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jueves, 12 de abril de 2007

ASTILLERO

Julio Hernández López

Mi general (Mújica)

* Mal uso de figuras históricas
* Soga socialista en casa del SUTERM
* Napito, el vengador habilitado


Felipe Calderón continúa con la ingrata tarea de usar nombres de personajes históricos que le son ajenos, o contrapuestos, para tratar de justificar actos o dichos desafortunados.

Ayer le tocó el turno al general michoacano Francisco J. Mújica, a quien su derechista paisano Calderón recurrió para tratar de justificar los pactos de complicidad que el gobierno federal mantiene con corruptos directivos gerenciales de sindicatos como el de trabajadores electricistas. "Durante el debate constituyente de 1917 -mencionó Calderón-, un general michoacano, por cierto don Francisco J. Mújica, señaló que la Revolución Mexicana debió haberse hecho para algo grande, para algo importante. Y ese algo tiene una parte fundamental en garantizar los derechos de los trabajadores."

El licenciado Calderón ofreció a su audiencia un acercamiento frívolo, fuera de contexto y pleno de ignorancia histórica. El general Mújica no fue alguien que pensara en función del tamaño del envase (¡oh, sí: deme un paquete Mc Revolución con hamburguesa social gigante, extra queso ideológico y doble ración de carne justiciera!), y mucho menos se podría relacionar al revolucionario de tendencias socialistas, injustamente poco recordado, con una elite de explotadores de obreros (como es la del SUTERM, y la de la CTM), pues su pensamiento y obra estarían en todo caso cerca de las luchas libertarias del fallecido democratizador Rafael Galván y no del difunto cacique Leonardo Rodríguez Alcaine, alias La Güera.

El general Mújica organizó trabajadores del campo y de las fábricas pero también les dio armas para que se defendieran de las guardias blancas de los terratenientes y de los políticos embaucadores. Esa organización se denominó Defensas Sociales y constituyó un movimiento de masas que actuó políticamente incluso frente a una especie de desafuero (el presidente Pascual Ortiz Rubio no reconocía la validez de la elección de Mújica como gobernador de Michoacán, el 4 de julio de 1920 y, más delante, el federal declaró desaparición de poderes que, ante la presión popular, debió echar atrás). Mújica también creó el Partido Socialista de Michoacán, cuyo propósito era "impulsar la lucha de clases hasta conseguir que el control de la sociedad estuviera en manos del movimiento obrero" y uno de cuyos acuerdos fue la creación del Partido Comunista, ligado a la Tercera Internacional (información tomada del artículo de Samuel Santibáñez y Rubén Rivera, publicado en www.militante.org).

Así pues, ¿por qué razón se hace aparecer al general Mújica en un discurso de Felipe Calderón pronunciado ante charros sindicales como los del SUTERM y servidores del gran empresariado como el director de la CFE, el familiarmente celular Alfredo Elías Ayub? ¿Es despiste, ignorancia o frivolidad el mencionar al general Mújica para justificar "respeto absoluto" a la vida interna de los sindicatos, que en realidad es respeto al sistema de control y saqueo de obreros, y para atestiguar convenios de construcción de viviendas que son grandes negocios de líderes y funcionarios?

Una hipótesis de trabajo sicológico pasaría por la consideración de que, en ciertos momentos de su desempeño como presidente formal de los mexicanos, el licenciado Felipe necesita suministrarse ciertas dosis de arrojo histórico ajeno para encarar situaciones que a él le parecen épicas. Ayer, en Los Pinos, relataba a su audiencia eléctrica algunas emociones infantiles: "he admirado a los electricistas desde que era niño; desde mi infancia, allá en Morelia, en que veía (...) con admiración cómo se subían a los postes, tendían los cables. Cómo admiraba los primeros vehículos con escalera y torreta que se operaban". Pero, al mismo tiempo, se desahogaban trámites judiciales autónomos (¡claro que el Poder Judicial se mueve por sí mismo, malos hijos de Galileo!) que confluirían en la limpieza del camino jurídico para que el líder sindical revolucionario, casi socialista, Napoleón Gómez Urrutia (hijo de su papá) retome la explotación de las minas llamadas sindicato minero.

Mi general Felipe J. Calderón utiliza así no las Defensas Sociales, de las que carece, pero sí las defensas judiciales con las que pretende hacer frente a las actividades sediciosas de los contrarrevolucionarios Chente Focas y Manolo Espinas, quienes mantienen como activistas facciosos a los señores de Yunque y cuchillo laboral apellidados Salazar Sáenz y Abascal (monaguillo y monseñor, respectivamente), quienes le dieron su Waterloo en forma de trampeada toma de nota al tal Napoleón (Napito, en realidad) para fabricarse su propio lidercillo particular (un tal Elías Morales), crear cortinas de humo respecto a la tragedia de Pasta de Conchos, proteger a los amigos (y financistas) de Industrial Minera México y fortalecer el polo de poder transexenal que el marxismo-vicentismo soñó. Ayer, heroico en el microcosmos, apoyado por las masas elitistas del charrismo sindical, el general F. de Jesús Calderón ha dado el paso epopéyico de tratar de poner quietos a sus contrincantes internos mediante la rehabilitación de un cacique vengador que, de seguir dando lata la pareja presidencial y sus PANiaguados, podría servir de mano de gato para que F.C. crea que saca las castañas del fuego.

Astillas

Desde el momento en que se anunció la suspensión de operaciones de Líneas Aéreas Azteca se expresaron aquí suspicacias respecto al motivo real que habría llevado a las autoridades federales a dar un nuevo golpe a los consumidores en vísperas de las vacaciones de Semana Santa. Ahora se sabe que Azteca ya había sido vendida desde antes del "golpe" dado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (la oficina de negocios particulares dirigida por mister Luis Téllez) y que la cancelación de vuelos habría ayudado a las buenas ventas de temporada de líneas de bajo costo como Volaris (Azcárraga y Slim) e Interjet, esta última propiedad de la familia Alemán, que se menciona como compradora, a su nombre o por interpósitas personas, de la oportunamente cancelada línea Azteca... Y, mientras el secretario de Gobernación, antes de sesionar con el gabinete de seguridad, se reúne con el embajador gringo, ¡hasta mañana!