LOS PANUCHOS EN FERREA PELEA POR EL PODER
23 de enero de 2007
El Partido Acción Nacional atraviesa una zona de turbulencias. Desde Yucatán pasando por Guerrero, llegando a Aguascalientes y ya no hablemos de choques de Los Pinos a la colonia Del Valle, entre los blanquiazules la cosa está que arde, con renuncias, traiciones, expulsiones y hasta acusaciones de asesinatos.
Ana Rosa Payán renunció al no ser seleccionada para la candidatura al gobierno de Yucatán. El gobernador de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat, enfrenta un proceso de expulsión. El diputado guerrerense Jorge Bajos Valverde fue asesinado presuntamente por correligionarios panistas. Manuel Espino Barrientos encumbra dentro del PAN a conspicuos ex colaboradores del ex presidente Vicente Fox y hasta a él mismo lo trata de sacar del rancho en una lógica incomprensible de buscar poder para quienes cuando lo tuvieron lo dilapidaron.
En suma, un panorama incierto para el partido del cual surge el Presidente en funciones, Felipe Calderón, quien le ha pedido una "sana cercanía" al PAN, sin obtenerla hasta ahora, precisamente por este desconcierto.
Con sabiduría, el fundador de Acción Nacional, Manuel Gómez Morín, había advertido el reto de ganar el poder, pero sin perder al partido, su ideología, sus principios. parece que tal riesgo acecha hoy a sus herederos políticos.
Los panistas contribuyeron, con todos los demás partidos, al avance democrático nacional del último cuarto de siglo, siendo congruentes con su particular proyecto de nación, basado en lo que ellos mismos definieron como "brega de eternidad"; parece, sin embargo, que con el poder les llegaron las prisas, se destaparon las ambiciones individuales y a algunos se les está quemando el pan.
Los institutos políticos de cualquier signo no pueden convertirse en coliseos romanos con luchas a muerte entre sus dirigentes, eso sólo refrenda la percepción de que los partidos no responden a los intereses de sus militantes y menos a los de la ciudadanía que, en cuanto llegan al poder, transforman su naturaleza y se igualan en el jaloneo por puestos y prebendas.
En el último año hemos presenciado las más tristes muestras de acrobacia política de todos los signos, la miseria y la ambición humanas en su máximo esplendor, en donde los ideales quedan subordinados al pragmatismo por obtener el cargo.
Nuestro sistema político requiere de partidos de izquierda, de centro y de derecha bien estructurados, vigorosos, que respondan a la concepción de institutos que no sólo contribuyan a la transmisión pacífica del poder público a través de elecciones, sino que induzcan a los ciudadanos a tomar conciencia de sus responsabilidades con la comunidad, y amortigüen el choque de intereses particulares mediante conciliaciones y acuerdos.
Atrae hoy nuestra atención que el Partido Acción Nacional ante la actualidad de los sucesos se aleja de ese ideal. Por su propia salud, y porque uno de sus militantes ocupa hoy la Presidencia de la República, es deseable poner un alto a las patadas bajo la mesa. Si el proceso de descomposición del PAN no es detenido, sus consecuencias pueden contaminar todo el cuerpo político y social del país.