ASTILLERO
Julio Hernández López
Ligas
* 2-J: discursos acordados
* Técnicamente, imposible
*Cepropie, huella de Los Pinos
La noche del 2 de julio pasado se tuvo una evidencia pública de la complicidad existente entre las presidencias del IFE y de la República, cuando los titulares de esos órganos aparecieron en pantallas de televisión para pronunciar adjuntos discursos coincidentes (en información, tono y exhortos), en los que hablaban con soltura y precisión del "empate técnico" entre los candidatos presidenciales del PRD y el PAN; empate que supuestamente había sido revelado unos cuantos minutos atrás por el Programa de Resultados Preliminares montado por el propio IFE.
En ese mismo momento de la transmisión televisiva confesa se produjeron preguntas aún sin respuesta aceptable, dado que la instantánea coincidencia de las alocuciones de Luis Carlos Ugalde y Vicente Fox, pronunciadas con unos segundos de diferencia entre ellas, sugería plenamente un entendimiento entre los poderes electoral y Ejecutivo para instalar en el auditorio electrónico una percepción de supuesta igualdad numérica entre los dos principales contendientes que, como se vio después, con el tramposo y totalmente atípico comportamiento impuesto desde las computadoras del IFE al flujo de resultados preliminares y distritales, fue la primera fase de un plan que llevaría a la consolidación de un triunfo comicial fabricado cibernética y manualmente en favor de Felipe Calderón.
El fantasma de los discursos sospechosamente aliados ha vuelto a aparecer. Este martes, el presidente del consejo general del Instituto del Fraude Electoral (IFE) dijo en el noticiario matutino de Televisa, que conduce Carlos Loret de Mola, que el día de las elecciones federales él se enteró como a las 22.45 horas de que conforme al PREP no podía hablar de un triunfador. En ese momento, Ugalde y sus ayudantes habrían preparado en 15 minutos el mensaje televisivo que darían a las 11 de la noche, escribiendo, según eso, directamente sobre el apuntador visual para cámaras conocido como telepromter. El entonces presidente Fox hablaría inmediatamente después, en términos que harían suponer entendimiento y coordinación, pero no porque hubiera tales, sino porque "tal vez" el previsor y estratégico otorgador de premios Nobel a discreción habría preparado varias versiones discursivas con toda anticipación, según la generosa suposición que el profesor de magia Ugalde hizo este martes ante Loret de Mola.
El director del canalseisdejulio, Carlos Mendoza, advirtió y denunció en su momento las evidentes inconsistencias técnicas del alegato ugaldista y ahora, al ver nuevamente al consejero presidente del IFE tratando de acomodar las cosas, ha hecho saber a esta columna (cuyo gerente general y único obrero ha hecho en meses anteriores algunas peripecias de video): "Como bien sabes, es prácticamente imposible redactar un mensaje, maquillar a quien va a hablar, colocar micrófonos, posproducir (ponerle los rótulos identificando a Ugalde), grabar todo bien a la primera toma y lanzar esa grabación al aire en tan sólo 15 minutos; mejor dicho, diez, porque el mensaje es de casi 5 minutos de duración. Es imposible: nada más calcula cuánto te lleva redactar con algún cuidado un par de párrafos".
Pero todo puede suceder en Foxilandia y Ugalandia: "No obstante, el mensaje de Fox, que también fue pregrabado y apoyado en un teleprompter, aludía claramente al anuncio hecho por Ugalde, y no pasaron 5 minutos después, como dijo Loret de Mola este martes (Televisa también está tapando el fondo del asunto), sino que salió ligado a aquél, lo que habla de la existencia de un plan que incluyó la grabación previa y coordinada de ambos mensajes". Por ejemplo, recuerda Carlos Mendoza, "Adela Micha preguntaba a AMLO el 29 de mayo si aceptaría su derrota, aunque perdiera 'por un solo voto')".
