromisos sobre temas como cero pesos para publicidad electoral en medios electrónicos, o bien la salida de los consejeros electorales del IFE? ¿Cuándo y dónde se sentaron a la mesa? ¿Cómo convencieron a Emilio Gamboa? ¿Cuál fue la posición de Santiago Creel y el resto de los panistas? ¿Qué tanto supo Felipe Calderón de estas pláticas y hasta dónde estuvo de acuerdo? ¿Y los perredistas, qué tuvieron que ceder?
He aquí la historia de una negociación que arrancó hace tres meses a la vista de todos.
Hasta los primeros días de septiembre, sólo faltaba por convencer al diputado priista Emilio Gamboa Patrón. Su estrecha relación con las televisoras era un obstáculo real para que PAN, PRD y el propio PRI lograran amarrar la reforma electoral en un punto medular: cercenarle a los medios electrónicos el dinero de las campañas.
El senador Manlio Fabio Beltrones ya había accedido a tal medida. Supo que si quería ser presidenciable necesitaba jugar con reglas más equitativas, métodos que desaceleraran el paso del gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto y su chequera abierta.
Pero Gamboa no cedía. Le daba decenas de pretextos a Beltrones. Quizá por eso Manlio le pidió a tres perredistas que le ayudaran a persuadirlo.
Y a una cena en un restaurante de Polanco, Gamboa fue citado. Ahí estaban los priistas Beltrones y Jesús Murillo Karam, y los perredistas Javier González Garza, Carlos Navarrete y Guadalupe Acosta.