MEXICO, S.A.
El cuarto de siglo de neoliberalismo económico en el país se resume en una tasa promedio anual de 25%
En Los Pinos están muy contentos con los resultados económicos reportados en el arranque sexenal, porque, dicen, "son los mejores" en muchos años, lo que deja claro que en la residencia oficial son ilusos, conformistas o abiertamente cínicos, porque dichos resultados sólo confirman que el inamovible modelo económico hace agua por todas partes.
Aducirán razones técnicas para sustentar su regocijo y, sí, técnicamente podrán sonreír, pero política, económica y socialmente deberían pedir perdón, de la mano de gobiernos anteriores, porque los efectos reales de tales resultados son atroces.
Técnicamente, pues, el espectacular resultado económico del primer trimestre de 2007, con Calderón en Los Pinos, es equiparable al reportado en igual periodo, pero de 1988, con Miguel de la Madrid sentado en la ex hacienda de La Hormiga: en ambos casos, 2.6 por ciento de "incremento" en el producto interno bruto. Sin embargo, hay una diferencia: con MMH, las constantes fueron devaluación, fuga de divisas, desplome en la producción, deuda galopante e inflación desbocada, mientras en la "continuidad" las variables macroeconómicas son "envidia de la comunidad internacional" y "garantía de paz social", según dicen.
Sin duda, el citado es un "avance" regular si se le compara con el registrado en cada uno de los cien trimestres involucrados en el periodo neoliberal mexicano (últimos 25 años), pero igual de raquítico que los "logros" acumulados en el periodo, los cuales, al final de cuentas, nos ofrecen una tasa anual promedio, en el mejor de los casos, de 2.5 por ciento de "crecimiento" económico en dicho lapso.
Si lo anterior provoca alegría en Los Pinos, entonces son unos inconscientes que se conforman con nada y se ríen por cualquier cosa, siempre y cuando se elimine el factor cinismo, que en este, como en los cuatro gobiernos anteriores, es imposible.
Cien trimestres involucrados en 25 años de gobiernos neoliberales; cien trimestres en los que en una sola ocasión (abril-junio de 1997, administración zedillista) se registró una tasa de crecimiento superior a 8 por ciento (8.4), cuando en sexenios anteriores esa proporción fue prácticamente la norma, no la excepción. A cambio, se registran tres trimestres consecutivos (segundo, tercero y cuarto de 1995, con -9.2, -8 y -7 por ciento, respectivamente) con desplomes que aniquilan cualquier posibilidad de obtener un balance medianamente aceptable.
Después de ese garbanzo de a libra, que debería estar en el museo de historia nacional, se registran ocho trimestres (en un plazo que involucra una década y 40 trimestres; entre el cuarto trimestre de 1990 y el tercero de 2000) con tasas de crecimiento que van de 7 a 7.5 por ciento. Hasta allí llegó el incremento de 7 por ciento, que fue sustituido por el discurso, el de Fox, del 7 por ciento de "crecimiento" (que terminó en 2.3 por ciento). En contrasentido, en seis trimestres del periodo considerado se reportan tasas de "avance" que fluctúan entre 0.9 por ciento como máximo y 0.1 por ciento como mínimo.
Un tercer estadio de "jauja" nacional se registra en el segundo trimestre de 1996, cuando el producto interno bruto creció 6.5 por ciento; sólo un año y medio después, en abril-junio de 1997 de nueva cuenta apareció esa proporción: 6.7 por ciento.
Después llega la escala de 5 por ciento, que se registra en siete trimestres del periodo (de forma discontinua entre el tercero de 1989 y el primero de 2006, es decir, 17 años) con un máximo de 5.8 por ciento y un mínimo de 5.2 por ciento (ambas tasas en el salinato).
"Fortalecida", "modernizada" y "perfeccionada", la economía mexicana entró a la era del 4 por ciento: en 19 trimestres de los cien involucrados en el periodo neoliberal se registraron tasas de crecimiento (no encadenadas) de entre 4.9 por ciento como máximo (cuarto trimestre de 1987, tercero de 1990 y segundo de 2006, un periodo de 14 años) y 4 por ciento como mínimo (segundo de 1990 y cuarto de 1991).
Ya "restructurada", "sólida" y "envidiada" (Fox y Gil dixit) por la comunidad de naciones, los resultados económicos fueron aún peores: en 12 de los cien trimestres involucrados se registraron tasas de "crecimiento" máximas de 3.8 por ciento (primero de 1990) y mínimas de 3 por ciento (primero de 1993).
Aceitada la maquinaria, en pleno gozo de la "modernidad" y la globalización, la enclenque economía mexicana se sumergió en la era de 2.9 por ciento como máximo (segundo trimestre de 1984, tercero de 1987 y primero de 1989) y 0.1 por ciento (tercero de 1988 y primero de 1996). Y en este rango se ubica el 2.6 por ciento del primer trimestre calderonista, al igual que el grueso de los "mejores resultados" reportados en 25 años de economía neoliberal, una "envidia" internacional como gustaba presumir Francisco Gil Díaz, secretario de Hacienda con Fox y director, ahora, de trasnacional telefónica.
Lo anterior, sin ánimo de deprimir a nadie, son los resultados "buenos", porque los malos se traducen en un total de 20 trimestres (20 por ciento del total) de cifras negativas en el periodo analizado, es decir, desplomes tan graves incluso reconocidos por los siempre optimistas y sonrientes gobiernos neoliberales involucrados. Veinticinco años de historia económica neoliberal en el país, que se resumen en una tasa promedio anual de 2.5 por ciento.
Los resultados económicos de esos 25 años con sus cien trimestres son espeluznantes, y el balance social aterrador. Pero dicen en Los Pinos que están muy contentos. ¡Qué cosa!
Las rebanadas del pastel
Con el cochinero electoral de ayer y el "hermano incómodo" del gobernador panista en plena operación de compra de votos, ahora sí sabremos qué es una "bomba" yucateca.