MIRADOR
Raúl Moreno Wonchee
Ojalá la herencia negra que Fox le dejó al Presidente Calderón fuera sólo un pesado lastre que al soltarse hiciera posible una navegación presidencial menos expuesta a los riesgos de zozobra por el fuerte oleaje y las corrientes encontradas. Pero lo que Fox dejó no fue sólo peso muerto sino los restos de un naufragio enredados en el casco y que al parecer están obligando a los noveles navegantes a variar el rumbo en dirección de los arrecifes en pleno temporal.
De otra manera no se entiende la tremenda sobrecarga a la que están expuestas tanto la Procuraduría General de la República como la Secretaría del Trabajo y Previsión Social a menos, claro, que sus respectivos pilotos tengan atributos sólo comparables con los de la secretaria de Educación Pública que ya llevó, qué digo a buen puerto ¡al mejor puerto! a quien en su momento se encontró a la deriva, a merced de las aguas procelosas de la lucha interna partidista y de los vientos huracanados de la anterior Presidencia.
Me quedo con el secretario del Trabajo y Previsión Social quien inició su gestión con los mejores augurios gracias a que resolvió con apego a la legalidad lo que sus antecesores habían convertido en un erradero -así, sin hache-- para servir a los dueños y señores de Industrial Minera México, un tal Larrea y sus socios acusados de homicidio industrial luego de la trágica explosión en la mina Pasta de Conchos en Sabinas, Coahuila que costó la vida a 64 mineros en febrero del año pasado. Patrones vergonzantes que no se asumen como tales porque en vez de reconocer su responsabilidad y afrontarla, luego lueguito se coludieron con la autoridad laboral, que en aquel entonces respondía al nombre de Francisco Javier Salazar, para generar la gran bronca que a la fecha mantiene con el alma en vilo y con pérdidas multimillonarias a la neoestratégica industria minero-metalúrgica, bronca que trascendió el sexenio del cambio hasta contaminar de inicio el gobierno del empleo nada más y nada menos que en el ámbito precisamente del trabajo, es decir, del empleo.
Contaminó, digo, porque no acababa la STyPS de darle la "toma de nota" al Comité Ejecutivo del Sindicato de Trabajadores Mineros y Metalúrgicos encabezado por Napoleón Gómez Urrutia cuando ya la propia STyPS se negaba a aceptar los trámites del propio Comité en algunas secciones correspondientes a Industrial Minera México alegando validez de los realizados por el comité hechizo de Elías Morales, reconocidamente espurio y por lo tanto desconocido por la propia STyPS. Mientras el sindicato y su directiva legal desmontaban por la vía jurídica el tremendo infundio de los 55 millones de dólares que la Minera México se había encargado de armar y propalar, el mismo consorcio, en complicidad con Televisa, insistía en su campaña infamante contra el sindicato, es decir contra los trabajadores de la minería y de la metalurgia y de su dirigente reconocido como tal por las autoridades del Trabajo.
Hace un par de meses, sendos emplazamientos a huelga en empresas de Minera México correspondientes a las secciones sindicales de Cananea, Sombrerete y Taxco en demanda de seguridad y respeto al contrato colectivo, fueron desechados por las autoridades que adujeron razones administrativas. Debidamente reformuladas y replanteadas, las huelgas fueron descalificadas a priori y sin base legal alguna por el secretario Javier Lozano quien no sólo se excedió en sus funciones sino contravino su papel conciliador. Una vez estalladas las huelgas, la Junta Federal de Conciliación las declaró inexistentes, contra lo cual se amparó el sindicato que recientemente obtuvo la suspensión definitiva. Es decir, las huelgas continúan y son legales.
El conflicto, que ya cobró la vida de dos rescatistas en Pasta de Conchos, de dos metalúrgicos en Las Truchas y hace un par de días de un minero en Nacozari, sigue enconándose. Minera México no acaba de entender que debe respetar la ley y por tanto a los trabajadores a quienes ésta ampara. Javier Lozano debería servir con lealtad al Presidente y no empeñar su autoridad en servir compromisos inconfesables del gobierno anterior. Que tenga en cuenta que Salazar y sus jefes --donde mandan los capitanes no gobierna el marinero- Abascal y Fox representan, por sí mismos, una carga suelta que puede escorar la nave, y por sus alianzas delincuenciales, un amasijo de intereses que puede trabar el timón. Y que no es lo mismo una bronca al cinco para la hora que cuando es apenas la hora y cinco.