Y CON TODO ESTO, AUN ASI VOTARON POR ELLOS? LO DICHO "EL QUE POR SU GUSTO ES BUEY HASTA LA COYUNTA LAME"
Fátima Monterrosa
No importa cuál sea su nombre.
Ni si es del PAN o del PRI.
No importa quién sea a fin de cuentas declarado ganador de la contienda por el tribunal electoral —estatal o federal— que dictamine sobre el recuento defintivo de los votos.
Sea quien sea, llámese Jorge Hank o Guadalupe Osuna, el próximo gobernador de Baja California llegará marcado por un sello que no podrá quitarse nunca: el fango.
Sí, porque comparada con lo que ocurrió en Baja California, la “guerra sucia” de la pasada elección presidencial es un juego de niños. En esa entidad, PRI y PAN hicieron de lo inmoral su principal virtud y le dieron a la violencia verbal y auditiva cartas de naturalización en su propaganda electoral.
Porque si fuera cierta tan sólo una de las acusaciones que por miles se lanzaron día tras día en spots de radio y televisión, llámese Hank o llámese Osuna, antes que al palacio de Gobierno, cualquiera de los dos tendría que ingresar al Cereso local.
El Centro de Análisis e Investigación Fundar realizó un monitoreo de los promocionales que difundieron los partidos políticos y encontró que uno de cada cinco spots contenía imágenes de violencia y asesinatos.
Siete fueron patrocinados por el Partido Acción Nacional; cinco por el Partido Revolucionario Institucional; cinco por el Partido de la Revolución Democrática, y uno más por una desconocida asociación civil de mujeres.
En entrevista, Miguel Acosta Valverde, responsable del proyecto de monitoreo de Fundar, expresa que de los 82 spots que se difundieron durante todo el proceso electoral, 18 eran de corte negativo y violento.
“La política en Baja California llegó a un grado en que se vale de todo con el objetivo de que no gane el contrincante. Es la primera vez que tenemos un proceso electoral en el que los partidos políticos han recurrido a presentar imágenes negativas y también a denostar al adversario. Recurren a expresiones verbales, alusiones ofensivas, hablan de la vida personal de los candidatos, pareciera una continuación del proceso electoral de 2006”.
El investigador de Fundar establece que con la propaganda negra se distorsionó el proceso electoral, se socavó la estabilidad institucional, se debilitaron los partidos políticos y se afectó a la democracia.
Y llama la atención, especialmente, sobre el hecho de que a partir de 2006 el PAN ha utilizado como estrategia de campaña la “guerra sucia” para tratar de ganar elecciones.
José Guadalupe Osuna Millán (PAN) y Jorge Hank (PRI) aparecieron cada 15 minutos en la pantalla televisiva, según lo reveló el propio Acción Nacional. El 30 de julio, la dirigencia estatal panista dio a conocer un monitoreo que señala que en sólo 48 días ambos candidatos habían emitido 4 mil 431 spots en televisión.
Los reportes del blanquiazul indican que Hank transmitió 2 mil 575 promocionales y Osuna “nada más” mil 856.
Cerca de cien spots diarios se difundieron por televisión del 24 de mayo al 10 de julio.
Y eso que faltaron por monitorear más de 20 días.
Las cifras del PAN señalaron que a partir del 20 de junio, cuando el Tribunal Electoral de Baja California canceló la candidatura de Jorge Hank, el priista llegó a transmitir cerca de 160 spots diarios, hasta que el Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación le restituyó la candidatura el 6 de julio.
Los spots del miedo
Fotografías de cuerpos ensangrentados, de personas ejecutadas por el crimen organizado —con todo y tiro de gracia en la cabeza—, fueron utilizadas por el PAN para pedir el voto y atacar a Jorge Hank Rhon.
Videos de persecuciones policiacas, enfrentamiento a balazos y confesiones de narcopolicías torturados sirvieron a Jorge Hank Rhon para responder a los embates del PAN, para sacudir a su oponente Guadalupe Osuna, y para persuadir a los electores que él era la mejor opción de gobierno. Para decirles que no solaparía al crimen organizado, como lo hicieron durante 18 años las autoridades panistas.
Acusaciones que, en medio de la batallas por televisión, recibieron un bazukazo cuando el diario Reforma dio a conocer la transcripción de una serie de grabaciones que exhibían la colusión entre autoridades policiacas bajo el mando de Hank cuando fue alcalde de Tijuana con grupos de narcotraficantes.
