Y QUE HUBO DE NUEVO DURANTE LA SEMANA PASADA?
No fue un ataque cualquiera.Participaron 30 sicarios. Todos ellos armados con granadas y armas de alto poder.
No, no fue un ataque más. Estuvo dirigido a un objetivo estratégico y simbólico.
Fue un golpe directo contra el Ejército mexicano que combate al narcotráfico. Algo que no se veía en años. Algo que, sin duda, marca la confrontación del narcotráfico directamente contra el gobierno federal.
Los hechos ocurrieron el martes a la medianoche en el municipio de Carácuaro, Michoacán. Ahí donde el narco ha sentado sus reales y donde ahora desafía abiertamente a los militares.
Todo parecía en calma en ese municipio, cuando un convoy del doceavo batallón de infantería realizaba un recorrido aparentemente de rutina por la zona. Al llegar a la plaza del ayuntamiento, los hombres ahí presentes fueron vistos por los militares en actitud sospechosa al pie de varias camionetas. Y cuando menos se lo esperaban, los militares fueron sorprendidos con una lluvia de balas.
Minutos después en la plaza quedaban los cuerpos sin vida de cinco militares y un presunto narcotraficante. Además, tres militares resultaban heridos.
Días antes, el edil priista de Carácuaro, Ismael Garduño Ortega, había pedido el apoyo del ejército ante presuntas amenazas del narco en la zona. Al registrarse el enfrentamiento y muerte de los militares, la Secretaría de la Defensa ordenó un despliegue de por lo menos mil elementos, y fueron detenidas diez personas.
En un hecho inédito, el secretario de la Defensa, Guillermo Galván, dirigió un mensaje a la nación donde advirtió que el narco no doblegará al ejército. Por su lado, el presidente Felipe Calderón dijo que los militares cayeron como “héroes y serán tratados como héroes”. Ahí, en el Campo Militar Número Uno, se recordó que desde 1976 a la fecha han caído 512 miembros del Ejército y de la Fuerza Aérea y 39 de Marina, en el combate al crimen organizado.
Un aviso más. Un aviso inédito.
Podrá sonar a fantasía, pero no. Felipe Calderón anunció la semana pasada el programa por el cual a partir de este mes los ancianos mayores de 70 años que vivan en condiciones de pobreza en zonas rurales recibirán un bono de 500 pesos mensuales.
Algo que, en campaña electoral, el propio Calderón calificó como populismo puro cuando tal oferta la hiciera su adversario del PRD, Andrés Manuel López Obrador. La medida pretende beneficiar a un millón de personas de la tercera edad. “El Programa de Atención a los Adultos Mayores no es una dádiva”, dijo el presidente en Campeche.
El pasado jueves se cumplió un año de los hechos violentos en San Salvador Atenco. 365 días en los cuales la justicia ha desparecido por completo o se encuentra presa en el mismo penal que los 174 habitantes que apoyaron a esa comunidad cuando la policía arremetió contra pobladores y simpatizantes. Un año sin que las autoridades federales den respuesta a las miles de demandas sobre el estado que guardan las investigaciones y o sentencias. Un año de ignominia.
Quienes los vieron marchar aseguran que si bien fueron más de 30 marchas en todo el país, no todas fueron numerosas. Las más importantes en el Distrito Federal, Oaxaca, Chiapas y Guerrero. Pero también fue cierto que por vez primera y de manera espontánea, las marchas por el Día del Trabajo se transformaron, en México, en una frontal y unánime protesta contra la nueva Ley del ISSSTE. Esa que cancela las jubilaciones de los trabajadores para convertirlas en cuentas de ahorro individuales de retiro. Unidos en las calles de las capitales de casi todo el país, maestros disidentes agrupados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, empleados federales, obreros, estudiantes y colonos. A las marchas siguió un paro nacional de trabajadores de educación superior y anunciaron para este lunes 7 de mayo una huelga nacional. Se tomaron autopistas, carreteras y cruces fronterizos. La nueva Ley del ISSSTE unió a los empleados federales. Y en Oaxaca hasta la APPO resurgió y se sumó a las marchas.