Lo peor, menciona el director del canalseisdejulio, es que "la noche del 2 de julio, tras la transmisión de ambos mensajes, Joaquín López Dóriga dijo, palabras más o menos, que los dos mensajes habían salido ligados, pues 'así los mandó Cepropie'. Aunque Fox de veras hubiera tenido diversos mensajes preparados, ni siquiera les habría dado tiempo de elegir el correcto ya que, te repito, ambos fueron ligados. Como sabes, Cepropie, que depende de la Presidencia de la República, nada tendría que hacer en relación al mensaje del presidente del IFE, y su intervención pone en evidencia la existencia de un plan coordinado". Carlos Mendoza estima que este punto, el de los mensajes convenidos, "es uno de los mayores errores que cometieron los aliados".
Conviene tener presentes, entre otros, los datos anteriores, porque está en curso una nueva campaña de "legitimación" de los resultados electorales del pasado 2 de julio (que si fueran tan claros y aceptables no necesitarían jilgueros o seudo intelectuales marca Cisen para defender lo que nadie estaría impugnando). El nuevo acento en busca de convalidar lo adulterado pretende convencer de que la "derrota" de Andrés Manuel López Obrador se habría debido no a un fraude electoral, sino a las características personales y a las decisiones coyunturales que el tabasqueño habría tomado.
Por encima de los defectos o virtudes, reales o por invento, del citado candidato presidencial de 2006, y de los golpes de timón que por pericia o error hubiese dado, lo cierto, a los ojos de los mexicanos que no canjearon su capacidad visual por la imposición de la óptica adulterada de los canales de televisión, es que el 2 de julio se concretó un fraude electoral múltiple, en el que participaron el gobierno federal, con el entonces presidente Fox a la cabeza (y la estructura asistencial manejada por Josefina Vázquez Mota); la estructura del IFE controlada por Elba Esther Gordillo; los empresarios, con dinero subterráneo y campañas propagandísticas negativas; la mencionada Gordillo, con mapaches de la casa y arreglos con gobernadores priístas para cambiar resultados del tricolor al blanquiazul, y medios de comunicación, sobre todo electrónicos, en primerísimo lugar los televisivos, dedicados primero a crear una falsa impresión de crecimientos calderónicos y luego a justificar y alabar un supuesto triunfo ínfimo. ¡Hasta mañana!
Ligas
* 2-J: discursos acordados
* Técnicamente, imposible
*Cepropie, huella de Los Pinos
La noche del 2 de julio pasado se tuvo una evidencia pública de la complicidad existente entre las presidencias del IFE y de la República, cuando los titulares de esos órganos aparecieron en pantallas de televisión para pronunciar adjuntos discursos coincidentes (en información, tono y exhortos), en los que hablaban con soltura y precisión del "empate técnico" entre los candidatos presidenciales del PRD y el PAN; empate que supuestamente había sido revelado unos cuantos minutos atrás por el Programa de Resultados Preliminares montado por el propio IFE.
En ese mismo momento de la transmisión televisiva confesa se produjeron preguntas aún sin respuesta aceptable, dado que la instantánea coincidencia de las alocuciones de Luis Carlos Ugalde y Vicente Fox, pronunciadas con unos segundos de diferencia entre ellas, sugería plenamente un entendimiento entre los poderes electoral y Ejecutivo para instalar en el auditorio electrónico una percepción de supuesta igualdad numérica entre los dos principales contendientes que, como se vio después, con el tramposo y totalmente atípico comportamiento impuesto desde las computadoras del IFE al flujo de resultados preliminares y distritales, fue la primera fase de un plan que llevaría a la consolidación de un triunfo comicial fabricado cibernética y manualmente en favor de Felipe Calderón.
El fantasma de los discursos sospechosamente aliados ha vuelto a aparecer. Este martes, el presidente del consejo general del Instituto del Fraude Electoral (IFE) dijo en el noticiario matutino de Televisa, que conduce Carlos Loret de Mola, que el día de las elecciones federales él se enteró como a las 22.45 horas de que conforme al PREP no podía hablar de un triunfador. En ese momento, Ugalde y sus ayudantes habrían preparado en 15 minutos el mensaje televisivo que darían a las 11 de la noche, escribiendo, según eso, directamente sobre el apuntador visual para cámaras conocido como telepromter. El entonces presidente Fox hablaría inmediatamente después, en términos que harían suponer entendimiento y coordinación, pero no porque hubiera tales, sino porque "tal vez" el previsor y estratégico otorgador de premios Nobel a discreción habría preparado varias versiones discursivas con toda anticipación, según la generosa suposición que el profesor de magia Ugalde hizo este martes ante Loret de Mola.
