DEL EDITORIAL DE DIARIO LIBERTAD
Reunidos en lo que bien pudo haber sido un aquelarre de personas que se dedican a los medios de comunicación y a legislar, el día de ayer se protagonizó un deprimente espectáculo en el que los participantes se quisieron pasar de listos y pensaron que todos nos creímos su vergonzante farsa.
Unos, los senadores de hoy, que ayer como diputados firmaron la llamada Ley Televisa, carentes de argumentos para defender su pueril posición con respecto a la realidad de lo que sucede en las campañas políticas.
Y los otros, los medios de comunicación, defendiendo lo que ellos llaman libertad de expresión, pero que bien podría llamarse libertad de extorsión. Pues para nadie es desconocido que utilizan su libertad de expresión para pegar y cobrar.
Cabe aclarar que para ejercer la Libertad de Expresión, primero se requiere ser libre; y ninguno de los medios que participaron en la sesión lo es, pues obedecen ciegamente a quienes les pagan, es decir, a sus patrocinadores, principalmente las poderosas transnacionales.
Destacándose en su miseria Pedro Ferriz y Rogerio Azcárraga, quienes como común denominador evidenciaron que lo que les importa es el dinero y que desconocen el sentido social que debe caracterizar a ese tipo de concesiones. Aunque también se puede pensar que les conviene desconocerlo.
Para que finalmente todo terminara en una farsa que de antemano sabemos que nadie va a cumplir. Porque si las Leyes vigentes sobre la comunicación, se cumplieran al pié de la letra, entonces el espectro estaría casi vacío.
El que estén en riesgo de desaparecer el 70 % de las radiodifusoras, es porque cualquiera se siente comunicador y lo cierto es que lanzan al aire basura. La calidad de sus programaciones deja mucho que desear y ciertamente no es fácil comercializar la basura. Sin soslayar que el Internet les está haciendo cada vez más mella.
Pero hay más, pues resulta que los que ahora defienden a ultranza la Libertad de Expresión (la bandera de Diario Libertad) son los primeros violadores de la misma.
Muchos buenos periodistas; de hecho, los mejores, han sido corridos de la radio y de la TV (y por supuesto también de muchos periódicos) por ejercerla.
La Libertad de Expresión es un tabú para los medios de comunicación. Un tabú que solo sacan a la luz pública para extorsionar, para chantajear, para traficar con influencias.
Pero finalmente los legisladores y los integrantes de la Cámara Nacional de Radio y TV, a quienes ya les quitaron buen dinero de las campañas (el que ahora recibirán por debajo de la mesa para apoyar o para denostar, da igual, ser recibe de todo) dialogaron acerca de los intereses de una sociedad, a la que dicho sea de paso, no la invitaron a participar. Cosas de la Democracia.