LOS CRIMENES DEL CLAN BUSH
Edgar González Ruiz
Las vidas de varios de los Bush son abultadas historias de delitos y de prácticas que transgreden la moral de la abstinencia sexual, que ellos enarbolan
La actual gira de George W. Bush por América Latina, que culmina en nuestro país, busca debilitar la influencia del presidente venezolano Hugo Chávez, a la vez que promover la política militarista y plutocrática de Estados Unidos en la región.
Llegado a la Presidencia en 2000 mediante un fraude electoral, George Walker Bush y su camarilla desataron la guerra contra Irak con el pretexto de combatir el terrorismo y con la motivación de apoderarse de sus recursos petroleros.
El Gobierno de Bush promovió también el sangriento derrocamiento de Arístide, en Haití, en 2004, así como agresiones contra los gobiernos de Cuba y Venezuela.
En el Continente Americano ha emprendido una cruzada contra las políticas de Estado a las que llama populistas, es decir, que benefician a los sectores populares más que a los grandes intereses económicos.
Obtuvo la reelección en 2004 mediante la guerra sucia mediática y el fantasma del atentado contra las Torres Gemelas, que probablemente haya fraguado él mismo para justificar su política militarista.
Bush representa el fanatismo religioso unido a la hipocresía y al culto al dinero. Por eso, su mandato se ha caracterizado por practicar el genocidio y a la vez oponerse a los derechos humanos y en particular a las libertades sexuales.
Aunque su periodo es uno de los más sangrientos en la historia de Estados Unidos, suele referirse constantemente al “amor” y a la “compasión”, al grado de que etiqueta a su política como “conservadurismo compasivo”, pero su propia vida es espejo de sus proyectos políticos, y lo mismo puede decirse de otros miembros de su familia y de su gabinete.
Las vidas de varios de los Bush son abultadas historias de delitos y de práct! icas que transgreden la moral de la abstinencia sexual, que el los enarbolan.
Hace años, Darlene Novinger, una hermosa mujer que trabajaba para el FBI, descubrió durante una investigación que George Herbert Walker Bush y dos de sus hijos estuvieron consumiendo drogas y recurriendo a prostitutas en un hotel de Florida cuando Bush padre era vicepresidente.
En noviembre de 2003, con motivo de su juicio de divorcio, se supo que también Neil, otro de los hermanos del actual Presidente, había recurrido a la prostitución durante su estancia en Taiwán y Hong Kong, pero juró que las trabajadoras sexuales no le cobraban, sino que sin buscarlas acudían a su hotel financiadas por misteriosos benefactores, lo cual, reconoció, “es algo muy inusual”.
Se supo también que Neil había recibido dos millones de dólares de un fabricante de semiconductores a pesar de su desconocimiento de ese ramo.
Desde luego, recurrir al trabajo sexual no tiene nada de malo,pero en el caso de los Bush, adopta el rostro de la hipocresía, pues se trata de una familia que ha basado sus ambiciones políticas en la apelación a un conservadurismo exagerado.
Por otro lado, Neil no ha sido la excepción en la familia en lo referente a los delitos de cuello blanco.
A Novinger se le ordenó no hablar de sus hallazgos y su esposo, Kevin Novinger, fue asesinado en marzo de 1987, luego de que ella hizo públicos algunos de sus datos.
El 8 de julio de 1993, tres horas después de una presentación que tuvo en el programa de Tom Valentine, en Radio Free America, se encontró a su padre muerto. Sobre su tumba alguien colocó un canario como advertencia.
Dados esos antecedentes, no es raro que el 30 de enero de 2004, Fidel Castro haya acusado a Bush de haber planeado su asesinato. “Sabía que el señor Bush se había comprometido con la mafia de la Fundación C! ubano Americana con asesinarme”, expresó durante la cla! usura de l III Encuentro Hemisférico de Lucha Contra el ALCA, en La Habana.
Fiel a su vocación y herencia, luego del atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York, Bush ordenó capturar a Osama Bin Laden “vivo o muerto”, además de que hace dos años la prensa estadounidense dio a conocer una orden de Bush que autorizaba el uso de “grupos especializados” de la CIA, y de las Fuerzas Especiales, con autorización para matar a Hussein, que finalmente ha sido ejecutado por consigna estadounidense.
