CONJETURAS
Venganza de Calderón
Alvaro Cepeda Neri
Para la nación y el Estado mismo, el gobierno presidencial calderonista anuncia, weberianamente, “una noche de una dureza y una oscuridad heladas”. Cuando menos contra la mayoría que integran el dramático empobrecimiento del pueblo. Y contra los medios de comunicación que se atrevan a ejercer la libertad de expresión y la de escribir y publicar escritos sobre cualquier materia.
Desechada la alternancia, Calderón y los calderonistas del ala izquierda de El Yunque, han echado por la borda al PAN de Gómez Morín y sus fundadores, para inspirarse en el falangismo del partido Popular de Aznar y sus células nazi-fascistas. Mouriño, Cortázar y Nava (con Germán Martínez) ya formularon la “doctrina” para pisotear esas libertades y gobernar sin obstáculos en la opinión pública. Empezando con la barbarie de cumplir su venganza contra Gutiérrez Vivó y Monitor, que los conecta con lo más perverso del foxismo. Acabaron con el periodismo radiofónico que, durante 33 años, contribuyó a modernizar la comunicación masiva con innovaciones ahora ya de uso común.
Monitor apuntaló la veracidad en la información y oxigenó los espacios para analizar y criticar a los protagonistas de la vida pública, respecto a su ineficacia e ineficiencia en relación al postulado constitucional de gobernar en beneficio del pueblo. Intolerantes, Fox y Calderón montaron en cólera cuando Monitor abrió sus micrófonos a la oposición de centro-izquierda (que no fue ni legal ni legítimamente derrotada en las urnas). Y ya en el poder presidencial, Calderón y los suyos decidieron ahorcar a Monitor, como ejercicio de la prensa libre, rematando las represalias iniciadas desde los rebuznos de Fox.
La salida del aire de Monitor obedece a la venganza de Calderón que no le perdonó, en soberbia de reyecito absoluto, que haya ejercido las libertades cons-ti-tu-cio-na-les para darle voz a sus adversarios. A los que los calderonistas han visto como enemigos. “Vamos a ver cómo se portan”, escupió el vocero Maximiliano Cortázar a dúo con Mouriño.
No hay duda que los Foxes, en complicidad con los tribunales y la Suprema Corte, al pasar por encima del laudo arbitral internacional, se coludieron para hundir al noticiero, porque les molestó la libertad de expresión. Y el calderonismo le metió la puntilla, completando la venganza de la intolerancia de quienes abusan del poder para violar los derechos de los mexicanos. Consumada la arbitrariedad, Calderón lamentó el final de Monitor a quien Fox le puso la soga al cuello y él la jaló.