El PRD, por su parte, se colgó de los spots producidos por el PAN para embestir a Hank Rhon.
Escenas que aparecieron cada 15 minutos en la televisión estatal.
Dieciocho spots con mensajes de violencia, asesinatos y denigración de personas se transmitieron sin importar horarios ni edades del auditorio.
Fue la continuidad, pero con mayor intensidad, de la “guerra sucia” de la elección presidencial de 2006 que se infiltró por primera vez en una contienda estatal, la de Baja California. En esa entidad del norte del país donde el crimen organizado ha sentado sus bases y donde una persona es ejecutada cada tercer día.
Durante mil 776 horas los bajacalifornianos vieron, escucharon y vivieron la guerra mediática entre un ingeniero industrial que nació en el estado de México, que a los 25 años estableció su residencia en Tijuana y que posee una fortuna de mil millones de dólares, contra un economista que nació en Sinaloa, que llegó a la ciudad de los burros acebrados a los 16 años para trabajar en las maquiladoras y que tiene bienes valuados en 7 millones de pesos.
A lo largo de 74 días, Jorge Hank Rhon y José Guadalupe Osuna Millán se disputaron la gubernatura. Y en este momento, sólo uno saborea el triunfo, sólo uno resultó ganador de la contienda donde se privilegiaron ataques, acusaciones y descalificaciones.
Pero sea quien sea el ganador final, su sello será indeleble: el fango.
Para muestra de ello, he aquí algunos de esos spots.
Primera escena:
Un helicóptero de la policía persigue a un grupo de delincuentes. Desde el vehículo en marcha los hombres disparan con armas de alto poder a los agentes policiacos. Se escuchan ráfagas de metralletas y el ulular de las sirenas.
Fuego cruzado.
Una camioneta explota en medio del tiroteo entre la policía y los hombres armados.
Son imágenes de película.
Aparece sentado a un lado de la pantalla de un televisor Jorge Hank Rhon.
Con el control remoto apaga la televisión de plasma.
El candidato de la Alianza para que Vivas Mejor —conformada por PRI, PVEM y Partido Estatal de Baja California (PEBC)— lanza una crítica:
“Cómo me gustaría que la violencia que vivimos en Baja California fuera como en el cine, de a mentiritas, porque aquí desgraciadamente la realidad supera la ficción… Desde hace 18 años, Baja California ocupa el primer lugar en delincuencia y todo porque estos tres gobiernos no han tenido ni los pantalones ni la inteligencia para combatir a la delincuencia”.
La imagen se cierra, se enfoca en el rostro de este empresario que apenas hace tres años ingresó de lleno a la política, a pesar de que su padre, El Profesor Carlos Hank González, fue un político de tiempo completo.
Fue en 2004 cuando Hank Rhon puso en jaque al PAN, en la frontera norte del país, donde el partido blanquiazul sentó sus reales desde hace tres sexenios. Ni más ni menos.
Y es que primero le arrebató al PAN la alcaldía de Tijuana, luego se puso como meta quitarles la gubernatura.
Logró revertir los 16 puntos de ventaja que le sacaba José Guadalupe Osuna Millán, el candidato de la Alianza por Baja California —integrada por PAN, Panal y el Partido Encuentro Social (PES)—. Cuando arrancó el proceso electoral, Hank Rhon contaba con 28 por ciento de aceptación entre la población, luego subió a 40.7 por ciento de las preferencias sobre el candidato del gobierno en el poder.
En el video, el hijo de El Profesor —quien fue gobernador del estado de México, regente del Departamento del Distrito Federal, secretario de Agricultura y de Turismo, alcalde de Toluca y diputado federal—, arremetió en contra de las administraciones del PAN que han gobernado durantes tres sexenios consecutivos.
Dueño de casas de apuestas en 22 estados del país, de las que obtiene ganancias de por lo menos 10 mil millones de pesos anuales, Hank Rhon puso en juego su capital político para ganar la gubernatura.
Y es que goza de mala fama: se le vincula con el narcotráfico y ha sido acusado de ordenar el asesinato del periodista Héctor Miranda El Gato Félix, directivo del semanario Zeta, en 1988. La sombra de El Gato Félix lo persigue desde hace 19 años.
Pero esas acusaciones poco le importan al priista.
“Yo sí acabaré con la delincuencia porque en mi gobierno no permitiré que nadie esté por encima de la ley. Y tú ya me conoces, yo no me rajo”.
El spot televisivo dura 60 segundos.
