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lunes, 19 de marzo de 2007

TERRON EN LA POLICIA DE NUEVO LEON

La policía de Nuevo León, en la mira de sicarios

luciano campos garza

Monterrey, N.L., 19 de marzo (apro).- La “cacería” de policías en el estado se inició prácticamente el año pasado, luego de una persecución a una camioneta Avalanche, conducida por presuntos sicarios, que volcó en su huida, el 8 de noviembre, en el municipio de Apodaca.

Las cámaras de televisión mostraron a los agentes que participaron en el operativo, entre ellos Humberto Chávez Valero, comandante de San Nicolás quien, cinco días después, fue asesinado a balazoscuando salía de su domicilio.

Se dijo entonces que el crimen fue una venganza de los narcotraficantes, debido a que Chávez Valero, contribuyó en la captura de tres de los sicarios, supuestamente miembros de Los Zetas.

Luego de que el año pasado ocho policías fueron ejecutados en la entidad, en 2007, hasta ahora, se han reportado ya 11 asesinatos de agentes policiacos. Debido a las constantes agresiones, es frecuente ver a agantes en la escena del crimen cubiertos con capuchas para no ser identificados.

Por lo menos, 100 agentes de las policías preventivas de los municipios del área metropolitana ya presentaron su renuncia, debido a presuntas amenazas de los sicarios, que utilizan armas capaces de atravesar los endebles chalecos antibalas de los uniformados.

Ayer, en el centro de esta ciudad, se registró una de las jornadas más sangrientas de los últimos meses, cuando fue ejecutado, en el interior la joyería “Lozano Garza”, Benjamín Espinoza Velásquez, coordinador operativo de Seguridad Pública del municipio de San Pedro, quien dos días antes había recibido un premio por su labor.

En el atentado también murió su esposa Griselda Sánchez, una clienta de la joyería, Ignacia Pérez Barrientos, y el guardia de seguridad Fernando Hernández Rodríguez.

El secretario de Seguridad Pública de San Pedro, Rogelio Lozano, quien se encontrada en Estados Unidos, se comunicó a un canal de televisión local, donde anunció que se reforzaría la protección de los jefes policiacos.

Afirmó: “Esto es una cacería contra los policías; van sobre nosotros. Vamos a tener que andar doblemente custodiados y estar más alertas”.

Reveló que Espinoza Velásquez había participado, en enero pasado, en la captura de dos sicarios del Cártel del Golfo, y este viernes participaría en un careo con uno de ellos, dentro del proceso que se le sigue por el delito de delincuencia organizada, por lo que, dijo, el asesinato pudo ser una venganza o una manera de silenciarlo para que no participara en el juicio.

Sin embargo, los atentados continuaron horas después, cuando, a las 11 de la noche, en el municipio de San Nicolás, en el cruce de las calles Arturo B. de la Garza y Madrid, dos elementos de la policía municipal fueron asesinados cuando vigilaban la zona.

Los policías son Enrique Gallegos Salazar, quien murió en el lugar, y Alberto Hernández Aguilar, quien falleció en la clínica 6 del Seguro Social.

Otro oficial, Arturo González Sifuentes, recibió un impacto de bala en un hombro y ya se recupera, según reportes médicos.

La muerte de Gallegos Salazar pudo ser una venganza, debido a que él también participó en el operativo donde fueron detenidos los supuestos miembros de Los Zetas, en los hechos ocurridos el 8 de noviembre pasado.

Minutos después de la balacera, agentes de la Policía Federal Preventiva y de la Agencia Federal de Investigaciones persiguieron a una camioneta Yukon, de reciente modelo que, en su huida, se impactó contra la parte trasera de un trailer.

Al lugar llegó más de un centenar de policías de prácticamente todas las corporaciones de los tres niveles de gobierno, quienes detuvieron a dos hombres que portaban chalecos antibalas, armas y cargadores, equipo de radiocomunicaciones y ropa tipo militar, por lo que se presume que éstos fueron quienes asesinaros a los policías del municipio de San Nicolás.

Con estas muertes son ya 27 las ejecuciones registradas este año en el estado, de las que 11 son contra agentes policiacos. El año pasado hubo 55 ejecuciones, que se atribuyen al crimen organizado.

Los asesinatos de policías se dan en medio de una polémica entre los alcaldes de los municipios panistas del área metropolitana y el gobierno priista del estado, debido a que, afirman, se han retenido los fondos que la federación destina a los ayuntamientos para la seguridad pública.

Ola de ejecuciones

El primer atentado contra policías ocurrió el 7 de enero en la colonia Villa Mitras, de esta ciudad, cuando el comandante de Seguridad Pública, Eleazar Ruiz Vargas, de 50 años, fue asesinado con ráfagas de rifle AR-15, mientras su compañero, Rodolfo Sonora Blanco, resultó herido.

Seis días después, en el municipio de Santa Catarina, Isaías López Alfaro, “Tauro”, comandante del desaparecido Grupo Especial de Operaciones Tácticas (GEOT), quien el año pasado participó en una decena de operativos contra narcomenudistas, fue secuestrado en su domicilio, en la colonia Industrias del Poniente, junto con su cuñado Gabriel Guerrero, por hombres armados y encapuchados que se los llevaron sin que hasta ahora se conozca su paradero.

