ASTILLERO
Julio Hernández López
División
* Santa guerra anti aborto
* Felipe, el (semi) juarista
* Elba se adjudica triunfo
Los demonios (de sotana) andan sueltos. La causa de esa rebelión de los crucifijos es la inminente aprobación de reformas legales que en la capital del país permitirán a las mujeres suspender el proceso de gestación durante las primeras 12 semanas de embarazo. Esa despenalización del aborto en fases tempranas está a punto de colocar en la calle a la base social católica con sus jefes institucionales al frente. Uno de esos líderes religiosos, Norberto Rivera Carrera, cuya arquidiócesis ha anunciado que organizará dos marchas públicas de protesta, podrá aprovechar la oportunidad para tratar de distraer a la atención pública de las acusaciones de protector de pederastas que se le han enderezado en cortes californianas. Rivera ha sido un aplicado diletante del poder público cuando éste le ha favorecido, pero ahora querrá fabricarse una imagen de mártir y perseguido político a causa de la lucha contra el aborto. Otro personaje sombrío que está en vías de tomar su lugar en los preparativos de la amenaza de revivir estampas cristeras es el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, acantonado en Jalisco, donde el Congreso del estado acaba de declarar, luego de una iniciativa presentada por la bancada del PAN y aprobada por los demás partidos con excepción del PRD, que el próximo domingo 25 será el "Día estatal del niño y la niña por nacer".
El tema del aborto ha hecho que Felipe Calderón, jefe político del panismo menos entregado al mando religioso, haya hecho cuidadosa manifestación de apoyo a las posturas defensoras de la continuidad absoluta del proceso de gestación. La corriente calderonista vive una confrontación por el poder con el grupo en que confluyen la señora Marta, el señor Vicente, el otro presidente, Manuel Espino, y personajes de la política jalisciense como el antedicho cardenal Sandoval y el gobernador González Márquez. Calderón pretende ganar la mayoría en la integración del consejo nacional panista para luego decidir postulaciones a las elecciones federales intermedias, de 2009, y eventualmente estar en condiciones de librar una guerra de deslinde y desquite contra el foxismo-espinismo. Al segmento de ultraderecha (que pretende colocar a Carlos Abascal como nuevo abad de la parroquia blanquiazul) le cae de perlas el conflicto relacionado con el aborto porque obliga al calderonismo a cargarse aunque sea declarativamente hacia ese extremo ideológico (aunque el acosado Felipe intente lanzar bombas de humo como su discurso protocolario de ayer, en el que hizo elogio de Benito Juárez y su éxito histórico en, por ejemplo, lograr la separación de la Iglesia y el Estado).
La discusión sobre el aborto (canasta básica de litigios a la que habrá que añadir el tema de las sociedades de convivencia) aporta más motivos para la división nacional a los que de manera clara fueron instalados antes y después de las elecciones del pasado 2 de julio. La campaña propagandística negativa que se desarrolló para estigmatizar al segmento social que buscaba cambios cargados a la izquierda, con López Obrador como candidato, dejó como saldo una sociedad perdurablemente enconada en la que reaparecieron los trazos del racismo y el clasismo. Hoy, México vive una creciente división en varios flancos trascendentes. Está, como se ha dicho, la vertiente derechista irritada por las leyes que permitirán abortos y que ya han autorizado la formalización de uniones condicionadas de personas del mismo sexo. Y por otra parte, está el enojo en espiral de quienes ven en las modificaciones legales relativas al ISSSTE una maniobra que les despoja de derechos adquiridos en materia de prestaciones y pensiones.