El director del canalseisdejulio, Carlos Mendoza, advirtió y denunció en su momento las evidentes inconsistencias técnicas del alegato ugaldista y ahora, al ver nuevamente al consejero presidente del IFE tratando de acomodar las cosas, ha hecho saber a esta columna (cuyo gerente general y único obrero ha hecho en meses anteriores algunas peripecias de video): "Como bien sabes, es prácticamente imposible redactar un mensaje, maquillar a quien va a hablar, colocar micrófonos, posproducir (ponerle los rótulos identificando a Ugalde), grabar todo bien a la primera toma y lanzar esa grabación al aire en tan sólo 15 minutos; mejor dicho, diez, porque el mensaje es de casi 5 minutos de duración. Es imposible: nada más calcula cuánto te lleva redactar con algún cuidado un par de párrafos".
Pero todo puede suceder en Foxilandia y Ugalandia: "No obstante, el mensaje de Fox, que también fue pregrabado y apoyado en un teleprompter, aludía claramente al anuncio hecho por Ugalde, y no pasaron 5 minutos después, como dijo Loret de Mola este martes (Televisa también está tapando el fondo del asunto), sino que salió ligado a aquél, lo que habla de la existencia de un plan que incluyó la grabación previa y coordinada de ambos mensajes". Por ejemplo, recuerda Carlos Mendoza, "Adela Micha preguntaba a AMLO el 29 de mayo si aceptaría su derrota, aunque perdiera 'por un solo voto')".
Lo peor, menciona el director del canalseisdejulio, es que "la noche del 2 de julio, tras la transmisión de ambos mensajes, Joaquín López Dóriga dijo, palabras más o menos, que los dos mensajes habían salido ligados, pues 'así los mandó Cepropie'. Aunque Fox de veras hubiera tenido diversos mensajes preparados, ni siquiera les habría dado tiempo de elegir el correcto ya que, te repito, ambos fueron ligados. Como sabes, Cepropie, que depende de la Presidencia de la República, nada tendría que hacer en relación al mensaje del presidente del IFE, y su intervención pone en evidencia la existencia de un plan coordinado". Carlos Mendoza estima que este punto, el de los mensajes convenidos, "es uno de los mayores errores que cometieron los aliados".
Conviene tener presentes, entre otros, los datos anteriores, porque está en curso una nueva campaña de "legitimación" de los resultados electorales del pasado 2 de julio (que si fueran tan claros y aceptables no necesitarían jilgueros o seudo intelectuales marca Cisen para defender lo que nadie estaría impugnando). El nuevo acento en busca de convalidar lo adulterado pretende convencer de que la "derrota" de Andrés Manuel López Obrador se habría debido no a un fraude electoral, sino a las características personales y a las decisiones coyunturales que el tabasqueño habría tomado.
Por encima de los defectos o virtudes, reales o por invento, del citado candidato presidencial de 2006, y de los golpes de timón que por pericia o error hubiese dado, lo cierto, a los ojos de los mexicanos que no canjearon su capacidad visual por la imposición de la óptica adulterada de los canales de televisión, es que el 2 de julio se concretó un fraude electoral múltiple, en el que participaron el gobierno federal, con el entonces presidente Fox a la cabeza (y la estructura asistencial manejada por Josefina Vázquez Mota); la estructura del IFE controlada por Elba Esther Gordillo; los empresarios, con dinero subterráneo y campañas propagandísticas negativas; la mencionada Gordillo, con mapaches de la casa y arreglos con gobernadores priístas para cambiar resultados del tricolor al blanquiazul, y medios de comunicación, sobre todo electrónicos, en primerísimo lugar los televisivos, dedicados primero a crear una falsa impresión de crecimientos calderónicos y luego a justificar y alabar un supuesto triunfo ínfimo. ¡Hasta mañana!