INDICE POLITICO
YUCATÁN ES HOY mera mercancía política. Al mejor postor. Con una ubicación geopolítica extraordinaria para toda suerte de intercambios comerciales entre Sudamérica y el ávido mercado estadounidense. Es, por tal, botín que se disputan grupos empresariales y, claro, los operadores políticos de tan respetables (je, je, je) instituciones financieras, inmobiliarias, turísticas, con una que otra dry cleaner adosada.
Hasta hoy, vísperas de la jornada comicial que se llevará a cabo el próximo domingo, la noticia es que el resultado "ya está arreglado".
Para unos, el señor Calderón, rindió la plaza. Otros, en cambio, aducen que no, que eso no lo permitirán los primos Patrón y, mucho menos, el patrocinador de ambos, a quien le interesa no sólo conservar, incluso incrementar su presencia en la península oriental.
Los electores, como en comicios anteriores, parecen salir sobrando. Es en negociaciones copulares donde se negocian los destinos de los "gobernados".
Con encuestas a modo –para no variar--, con despliegues espectaculares de huestes que son mera escenografía, con toda suerte de ataques y golpes bajos que aconsejan nacionalizados y desnacionalizados, con todo ello se pretende encubrir lo que, aseguran, ya se mercantilizó en los salones de Los Pinos o del todavía existente –aunque muchos lo duden— Palacio de los Covián.
¿Y los electores? ¿Su opinión importa?
No. Claro que no. Porque lo que está en juego es la viabilidad de un negocio, y no el desarrollo económico, educativo, de salud, cultural de un pueblo o si se quiere de una sociedad.
En Yucatán se rebasa a la partidocracia, cual todo indica que sucedió el 2 de julio anterior.
Hoy son los intereses –limpios y otros no tan claros-- de grupos económicos los que se hacen valer. Los partidos y sus candidatos son meros instrumentos de aquellos. Nada más.
Y a ello súmele la historia de Yucatán: interinatos frecuentes… enormes subsidios a actividades primarias que nunca rindieron frutos a los campesinos, pero que sí engordaron cuentas bancarias de ciertos políticos y no pocos "empresarios"… imposiciones, una tras otra, de gobernantes desde El Centro…
Y una enorme marginalidad.
No por nada, hay quienes con toda seriedad aún postulan la desincorporación del Pacto Federal que sólo convendría a quienes, de hecho, ya han convertido a la península en su ínsula personal.
Lo que suceda en Yucatán el próximo domingo interesa no sólo a los yucatecos, sino a los habitantes de todo el país.
Marcará un estilo y un rumbo. ¿Será verdad que el señor Calderón está dispuesto a "negociar" la voluntad de un pueblo, a cambio de convenencieros apoyos legislativos? ¿Será cierto que el señor Calderón es rehén de los grupos empresariales que, citando al clásico, aportaron algo más que su "granito de arena" en la anterior elección federal? ¿O que está secuestrado por la ultra de su partido? ¿O por el PRI?
Ya veremos. Y aquí lo comentaremos.