Segunda escena:
Aparece un teléfono fax y una copa de vino.
Suena el timbre del teléfono y de inmediato una voz con tono macabro contesta la llamada con el siguiente mensaje:
“Gracias por llamar al corporativo Hy7, donde le patrocinamos de todo”. De inmediato la misma voz lanza una siniestra carcajada.
“Para comprar gente marque uno; animales exóticos, marque dos; para comprar jóvenes marque tres; para comprar partidos políticos marque cuatro; para comprar candidatos marque cinco; para convertir Tijuana en San Diego marque seis; para comprar restaurantes de comida china y hacerlos casa de gobierno marque siete; para comprar su voto marque ocho”.
La imagen se abre y capta todo el escenario. Al lado de la mesa donde se encuentra el teléfono fax con la copa de vino, se muestra un chaleco rojo con las iniciales “Hy7” colgado sobre una silla de piel. El chaleco es idéntico al que usó Jorge Hank durante toda su campaña. Y como distintivo de su campaña utilizó la letra H y el número 7.
La voz continúa:
“Y como para mí la mujer es mi animal preferido —se escucha de nuevo la temible risa— ¡me encanta!, marque nueve. Y para comprar gente como extra para mis anuncios marque cero. Y nuevamente muchas gracias por marcar. Recuerde que yo compro todo. ¡Ja ja ja ja ja ja!
Luego, en fondo negro aparecen estas preguntas: “¿Tú vendes tu voto? ¡Yo tampoco!”
El Instituto Electoral del Estado impuso una multa de 101 mil pesos al PAN por considerar que este spot denigraba, ofendía y estaba encaminado a perjudicar al candidato del PRI. Pero la guerra no paró ahí.
Tercera escena:
En la pantalla de la televisión aparece un anuncio que dice:
“A Jorge Hank le faltaron... En el 2004 dijo...”
Y aparece una crestomatia del candidato del PRI sentado en un restaurante, en una conferencia de prensa cuando era candidato a la presidencia municipal de Tijuana, mientras dice:
“Para mantener la seguridad se necesita inteligencia y muchos de éstos”. Entonces muestra con sus manos un plato de huevos que se encuentra sobre la mesa.
Enseguida aparecen fotografías de personas que han sido ejecutadas.
La cabeza putrefacta de un hombre con los ojos vendados, la nariz y los labios morados e hinchados por los golpes que recibió.
La voz en off agrega: “Dijo que tenía los tamaños para acabar con la inseguridad. ¡No los tuvo!”
Después aparece una serie de fotografías de hombres ejecutados: en el interior de un vehículo rociado de balas yace un cadáver. Le sigue uno sin camisa, baleado, tirado en el suelo. Aparece el rostro inerte de un joven, otro más que yace en camilla todo ensangrentado, uno degollado.
Las imágenes son brutales.
Se oye a la voz en off: “Trajo sangre y violencia a Tijuana. No queremos huevos tibios…” Y aparece de nuevo la imagen de Hank enseñando el plato de huevos.
La voz en off remata: “Tijuana necesita un futuro seguro”.
A partir de que el alcalde priista de Tijuana anunció sus aspiraciones para buscar la gubernatura, el PAN prendió la alerta.
La mayoría panista en el Congreso local aprobó fast track diversas reformas a las leyes del estado para frenar a Hank Rhon.
Sin incluir las propuestas de todos los partidos políticos, el PAN modificó la Ley de Instituciones y Procesos Elecorales. Primero cambió la fecha de los comicios del 5 de agosto al 24 de junio, y acortó el periodo de campañas.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación anuló estas reformas.
Los legisladores también eliminaron el uso de la credencial estatal electoral, que desde hace 15 años servía para votar en los comicios locales y federales. Por primera vez, este 5 de agosto, los electores utilizaron la credencial del IFE para votar.
Los diputados del PAN también aprobaron la llamada “ley antichapulín” que establece: “No podrán ser electos gobernador del estado (…) los diputados y senadores del Congreso de la Unión, diputados locales, presidentes municipales, síndicos, procuradores y regidores de los ayuntamientos durante el periodo para el que fueron electos; aun cuando se separen de sus cargos; con excepción de los suplentes siempre y cuando éstos no estuvieren ejerciendo el cargo”.
Por lo que el Tribunal Electoral del Estado anuló —temporalmente— la candidatura de Hank Rhon.
