MEXICO: UN PAIS DESIGUAL
Por Enrique Kato Vidal*
En septiembre del año 2000 México suscribió la Declaración del Milenio, auspiciada por la organización de Naciones Unidas (ONU), en la cual se establecen un conjunto de metas para mejorar los indicadores de desarrollo social, tanto en México como en otras naciones con bajos niveles de bienestar. Los compromisos derivados de esta declaración se traducen en los denominados Objetivos de Desarrollo del Milenio, entre los que se enuncian: erradicar la pobreza, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad entre los sexos, mejorar la salud y nutrición, garantizar la sustentabilidad del ambiente, entre otros.
Todos estos objetivos son responsabilidades inherentes de cualquier gobierno. Sin embargo, dado el rezago o el franco incumplimiento de la agenda social gubernamental, la ONU promovió la Declaración del Milenio para incentivar mayores esfuerzos y, en consecuencia, el mejoramiento de las condiciones sociales en los países en desarrollo.
Recientemente se preparó un estudio estadístico acerca del grado de avance de México en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y se evaluó la factibilidad de cumplir las metas en el horizonte programado, que es el año 2015. Los resultados de este estudio revelan las condiciones precarias en los niveles de bienestar social de los sectores de menores ingresos y la gran desigualdad de nuestra sociedad, estando México entre los 20 países con peor distribución del ingreso desde hace 50 años.
Algunos resultados del estudio son los siguientes:
Una de las metas consiste en reducir en tres cuartas partes la tasa de mortalidad materna; en el año 2000 morían 73 madres por cada 100 000 niños nacidos vivos, lograr que esta cifra disminuya a 30 de cada 100 000 podría conseguirse, según el pronóstico, en el año 2038. Otra meta es conseguir la disponibilidad de agua entubada en el 100% de las viviendas del país, esto podría lograrse dada la tendencia actual entre los años 2032 y 2048, dependiendo si el agua entubada llega dentro de la vivienda o en el terreno donde ésta se ubica. En el mismo contexto, podemos continuar mencionando casos de desigualdad, tal como, una baja incidencia de desnutrición, diarrea y enfermedades respiratorias severas en los niños de clases sociales de altos ingresos y la alta presencia de estos males en los niños de familias pobres.
Como alternativa para mejorar las condiciones sociales, el propio reporte México ante los Objetivos del Desarrollo del Milenio, plantea que debe existir una redistribución del ingreso y de las oportunidades para alcanzar mayores niveles de bienestar. El reporte también señala que de mantenerse los ritmos de crecimiento económico de los últimos años y la misma tendencia en la concentración de la riqueza, al país le tomaría 44 años reducir la pobreza extrema, recordemos que la instancia oficial de la medición de la pobreza establece tres niveles: pobrezas alimentaría, de capacidades y de patrimonio.
El concepto detrás de la reducción de la pobreza mediante el crecimiento económico se denomina economía de la filtración y consiste en que los beneficios derivados de períodos de prosperidad pernearán a todas las clases sociales. Este postulado que asume un proceso de distribución automático de los beneficios en la economía no se corrobora en la realidad, si acaso la economía de la filtración funciona parcialmente a través de la intervención del Estado y la implementación de políticas públicas por parte del gobierno procurando una distribución más equitativa entre los sectores sociales. La experiencia nacional al mando de las políticas neoliberales ha sido un proceso económico concentrador de la riqueza.
Pero ¿Cuál es la percepción de la población en general frente esta tendencia concentradora? ¿Existe claridad ante un futuro adverso dada la conducción presente de la economía? Un par de encuestas de opinión pública proveen algunas respuestas. Al indagar a la sociedad mexicana a fines del año pasado mediante la pregunta: ¿Ahora que termina el 2006 mira el año con esperanza o preocupación?; los resultados fueron que 58 de cada 100 entrevistados respondieron que lo veían con esperanza.
En otra pregunta 62 de cada 100 se expresaron de acuerdo ante la afirmación de que “una persona que nace pobre puede llegar a ser rico” y un gran porcentaje se manifestó porque la educación y el trabajo duro son elementos importantes para tener éxito en la vida.¿México llegará a ser un país desarrollado? La misma encuesta publicada en el diario Reforma reporta que 14% declara que nunca va a llegar a ser un país desarrollado, 3% declaró que “ya es un país desarrollado”, el resto de los encuestados respondió que en los próximos años nuestro país sería desarrollado. Otro instrumento, es la Encuesta de SEGOB acerca de la Cultura Política y las Prácticas Ciudadanas, levantada en diciembre de 2005, la cual consultó lo siguiente: En general el rumbo que lleva actualmente el país ¿Es el adecuado o no es el adecuado? 54% respondió no es el adecuado, 24% es el adecuado y 16% es el adecuado en parte.
Esta visión acerca del rumbo nacional podemos asociarlo con las respuestas a la siguiente interrogante ¿Cómo diría usted que es la situación económica actual del país? 49% declaró que es mala y 20% respondió que la situación es buena, el porcentaje restante tuvo una respuesta no concluyente al responder ni buena ni mala. Donde hubo mayor optimismo es acerca del estado futuro de la democracia nacional donde el 47% se expresó por la certidumbre de una mejor democracia en los tiempos por venir, 18% piensa que será igual y 22% que será peor.
Dado que desarrollo social y democracia por lo general están asociados, luego de los resultados electorales del 2006 y los pobres avances en los Objetivos del Milenio; debiéramos reflexionar en las iniciativas que se necesitan para cambiar el rumbo del país.
* Taller de Economía Social y Políticas Públicas Facultad de Economía de la UNAM.