LLAMADO A CUENTAS

Abandonado por todos
La soledad política de Felipe Calderón

Raúl Sinobas Solís

El presidente mexicano Felipe Calderón sabe que el gobierno norteamericano de George W. Bush —un arrogante analfabeto— ya no es el socio político más importante de México. Y tan lo sabe que en junio dijo al diario conservador francés Le Figaro, que desconoce si México tiene el apoyo del vecino del norte en su guerra contra la delincuencia organizada.

Y lo demuestra cuando se atreve a exigir al Congreso y al gobierno de Estados Unidos que reconozcan el fenómeno de la migración y critica la insensibilidad de los congresistas norteamericanos por haber congelado la reforma migratoria.
Calderón no se cansa de demandar a las instituciones del imperio de actuar con inteligencia y generosidad para que en la zona haya armonía en lo político, en lo jurídico y en lo social.

¿Pero, cómo se atreve Calderón a hablar a los extranjeros de esa manera si los poderes de la Unión en nuestro país están enfrentados, si el Congreso lo ningunea, y él mismo promueve la destitución del presidente del tribunal electoral de Baja California?

¿Cuáles son los apoyos reales internos de Calderón que le dan fuerza para exhalar esos gritos de exigencia a los gringos? Ninguno.

El PAN está lejos de Calderón, aunque digan lo contrario. Los coordinadores parlamentarios del PRI se burlan de la investidura presidencial, mientras el PRD no define si reconoce a Calderón como presidente legítimo o espurio. ¿Quién le da fuerza a México para defenderse del gobierno norteamericano? ¿Quién apoya al único presidente que tenemos los mexicanos para que emprenda sus ocurrencias o sus proyectos?

El pueblo mexicano está muy ocupado buscando su sustento económico y la protección de su patrimonio e integridad física. No puede dedicar tiempo a las nimiedades de la nación, como puede ser ir a votar, apoyar al jefe de Estado o defender con su sangre a la patria.

La migración es un fenómeno de la globalización que en México es mayor por la enorme desigualdad de desarrollo con respecto a Estados Unidos. Y es paradójico que en ambas naciones vivan los dos hombres más ricos del mundo, pero el más poderoso sea mexicano.

La nueva armonía en la región pasará por las elecciones del próximo año en el vecino país del norte, pero también por un trabajo de operación política interna que involucre a todos los actores y a las instituciones. Para trabajar en equipo por la región contra la pobreza y a favor del desarrollo integral, primero debemos ponernos de acuerdo los mexicanos