Cuarta escena:
Un agente de la policía cubre con una manta blanca el cuerpo de un hombre que se encuentra tendido en el suelo. Fue asesinado a balazos. Su familia le llora y se resigna.
Jorge Hank, vestido con una camisa rosa, camina en el jardín de una casa y lanza una advertencia:
“En 18 años los panistas no han cumplido sus promesas, por eso ¡yo los acuso!
Los culpo de que tú y tu familia vivan con miedo. Los acuso de que desde hace 10 años, dos de las ciudades más peligrosas en el país sean Mexicali y Tijuana”.
Hank Rhon camina y un grupo de simpatizantes lo rodean. Continúa con su discurso: “Acuso a los panistas de que Baja California esté valuada en bajos niveles de educación y salud. Los culpo de abandonar a los campesinos, los acuso de la enorme corrupción que existe en el estado y querer tapar el sol con un dedo”.
En tres meses, 10 fuerzas políticas se disputaron el gobierno del estado, cinco presidencias municipales y 25 escaños en el Congreso local.
En la disputa, los candidatos tapizaron casas, empresas, automóviles y la vía pública de propaganda electoral.Repartieron volantes, camisetas, gorras, banderines, calcomanías y regalaron despensas.
El Instituto Estatal Electoral impuso como tope de gastos de campaña a gobernador 14 millones 251 mil 392 pesos.
Por falta de presupuesto del órgano electoral, el director de Prerrogativas y Partidos Políticos, Andrés Bargueño, justificó que no se monitorearan las elecciones al 100 por ciento. Que el organismo sólo contara con muestras de monitoreos, por lo que solicitaron a los medios de comunicación un informe de los servicios que prestaron a los partidos y coaliciones durante el proceso electoral.
Quinta escena:
Un mensaje de alerta. H7 virus, H7 epidemia, H7 peligro.
Aparece la imagen caricaturizada de una persona que tiene la cara tapada con una máscara blanca, se le notan los huesos del pecho y se ve que convalece en el hospital.
Aparece un anuncio: “El virus H7”
Otra imagen que dice: “H7 virus que causa diarrea con sangre y produce la muerte. Tome precauciones”. Luego una fotografía de excremento humano con un letrero: “Contaminación con excremento”.
Otras imágenes de contaminación y muerte. Hombres cubiertos con equipo especial para no contaminarse presentan dibujos del cuerpo humano, mapas del mundo, médicos atendiendo a enfermos, incendios forestales. Como si el mundo se acabara y hubiera toda una sicosis.
El mensaje final indica: “H7 produce muerte”.
Con este tipo de mensajes los panistas trataron de convencer a los 2 millones 33 mil electores de ir a las urnas. Pero no por Rhon, porque es un peligro para la sociedad.
Baja California es considerada como la entidad con mayor abstencionismo en el país. Hace seis años, en la elección a gobernador se registró un abstencionismo de 64 por ciento. Es decir, sólo votaron 500 mil electores, de los cuales 266 mil eligieron al panista Eugenio Elorduy Walter, mientras que el candidato del PRI obtuvo 200 mil votos.
Tres años más tarde se repitió la misma historia. En las elecciones locales del 29 de octubre de 2004, para renovar las cinco alcaldías y el Congreso local, sólo participó 33 por ciento de los electores. Y en la federal del 2 de julio del año pasado no acudió a votar 68.75 por ciento del electorado, o sea un millón 216 mil ciudadanos.
En todas esas elecciones los bajacalifornianos utilizaron la credencial estatal electoral con fotografía, establecida desde la administración de Ernesto Rufo Appel. Y que fue copiada por el Instituto Federal Electoral.
Sexta escena:
El comandante de la policía judicial Pedro Velásquez aparece sentado en una silla, amordazado de pies y manos. Tiene los ojos vendados y su rostro presenta huellas de golpes.
En el video hace una confesión
De propia voz dice que el procurador de Justicia de Baja California, Antonio Martínez Luna, trabaja para el cártel del narcotráfico, que sirve a Joaquín El Chapo Guzmán.
Las imágenes y la confesión que realizó el ex comandante antes de ser ejecutado por Los Zetas en mayo, fueron usadas por Hank Rhon para arremeter contra el PAN.
El candidato priista aparece viendo estas imágenes en la televisión. Se coloca al lado del aparato y señala con su dedo índice:
“Ellos siempre culpan a otros para esconder su incapacidad. Ahora los exhibo como mentirosos y corruptos. Y aquí está una prueba más. La confesión de este jefe de policía que los liga con los narcos”.