Volviendo a la historia de Novinger, el 24 de julio de 1996 ella denunció el brutal hostigamiento de que había sido objeto en la Kiev AM Radio, en Glendale, California.
Luego de recibir otras amenazas de muerte se ocultó del brazo criminal de los Bush.
En su edición de 1998 de Defrauding America (www.defraudingamerica.com), Rodney Stich mencionó que Novinger trabajaba para el FBI investigando y reportando actividades criminales, pero sin autoridad para llevar a cabo arrestos.
En Atlanta, Novinger encontró una gran operación de tráfico de drogas que involucraba a una poderosa familia libanesa que vivía lujosamente en Miami. De acuerdo con Novinger, el tráfico de drogas involucraba también al vicepresidente Bush y a su hijo Jeb. Curiosamente, él y su hermano, hoy presidente George Jr., llegarían a ser gobernadores de Florida y de Texas, grandes puertas de importación de narcóticos a Estados Unidos. Novinger señalaba asimismo la vinculación de Bush padre con grupos de lavado de dinero que actuaban entre Canadá y Florida.
La investigación de Novinger reveló que los Bush habían sido objeto de chantajes por parte de narcotraficantes que sabían de su corrupción y actividades criminales.
De acuerdo con Terry Reed, autor de Compromised: Clinton, Bush and the ! CIA (1994), la DEA tiene un video que muestra a George W. Bush y a Jeb Bush en un aeropuerto en las afueras de Miami, Florida, escogiendo un par de kilos de cocaína para una fiesta.
Según esa información, Novinger se había introducido como agente secreto en el círculo íntimo de Pablo Escobar Gaviria y de uno de sus primos, Steve Plata. Gracias a sus informaciones, se descubrió a unos acaudalados texanos que habían viajado en un avión particular para escoger ellos mismos la cocaína. Se trataba de George W. y Jeb Bush. Cámaras ocultas de la DEA filmaron todo el incidente, incluyendo la matrícula del avión y la participación de los Bush.
Cabe añadir que las agencias AP y AFP reseñaron en cables del 19 de octubre de 1999 las referencias del escritor J. H. Hatfield en su libro Hijo afortunado: George W. Bush y la creación de un presidente estadounidense, de que Bush fue arrestado en 1972 por posesión de cocaína, pero que su archivo judicial fue eliminado gracias a las influencias de su familia.
Hatfield se enteró de la historia cuando la revista en Internet Salon news informó en agosto de 1999 que el hoy Presidente realizó un año de trabajos comunitarios en un centro de Houston a cambio de que su archivo fuera blanqueado, un acuerdo muy común que los tribunales a veces hacen para los delitos menores. Posteriormente, Salon news expuso las conversaciones de Hatfield con tres fuentes allegadas a la familia Bush, que confirmaban la historia: Un “alto consejero de Bush”, un ex compañero de clase de Bush en la Universidad de Yale y “un viejo amigo” suyo.
Los episodios anteriores, que son sólo algunos de la larga historia delictiva de los Bush, palidecen ante el genocidio y el expolio a gran escala que, como era de esperarse, ha estado practicando Bush Jr. desde la Casa Blanca.
Novinger murió de cáncer el 23 de enero de 2003, el mismo día, Francia y Alemania reiteraban su rechazo a la guerra y el periodista irlandés Robert Fisk publicaba en The Independent un artículo donde describía realidades creadas por la mente asesina de Bush: “En el camino a Basora, la televisión ITV filmaba perros salvajes que destrozaban cadáveres de iraquíes. A cada rato, una de estas bestias hambrientas arrancaba delante de nosotros un brazo en estado de descomposición y se echaba a correr con él por el desierto: Los dedos muertos dejaban surcos en la arena, los restos de una manga quemada ondeaban al aire.
‘Sólo para documentarlo’, me dijo el camarógrafo. Claro.
“Porque ITV jamás mostraría tales imágenes. Las cosas que veíamos (la inmundicia y obscenidad de los cadáveres) no pueden mostrarse. En primer lugar porque no sería ‘apropiado’ enseñar esta realidad por televisión a la hora del desayuno. En segundo lugar, porque si la televi! sión la mostrara nadie volvería jamás a respaldar la guerra”.
Sin embargo, quienes se han beneficiado y regocijado con la masacre son los empresarios petroleros, así como los que manejan el negocio de las armas y de los mercenarios.