Hoy, en el marco de esa irritación de consecuencias imprevisibles, centenares de organizaciones sindicales y cívicas se reunirán a las afueras de San Lázaro para expresar con la mayor crudeza que les sea posible su desacuerdo con esas reformas legales a las que Elba Esther Gordillo no tuvo empacho en reconocer, reunida en Hermosillo con asistentes a una sesión extraordinaria del consejo nacional del SNTE, como un triunfo personal, gremial, faccioso (ayer mismo, en Morelia, hubo maestros heridos a causa de esa división instaurada por la vicepresidenta electoral de la República). Según el reporte de Haydeé Ramírez, corresponsal de Reforma en la capital sonorense, Gordillo habría dicho: "Esto es un triunfo. Modificamos la ley nosotros, fuera del marco del Congreso, fuera de las dos cámaras, para demostrar que la institución (el ISSSTE) nos pertenece. Por primera vez en la historia de nuestro país, una iniciativa de ley que se presenta al Congreso federal lleva la firma de nuestra organización sindical". Siempre patriota y sacrificada, Gordillo dijo: "Este es un acto de responsabilidad por México. No importa el color del partido del Presidente, lo que importa es que el presidente Calderón estuvo dispuesto a negociar. Puso al secretario de Hacienda directamente a negociar" la iniciativa con Miguel Angel Yunes, el comisionado de Elba Esther para asuntos del ISSSTE.
Hay también división en cuanto al sentido y alcance de las maniobras del gobierno capitalino contra enclaves de alta delincuencia. El propio secretario federal de represión, Francisco Ramírez Acuña, le da el beso del diablo a Marcelo Ebrard al aplaudir las acciones desarrolladas en Tepito e Iztapalapa. Aun cuando una primera visión de las operaciones policiales podría llevar a estar de acuerdo en el combate a las bandas de narcotráfico y robo de automóviles, las dudas principales se refieren a la posibilidad de que estos destellos sólo formen parte de planes de ganancias mediáticas y que, como podría suceder a nivel federal con los reacomodos tarifarios con los cárteles del mercado de drogas, se esté en presencia de concepciones futuristas que sólo pretendan realinear fuerzas y recursos hacia nuevos propósitos electorales.
Pero, mientras Ulises Ruiz se convierte en el primer gobernador de Oaxaca que no va a Guelatao a una ceremonia conmemorativa del natalicio de Benito Juárez (su representante, Raúl Castellanos, fue abucheado por centenares de profesores), ¡hasta mañana.
* Felipe, el (semi) juarista
* Elba se adjudica triunfo
Los demonios (de sotana) andan sueltos. La causa de esa rebelión de los crucifijos es la inminente aprobación de reformas legales que en la capital del país permitirán a las mujeres suspender el proceso de gestación durante las primeras 12 semanas de embarazo. Esa despenalización del aborto en fases tempranas está a punto de colocar en la calle a la base social católica con sus jefes institucionales al frente. Uno de esos líderes religiosos, Norberto Rivera Carrera, cuya arquidiócesis ha anunciado que organizará dos marchas públicas de protesta, podrá aprovechar la oportunidad para tratar de distraer a la atención pública de las acusaciones de protector de pederastas que se le han enderezado en cortes californianas. Rivera ha sido un aplicado diletante del poder público cuando éste le ha favorecido, pero ahora querrá fabricarse una imagen de mártir y perseguido político a causa de la lucha contra el aborto. Otro personaje sombrío que está en vías de tomar su lugar en los preparativos de la amenaza de revivir estampas cristeras es el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, acantonado en Jalisco, donde el Congreso del estado acaba de declarar, luego de una iniciativa presentada por la bancada del PAN y aprobada por los demás partidos con excepción del PRD, que el próximo domingo 25 será el "Día estatal del niño y la niña por nacer".
El tema del aborto ha hecho que Felipe Calderón, jefe político del panismo menos entregado al mando religioso, haya hecho cuidadosa manifestación de apoyo a las posturas defensoras de la continuidad absoluta del proceso de gestación. La corriente calderonista vive una confrontación por el poder con el grupo en que confluyen la señora Marta, el señor Vicente, el otro presidente, Manuel Espino, y personajes de la política jalisciense como el antedicho cardenal Sandoval y el gobernador González Márquez. Calderón pretende ganar la mayoría en la integración del consejo nacional panista para luego decidir postulaciones a las elecciones federales intermedias, de 2009, y eventualmente estar en condiciones de librar una guerra de deslinde y desquite contra el foxismo-espinismo. Al segmento de ultraderecha (que pretende colocar a Carlos Abascal como nuevo abad de la parroquia blanquiazul) le cae de perlas el conflicto relacionado con el aborto porque obliga al calderonismo a cargarse aunque sea declarativamente hacia ese extremo ideológico (aunque el acosado Felipe intente lanzar bombas de humo como su discurso protocolario de ayer, en el que hizo elogio de Benito Juárez y su éxito histórico en, por ejemplo, lograr la separación de la Iglesia y el Estado).
