COMO SIEMPRE EL APORTE DE MICHEL BALIVO
(Mucho más que una profecía)
Antes o después los amigos que me leen e intercambian correspondencia conmigo me preguntan como hago para opinar desde tan distintos puntos de vista sobre la revolución y sin embargo mantener la coherencia. La respuesta es muy simple, y el que no sea evidente nos señala las brechas del modelo mental organizador de la sociedad que predomina.
Porque así como el afecto, amistad, enamoramiento es lo que sobrevuela y reúne los elementos o funciones sociales especializadas cuyas inercias son tan diferentes, del mismo modo es el tono emocional o anímico la conectiva estructural entre las diferentes imágenes y paisajes.
Basta observar como los estados negativos te hacen ver todo negro mientras que los positivos te entusiasman. De hecho es el registro emocional lo que archiva estructuralmente en memoria profunda todos y cada detalle de lo que experimentamos, lo que da la coherencia a la siquis y soma pese a los diferentes niveles en que opera, como vigilia, semisueño y sueño.
De otro modo el ser humano se desintegraría por incompatibilidad y contradicción interna. La intención de fondo de este artículo será entonces evidenciar como los temas más dispares se relacionan esencial o sintéticamente a través de los estados de ánimo. O dicho al revés, como esos estados de ánimo se manifiestan y son el trasfondo de las más variadas expresiones.
Estamos en tiempos de revolución donde lo inesperado irrumpió en el escenario social, humano, para que ya nada sea ni vuelva a ser igual que ayer. Según mi parecer hace demasiado tiempo que vivimos melodramas, que hicimos de la vida una tragedia griega. Nos olvidamos de ponerle a Dios o a los dioses la cualidad del humor y la risa, todo quedó reducido a una estática y nostálgica solemnidad.
Supongo que por eso es que se mantienen tan alejados de nosotros, porque los aburrimos con tanta queja, lloradera y súplicas. O tal vez es nuestra nostalgia trágica lo que nos hace idealizar y adorar cual lejanos dioses, la felicidad que nos hemos incapacitado para vivir.
Me tomé el trabajo de buscar en Internet las fechas en que se inició el alumbrado eléctrico en Sudamérica, fue a finales del siglo IXX, (19), pero aún en el XX se seguía usando el alumbrado de gas. Fueron tan intensas las primeras impresiones de la iluminación eléctrica que surgieron expresiones como: "El lucero vespertino no era Venus, sino las lámparas incandescentes de Edison.".
Unos pocos años después el mismo Edison inventó el fonógrafo o gramófono. El primer vuelo comercial de pasajeros data de 1910, y como por el 1920 se iniciaron las primeras transmisiones radiales. En 1945 se inaugura la era atómica estallando la primera bomba en Hiroshima causando la muerte de 260.000 habitantes de 400.000 que tenía la ciudad. Alrededor del 1950 comienzan las primeras emisiones televisivas, en 1967 se realiza el primer vuelo a la luna y el primer transplante de corazón en el 69.
Nos dicen que el ser humano tiene unas decenas de miles de años sobre la Tierra para algunos y de millones para otros, que la rueda se invento hace más de 5.000 años, la palanca y la polea unos 200 o 300 anos antes de Cristo.
Hace tan solo quinientos años aún creíamos que la Tierra era chata y se terminaba en el horizonte. El que osaba asomarse a esos límites caía a un vacío insondable donde las fauces de un mounstro lo engullían. El universo completo giraba en torno a la Tierra cual centro estático.
Se me ocurren dos preguntas por lo menos luego de asimilar estos datos. ¿Qué causó esa enorme aceleración en los últimos 50 o cien años luego de decenas de millones o milenios donde si es que existía el tiempo, no transcurría linealmente de pasado a futuro sino que giraba cíclicamente sobre si como en el día-noche o las estaciones climáticas?
¿Experimentarían aquellos seres humanos la misma sensación del tiempo que sentimos hoy nosotros? ¿Cómo llenarían el transcurrir del tiempo? Porque hasta donde yo recuerdo cuando niños teníamos muy pocos entretenimientos, era todo un acontecimiento recibir un juguete nuevo. Los únicos materiales disponibles eran la madera, el plomo, la goma o caucho. Los muñecos eran todos rígidos, duros y estáticos.
Mis padres me contaban que ellos jugaban con piedras, palos, latas y enseres similares y toda la gracia del juego estaba en su poderosa imaginación. En aquél entonces la imaginación humana se volcaba completa sobre el mundo compensando y superponiéndose a la percepción, a la pobre estimulación que ofrecía la poca cantidad de eventos.