Entre las primeras se cuenta Halliburton, de la cual ha sido ejecutivo el vicepresidente de EU, Dick Cheney, quien se retiró de dicha empresa durante la campaña presidencial de 2000, siendo recompensado con 20 millones de dólares.
Luego de la invasión de Irak en 2003, Halliburton recibió contratos especiales del Gobierno de Estados Unidos para la “reconstrucción” de ese país por cinco mil millones de dólares, además de que en mayo de 2003 se le permitió ampliar sus operaciones en el sector petrolero.
Halliburton es la compañía mencionada por Osama Bin Laden en un grabación de abril de 2004, en la que dice que la guerra de ! Irak está beneficiando a grandes compañía! s con mi les de millones de dólares.
El clan Bush ha tenido desde hace mucho tiempo intereses y negocios turbios en Venezuela, con empresarios multimillonarios y con conocidos personajes del exilio cubano que han pasado por ese país.
En un reportaje del periodista Gerardo Reyes, difundido el 19 de noviembre de 2000 desde Miami, se menciona que en 1977, cuando su padre fue nombrado director de la CIA, Jeb Bush –hermano del presidente Bush y gobernador de Florida– se estableció en Venezuela como representante del Commerce Bank, de Texas, perteneciente a James Baker, quien era amigo de Bush Sr., y fue después secretario de Estado.
Para entonces, Jeb hablaba español con fluidez gracias a su esposa, la mexicana Columba Garnica, por lo cual “la familia fue aceptada rápidamente por la rica sociedad petrolera de Venezuela”.
En 1980, cuando su padre fue electo vicepresidente se encaminó a Miami, donde se unió al urbanista cubano y directivo de la anticastrista Fundación Nacional Cubano Americana, Armando Codina, con quien ganaba grandes comisiones, hasta de 50 mil dólares, por conseguir inversionistas a la firma de Codina, en lo que era un obvio tráfico de influencias.
Se relacionó también con Miguel Recarey, empresario cubano-americano que fue acusado de un fraude millonario con dinero federal aportado a sus centros médicos en Miami. Recarey desvió dinero destinado a servicios públicos de salud de Miami, para organizar, a través de su firma, la International Medical Centers (IMC), servicios hospitalarios para los mercenarios de la contra nicaragüense.
Asimismo, Jeb recibió 75 mil dólares de esa empresa para encontrarle un nuevo local, labor que nunca llevó a cabo. Con ese tipo de negocios fraudulentos, en 1994, a sus 41 años, Jeb tenía una fortuna de más de dos millones de dólares.
Tres años después, Recarey dijo que “compraba influencias” a Jeb Bush y otras figuras políticas poderosas en los años 80, y que gastó una buena cantidad de dinero en contratar a Jeb y a personas cercanas al ex presidente Ronald Reagan y al entonces vicepresidente George Bush (padre del Mandatario actual), para tratar así de evitar que los inspectores federales acabaran cerrando sus negocios.
Después de sacar unos 300 millones de dólares de las arcas del Estado, Recarey se escapó precisamente a Venezuela para después volar a España. Al conocer estas acusaciones, Jeb lo negó todo, pero es bien sabido que desde la gubernatura de Florida, Jeb Bush ha apoyado a sus amigos y socios del exilio cubano radical, que a su vez han participado en diversos tipos de operaciones en Venezuela.
En 2002, el Gobierno estadounidense promovió un fallido intento de derrocar a Hugo Chávez, opera! tivo que tuvo como cabeza visible al empresario Pedro Carmona, presidente de la patronal venezolana Fedecámaras y con intereses en el sector petrolero.
Entre las primeras medidas que anunció el efímero dictador en su Gobierno que sólo duró 48 horas fue que duplicaría la cantidad de petróleo exportada por Venezuela y que suprimiría las exportaciones a Cuba, medidas evidentemente dictadas por el Gobierno de Bush, principal promotor del golpe contra Chávez.
Pero el interés de los Bush por derrocar a Hugo Chávez tiene que ver, como en el caso de Irak, con los negocios petroleros de la familia, que explican la muy amistosa relación de George Bush padre con el multimillonario Gustavo Cisneros, quien maneja los más poderosos medios de comunicación de su país.
Bush y Cisneros han compartido excursiones de pesca lo mismo en Venezuela que en Florida, y se ha señala! do que los Bush desean incorporar la empresa estatal Petróleos de Venezuela a su lista de negocios en Texas.