López Alfaro era investigado junto con otros 15 policías por el asesinato del primer secretario de Seguridad Pública de ese municipio, Baltasar Hinojosa, asesinado a tiros junto con el regidor Osvaldo Rodríguez, cuando tomaban café en una tienda, la madrugada del 23 de noviembre de 2006.

En ese mismo municipio, dos agentes resultaron heridos a balazos la madrugada del 16 de enero por desconocidos. El oficial Rubén Salazar Olivo, de 33 años, resultó con tres impactos de bala, y ya se recupera, mientras que su acompañante, el comandante José Antonio Samaniego Hernández, de 34, resultó ileso.

Al día siguiente, en ese mismo municipio, fueron asesinados a balazos los agentes Ramiro Calvillo Hernández de 34 años, y Martha Delia Guillén Moreno, de 32, cuando habían detenido su patrulla para auxiliar a un automovilista, cuya camioneta estaba varada a un lado del camino, en la colonia López Mateos.

Luego, el 18 de enero, un grupo de supuestos sicarios balaceó las oficinas del abogado Manuel Jezzini, exfuncionario de la Procuraduría de Justicia del estado. El abogado salió de su oficina, ubicada en la colonia Los Leones, de Monterrey, acompañado por el policía municipal con licencia, Manuel Ramírez Ochoa, para perseguir a sus atacantes, lo que derivó en una balacera en la transitada avenida paseo de Los Leones.

En el enfrentamiento, el agente resultó herido de dos balazos, uno en la mandíbula y otro en el cuello, aunque ya se recupera.

La cuarta ejecución de un policía fue la de Mario Martínez Prado, de 39 años, 15 de ellos en la corporación del municipio de San Pedro, la noche del pasado 22 de enero, quien quedó tirado en el cruce de las avenidas Morones Prieto y Río Suchiate, en la colonia del Valle.

Martínez Pardo se encontraba sólo, a las tres de la madrugada, en un punto de revisión, cuando hombres armados que iban en un Tsuru le dispararon por lo menos en 60 ocasiones y le agujeraron el chaleco antibalas.

Sus compañeros, que omitieron sus nombres, cuestionaron a sus jefes por haber dejado solo a Martínez Pardo y no haber atendido la amenaza que días antes, por medio de una llamada telefónica, recibió la corporación.

El pasado 27 de enero, en el municipio de Galeana, un grupo de hombres armados disparó en más de 100 ocasiones contra la fachada del cuartel municipal de policía. No hubo lesionados, pero varias patrullas resultaron dañadas.

Dos días después, fue asesinado un elemento de la Agencia Estatal de Investigaciones, Javier Manuel Treviño Rodríguez, destacamentado en el municipio de Santa Catarina.

El agente, de 33 años, se desplazaba por la avenida Morones Prieto cuando su camioneta, con plazas de Texas, fue alcanzada por un automóvil, donde un desconocido le disparó en más de 20 ocasiones con una ametralladora AR-15. Treviño recibió varios impactos en la cabeza y falleció.

La madrugada de ese día apareció pintarrajeada una caseta de policía en San Pedro, con una leyenda que decía: “Ban (sic) a morir”.

Luego, el pasado 3 de febrero, fue acribillado afuera de una mueblería, en el paraje comercial “Los Cavazos”, en el municipio de Santiago, el agente estatal de investigaciones Cesar Mario González Flores. Los homicidas se dieron a la fuga.

Al día siguiente, murió Rodolfo Sonora Blanco, quien había sido baleado junto con el comandante Eleazar Ruiz, en la colonia Villa Mitras, el 7 de enero.

El 28 de febrero fue asesinado el comandante de SWAT, Abraham Eduardo Farías Martínez, de 34 años, considerado uno de los policías más preparados del estado, cuando circulaba en su Cavalier por el bulevar Antonio L. Rodríguez, de Monterrey. Los ocupantes de otro auto en movimiento le dispararon provocándole la muerte instantánea.

La violencia contra los agentes policiacos había cesado hasta ayer, cuando fueron ejecutados los policías de los municipios de San Pedro y San Nicolás.

Otros dos crímenes se registraron en las últimas horas en la entidad.

Ayer, desconocidos ejecutaron al comandante de la AEI, José Rodríguez Moreno, de 28 años, cuando éste llegaba a su domicilio. En la colonia Independencia. El oficial recibió más de 19 balazos cuando aún no bajaba del vehículo que conducía.

Esta madrugada, la policía preventiva de San Pedro, Diana Elizabeth Cortez Díaz y el supervisor Lázaro Zúñiga Ramírez, fueron objeto de un atentado, cuando se desplazaban en una patrulla sobre la avenida Morones Prieto, a la altura de la colonia San francisco.

Dos coches los emparejaron y, desde el interior, les dispararon ráfagas de AR-15. En el lugar murió la agente, madre de dos niños, y su compañero resultó herido de tres balazos.