Pero íntimamente anhelábamos que el mundo fuese más humano, más a nuestra imagen y semejanza. Así fue como llegaron los variados inventos que emulaban nuestros sentidos y texturas, transfiriendo nuestra movilidad, sensibilidad e imaginación íntima al paisaje externo.
Pero eso no bastaba. Los mitos y las leyendas que versan sobre dioses, hijos de dioses y héroes, sus legendarias aventuras también habitaban desde siempre en nuestra imaginación. También anhelaban venir a ser en la Tierra. ¿Acaso hay algún niño que no sueñe y juegue las aventuras heroicas?
El otro día leí que hablaban de "pesimismo revolucionario", eso es una contradicción porque el pesimismo nunca puede ser revolucionario. Podremos decir que una persona es por momentos revolucionario y en otros pesimista, pero nunca he visto que el pesimismo haga revolución. ¿Cómo un pesimista puede emprender la tarea de superar la inercia del pasado cuando es justamente la fe y la alegría, la confianza en las propias fuerzas el motor de toda revolución?
Una querida amiga me comentaba que en la visita de Fidel Castro a Allende en 1971 en Chile, había escuchado en una entrevista unas palabras de Fidel que hoy le parecían una profecía. "Nosotros pensamos que este continente lleva en su vientre una criatura que se llama revolución, que viene en camino, y que inexorablemente por ley biológica, por ley social, por ley de la historia, tiene que nacer. Y nacerá de una forma o de otra, el parto será institucional, en un hospital. Serán médicos ilustres o será la partera quien recoja la criatura, pero de todas maneras habrá parto".
Si, puede ser una profecía, sobre todo cuando pensamos cuantas cosas han sucedido en estos 36 años. Pero también puede verse como un oscuro y poderoso presentimiento, porque no es solo un pensamiento expresado, verbalizado, resonado en palabras. Es la fuerza motora de la revolución cubana que ha soportado 45 años de asedio y ha comenzado a crecer además en medio de tales circunstancias.
La idea-fuerza de un líder, de un pequeño grupo de hombres que se ha transmitido a un pueblo, una idea fuerza que se ha encarnado y traído a ser en el mundo, que ha encontrado un puente entre el mundo íntimo de la conciencia y el espacio público que todos compartimos.
¿No es esto el traer al mundo las grandes gestas y aventuras de los dioses, sus hijos y los héroes? Primero creamos las herramientas, los apéndices, las extensiones de nuestro cuerpo, pero luego encarnamos los personajes de nuestra imaginación. Son dos dimensiones muy diferentes, porque en una concebimos, acumulamos y manipulamos objetos, pero en la otra encarnamos y somos esas imágenes o concepciones.
¿Como es que una sociedad, un pueblo sumiso y en muchos casos hasta ignorante y famélico, de repente encarna características heroicas y como en las épocas de los libertadores con palos, piedras, lanzas y perros enfrenta a las organizadas, bien armadas y pagas fuerzas del imperio dominante?
¿Dónde mora, de dónde sale esa poderosa fuerza transfiguradora de la realidad? Para nuestras creencias de encadenamiento de los procesos y sus tiempos, ese cambio o transformismo mayúsculo debería seguir un curso prelineado y tomar varias generaciones para concretarse.
Pero los hechos nos demuestran que hay muchas lagunas en nuestros conocimientos, muchas discontinuidades, que hay muchas variables que interactúan, que han interactuado en toda nuestra historia. Y que por no poder hacerlas encajar en nuestras explicaciones lineales de los hechos las hemos excluido y llamado supersticiosas, hasta hemos negado su posibilidad que hoy nos cachetea, reduciendo la conciencia a las rutinas cotidianas sin salida.
Por supuesto que siempre podemos racionalizar tales irrupciones en el escenario socioeconómico y político diciendo que solo son diferentes disfraces para los mismos intereses elitescos o que aquellos eran otros tiempos de mayor ingenuidad, eran cosas de la juventud siempre inquieta y desconforme, etc. Pero en solo cincuenta años por un Vietnam hoy tenemos un Afganistán, Irak y Líbano y por una Cuba a Venezuela, Bolivia y Ecuador.
Por otra parte cuando observas en estructura sobrevolando los casilleros y las circunstancias puntuales, tienes que reconocer que no alcanzan esas racionalizaciones para abarcar toda la alteración da la conciencia colectiva que hoy presenciamos y vivimos. Porque no solo los pueblos entran en una instancia heroica que denota condiciones y estados mentales muy diferentes.
Sino que también dan señal los mandatarios mesiánicos que se creen investidos de misiones divinas, nuevas cruzadas contra los infieles, contra el mal y sus hijos. En otras palabras en medio de una época desacralizada y vulgarizada, profana, que se jacta de haber dejado atrás el opio de los pueblos, hacen su entrada triunfal los dioses y las religiones.
