COTORREANDO CHIDO
Mientras demagógicamente y protegido por militares, Felipillo Calderón recorría zonas indígenas en Chiapas, comenzó a llover y los ríos aumentaron su cauce. Felinillo se tropezó y por no “ensuciarse las manos” no se sujetó de una liana y cayó, siendo arrastrado por la corriente. Sin embargo, tuvo la suerte de que un niño de 13 años se echó al río tras el pelele, de modo que el "Presidente del empleo" fue rescatado.
Cuando Felipillo estuvo a salvo, le dijo al niño:
- Me salvaste la vida... pídeme lo que quieras, que gracias a ti no me enlodé y sigo "teniendo las manos limpias".
- Sr. Presidente, solo quiero que mi ataúd sea transportado en una carreta tirada por caballos.
- Pero estás muy joven y eres el futuro obrero del país, pídeme otra cosa ¡vamos México!... A no eso es del sexenio anterior). Pídeme.
- Bueno, quiero que sobre mi ataúd pongan la bandera de México y el Escudo del Estado de Chiapas y que la guardia de honor al final la doble y se la entregue a mi mamá.
- Anda no seas penoso ya que me salvaste, ¡te puedo dar una despensa! ¿o prefieres láminas para tu jacal? o mejor aún pídeme…. un empleo de maquilador porque yo soy el "Presidente del empleo"...
- Está bien, le pido algo más: Quiero que se selle mi sepulcro al sonido de una fanfarria.
- Pero ¿qué es esto criatura? vamos pídeme otra cosa, ¿o quieres lo que no te cumplio Viecente: un vocho y un changarro? ¿quieres un microcrédito?
- Bueno Señor
- Mira ya basta ¿cómo es eso que te vas a morir, si eres un niño?
- Bueno Señor Caderón, es que cuando les cuente a mis papás y amigos que yo lo salvé, ¡me van a matar a guamazos!