La discusión sobre el aborto (canasta básica de litigios a la que habrá que añadir el tema de las sociedades de convivencia) aporta más motivos para la división nacional a los que de manera clara fueron instalados antes y después de las elecciones del pasado 2 de julio. La campaña propagandística negativa que se desarrolló para estigmatizar al segmento social que buscaba cambios cargados a la izquierda, con López Obrador como candidato, dejó como saldo una sociedad perdurablemente enconada en la que reaparecieron los trazos del racismo y el clasismo. Hoy, México vive una creciente división en varios flancos trascendentes. Está, como se ha dicho, la vertiente derechista irritada por las leyes que permitirán abortos y que ya han autorizado la formalización de uniones condicionadas de personas del mismo sexo. Y por otra parte, está el enojo en espiral de quienes ven en las modificaciones legales relativas al ISSSTE una maniobra que les despoja de derechos adquiridos en materia de prestaciones y pensiones.
Hoy, en el marco de esa irritación de consecuencias imprevisibles, centenares de organizaciones sindicales y cívicas se reunirán a las afueras de San Lázaro para expresar con la mayor crudeza que les sea posible su desacuerdo con esas reformas legales a las que Elba Esther Gordillo no tuvo empacho en reconocer, reunida en Hermosillo con asistentes a una sesión extraordinaria del consejo nacional del SNTE, como un triunfo personal, gremial, faccioso (ayer mismo, en Morelia, hubo maestros heridos a causa de esa división instaurada por la vicepresidenta electoral de la República). Según el reporte de Haydeé Ramírez, corresponsal de Reforma en la capital sonorense, Gordillo habría dicho: "Esto es un triunfo. Modificamos la ley nosotros, fuera del marco del Congreso, fuera de las dos cámaras, para demostrar que la institución (el ISSSTE) nos pertenece. Por primera vez en la historia de nuestro país, una iniciativa de ley que se presenta al Congreso federal lleva la firma de nuestra organización sindical". Siempre patriota y sacrificada, Gordillo dijo: "Este es un acto de responsabilidad por México. No importa el color del partido del Presidente, lo que importa es que el presidente Calderón estuvo dispuesto a negociar. Puso al secretario de Hacienda directamente a negociar" la iniciativa con Miguel Angel Yunes, el comisionado de Elba Esther para asuntos del ISSSTE.
Hay también división en cuanto al sentido y alcance de las maniobras del gobierno capitalino contra enclaves de alta delincuencia. El propio secretario federal de represión, Francisco Ramírez Acuña, le da el beso del diablo a Marcelo Ebrard al aplaudir las acciones desarrolladas en Tepito e Iztapalapa. Aun cuando una primera visión de las operaciones policiales podría llevar a estar de acuerdo en el combate a las bandas de narcotráfico y robo de automóviles, las dudas principales se refieren a la posibilidad de que estos destellos sólo formen parte de planes de ganancias mediáticas y que, como podría suceder a nivel federal con los reacomodos tarifarios con los cárteles del mercado de drogas, se esté en presencia de concepciones futuristas que sólo pretendan realinear fuerzas y recursos hacia nuevos propósitos electorales.
Pero, mientras Ulises Ruiz se convierte en el primer gobernador de Oaxaca que no va a Guelatao a una ceremonia conmemorativa del natalicio de Benito Juárez (su representante, Raúl Castellanos, fue abucheado por centenares de profesores), ¡hasta mañana.