CONCESION Y VERGüENZA
Jorge Carrillo Olea
Puede advertirse que Bush con su Plan Regional viene por más, o por lo menos para que Calderón acepte de hecho la solicitud de todas estas violaciones.
Lo que no trascendió de la visita del presidente norteamericano son aquellas exigencias que por rubor de las dos partes no era posible dar a la luz. Dos pecados: la concesión y la vergüenza. Ambas se relacionan con el narcotráfico y tienen antecedentes de más de una década algunas y exigencias de última hora otras. Bush y Chertoff le llaman Plan Regional.
Las más antiguas tienen que ver con los límites de la cooperación internacional, cuando agentes de la DEA estuvieron a punto de descarrilar la negociación del TLC por el secuestro del doctor Alvarez Machain. Como respuesta, el gobierno mexicano solicitó la extradición de los dos agentes de la DEA que sobornaron a agentes mexicanos para que realizaren el rapto. La Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos de manera increíble confirmó la legalidad del secuestro.
El secretario Solana planteó firmemente al Presidente que se establecieran normas que rigieran la presencia y función de los agentes. Se establecieron estas normas que el procurador norteamericano William Barr calificó de inflexibles y paralizantes y que le preocupaban porque en ellas:
a). Se limitan las actividades de participación.
b). Se limita su acción a determinada región geográfica.
c). Se les cancela toda libertad de circulación fuera de las circunscripciones de los consulados a los que estaban adscritos.
Incluían también las tales reglas:
d). Retirarles la inmunidad consular.
e). La prohibición de portar armas.
f). Prohibición de comprar agentes informativos.
g). Restringir el número de agentes y algunas otras limitaciones.
Las reglas fueron publicadas y aplicadas.
Durante el gobierno de Zedillo se hicieron observar estas reglas con mayor o menor exactitud. El gobierno de Fox simplemente las ignoró y dejó hacer su gusto a los agentes de la DEA, los que se multiplicaron en número, dirigen a grupos policiacos mexicanos, portan y usan armas, compran informadores cuyo producto no comparten con la autoridad mexicana. Esta es hoy la situación. Por lo tanto, puede advertirse que Bush con su Plan Regional viene por más, o por lo menos para que Calderón acepte de hecho la licitud de todas estas violaciones.
Por eso se ha dicho en otro escrito que la visita de Bush viene a definir para los siguientes cinco años y medio y más la relación México-Estados Unidos. O somos dignos y eficaces como socios igualitarios, con nuestros naturales alcances, o somos vasallos, como lo decidió ser Fox sin ningún resultado.