Del mismo modo las ideologías comienzan a concretarse en hechos rompiendo el círculo vicioso reflexivo que piensa en el pensamiento. La imagen incubada por 50 o 100 años comienza ahora a ser encarnada, a llegar vía conductas al mundo.
Dentro de la revolución bolivariana y sus múltiples hechos transformadores de la realidad surge por ejemplo el Partido Socialista Unido de Venezuela, en un intento de dar dirección unitiva al accionar revolucionario. La propuesta es construirlo desde adentro y desde abajo, horizontalmente.
Pero es entonces cuando se actualizan las inercias, cuando se ponen en evidencia las racionalizaciones de las resistencias, resultando inconcebible aquello de caminante se hace camino al andar. Se invita a construir el partido pero los políticos no quieren soltar aquello que conocen y a lo que se han habituado, no quieren someterse al consenso de las mayorías.
Pese a que se llenan la boca hablando de democracia participativa no están dispuestos a soltar el control, pese a que llaman el gran soberano al pueblo les resultan inciertas sus decisiones y no desean someterse a ellas.
Aún tienen mucha fuerza la inercia racional y el escepticismo. En contraste con ellos la imaginación ha tomado una connotación negativa, se ha usado para designar la polaridad opuesta a la realidad o verdad, es decir lo falso, la mentira.
Esta semana por ejemplo estuvo en Venezuela de visita el premio Nobel Muhamad Yunus fundador del Banco Grameen, (Banco Rural), de Bangladesh. Fue condecorado por el presidente Chávez y de todo su discurso yo destaco: "La pobreza debería quedar para los museos".
Si, yo también creo que es indigna y vergonzosa esa condición de la humanidad después de miles de años de evolución y supuesta civilización. Pero aún peor es cuando comenzamos a comprender los mecanismos de nuestra siquis y nos damos cuenta de que todo eso que imaginamos y representamos tiene un enorme poder sobre nuestras conciencias y conductas.
Recordemos los juegos de los niños en que su poderosa vitalidad e imaginación no fracturada por hábitos y creencias, se superpone a la percepción de los objetos del entorno convirtiendo como Don Quijote los molinos en poderosos enemigos y a si mismos en héroes liberadores de doncellas cautivas o pueblos oprimidos. Recordemos como la clase media venezolana bombardeada por los medios de comunicación es tomada por sus temores y fantasmas y los superpone a los hechos, a la percepción.
¿Qué creen uds. entonces que sucederá cuando el temor convierte esa poderosa imaginación en lucha por la supervivencia, en futuro incierto a prevenir posesiva y defensivamente, en competencia con el prójimo, fijando un paisaje donde la inferioridad y pobreza de la mayoría es garantía de superioridad y riqueza de los pocos?
Pues que construimos y traemos a ser el infierno en la tierra y ya no nos queda más que soñar y esperar cual pasivas víctimas un sombrío, solemne y lejano Dios o dioses que arreglen el despelote que nosotros armamos.
Claro que aún seguimos pidiendo salvaciones y favores especiales, personales. Además podemos sustituir a los demonios y sus hijos causantes de todos nuestros males por otro estado y pueblo, y aún por el propio y la oposición política o religiosa a nuestras creencias.
Lo que si no podemos es esperar llegar al lugar hacia el cual no caminamos. Por tanto mientras no reconozcamos nuestros estados de ánimo y poderosa imaginación tras todos nuestros pensamientos, hechos y consecuencias acumulativas, mientras no nos reconozcamos creadores y actores de nuestro escenario público en lugar de pasivas víctimas…
Seguiremos proyectando y esperando que otros arreglen lo que hicimos, seguimos haciendo y solo nosotros podemos corregir. Por eso cierro el círculo de este paseo por su comienzo. Tenemos que reinventar nuestros dioses y heroicas aventuras con humor, comedia, alegrías dinamizantes y cálidas cercanías en lugar de melodramas solemnes y lejanías paralizantes.
Tal vez incluir nuestros mitos cual raíz anímica de toda historia y cultura nos aproxime más al corazón de esas irrupciones cíclicas. Que por acumulación creciente se repiten a cada vez mayor velocidad o menor tiempo. Pero debido a las particulares anteojeras de cada época que solo permiten mirar en una sola dirección, siempre nos causan extrañeza y desorientación.
Entonces los niños que somos, que nunca dejamos de ser, despertarán de la densa y paralizante atmósfera del temor y los sueños del tiempo para comenzar a jugar, cantar y danzar al calor y ritmo de nuevos mitos y leyendas. A la luz del poder de nuestros estados de ánimo e imaginación correctamente direccionada, se abrirán nuevos caminos que guíen a la unión. Las sombras y fantasmas se disolverán convirtiéndose en alegres carcajadas.