TAL PARA CUAL ... FECAL Y GORDILLO SI SON UN PELIGRO PARA MEXICO
Calderón: alianza con lo peorcito del PRI
Carlos Ramírez
Un día después de haber sido elegido candidato presidencial del PAN, Felipe Calderón Hinojosa no se reunió con militantes de su partido sino que tuvo un encuentro en lo oscurito con la líder vitalicia del SNTE, Elba Esther Gordillo, y toda la dirigencia magisterial priísta. El mensaje político del abanderado blanquiazul fue muy claro: pactar secretamente con lo peorcito del PRI, el mismo error que cometió Vicente Fox.
La señora Gordillo, por su parte, consumó la más grave de sus traiciones políticas e ideológicas: su alianza estratégica, política y electoral con el partido de la educación religiosa y conservadora, a cambio de la revalidación de su cacicazgo magisterial. Y lo hizo con el candidato panista que ganó la nominación con apenas 151 mil votos a nivel nacional.
Al final se encontraron los viejo y lo nuevo. El viejo estilo del sindicalismo priísta, manipulador, negador de la democracia, mantenido a sangre y fuego; y la visión "nueva" de un Felipe Calderón que delineó su primera definición política de su candidatura con el fortalecimiento del cacicazgo magisterial de la señora Gordillo.
Pero las referencias tienen aún más derivaciones. La señora Gordillo logró sentar a Calderón en su territorio. Pero lo hizo también como parte de su gestión en nombre del presidente Vicente Fox y de su esposa Marta Sahagún, ambos opuestos a la candidatura de Calderón y comprometidos con Santiago Creel.
La reunión secreta Gordillo-Calderón --por cierto filtrada por la líder vitalicia del SNTE por convenir así a sus intereses y por ser ése su estilo de relaciones políticas-- también tuvo intenciones oscuras: el propósito de la cacique sindical de borrar el apoyo magisterial a favor de Santiago Creel durante la campaña interna, pues la señora Gordillo formó comités políticos a favor del ex secretario de Gobernación. Pero muy común en ella, ahora quiere pactar con el ganador.
El gran perdedor de esa reunión fue Calderón, quien se ha presentado como el candidato del futuro y no del pasado. Lo peor del asunto es que la señora Gordillo no representa siquiera el pasado sino el antepasado: justamente la práctica priísta de control de los trabajadores y de apropiación del poder sindical. La señora Gordillo tiene el mando férreo del SNTE desde que Carlos Salinas la impuso en 1989.
Asimismo, la novatada de Calderón lo metió en el corazón de uno de los conflictos más severos por los que atraviesa el PRI: la disputa violenta por la candidatura presidencial del tricolor. La señora Gordillo hasta ahora no ha renunciado al PRI y el SNTE forma parte de la estructura sindical del PRI. Por tanto, Calderón asumió una actitud de provocación contra el PRI en su elección interna al tomar partido a favor de la enemiga declarada de Roberto Madrazo. Con ello Calderón dejó algunos indicios de cómo sería su presidencia si ganara las elecciones del 2006.
Lo que falta, por tanto, es percibir los escenarios que le quedan a la señora Gordillo. Al aliarse al PAN de Calderón, el SNTE abandonó sus principios históricos de defensa de la educación laica, gratuita y científica y se convirtió en la punta de lanza de la educación clerical. Por tanto, la señora Gordillo conculcó de facto el artículo tercero constitucional. Algo había avanzado con su alianza con la señora Sahagún y la coedición de la Guía de Padres entre el SNTE y la Fundación Vamos México.
De ahí que Calderón y la señora Gordillo hayan caído en contradicciones mutuas: la líder vitalicia del SNTE por sus alianzas con la derecha clerical y el partido de la educación conservadora y Calderón con su acercamiento y pactos secretos con una de las formaciones del PRI. En este contexto, el 2006 presenta confusiones que sin duda van a afectar las votaciones: una Gordillo panista y un Calderón priísta.
Aunque fue la que sacó más ventaja al haber atraído a Calderón a su telaraña de complicidades, la señora Gordillo se acercó al momento de las definiciones de fondo. Si su poder derivó de una decisión del sistema priísta, ella carece de cualquier posibilidad de irlo a ofertar al PAN o al PRD de Manuel Camacho. La señora Gordillo fue colocada en la dirección política del SNTE por Carlos Salinas en medio de una estrategia priísta y le corresponderá a Carlos Salinas decidir el futuro político de la cacique magisterial.
Por tanto, la hora de las decisiones se le acerca a la señora Gordillo porque no puede disponer del SNTE y de la militancia política de los maestros como si fuera de su propiedad. Sin el apoyo de los gobiernos priístas de Salinas y Zedillo y sin el apoyo del PRI que la hizo secretaria general, la fuerza política de la señora Gordillo se hubiera reducido a su mínima expresión.
El encumbramiento de la señora Gordillo en la dirección del SNTE fue una decisión de Carlos Salinas. Inclusive, Salinas le entregó a la señora Gordillo varios millones de dólares en efectivo en 1989 para corromper a dirigentes seccionales y acotar la movilidad del depuesto Carlos Jonguitud Barrios. Por tanto, ella no ascendió al poder por sí misma. La señora Gordillo había sido echada del sindicato por Jonguitud y la había rescatado Manuel Camacho. Su regreso no fue determinado por su fuerza en el sindicato sino por la decisión presidencial de Salinas.
La alianza con Felipe Calderón fue, por tanto, la gran traición de la señora Gordillo. Una traición al PRI y a su programa político, una traición al Salinas que le entregó el SNTE pero no para que se lo cambiara al PAN por protección política e impunidad y una traición a los maestros por querer convertirlos ahora en los apóstoles de la educación clerical y conservadora.
En su desesperación, la señora Gordillo hizo su última apuesta a favor de la derecha. Sólo falta que el PRI diga si va a aceptar que la señora Gordillo afilie tranquilamente a los maestros al PAN.
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Carlos Ramírez
Un día después de haber sido elegido candidato presidencial del PAN, Felipe Calderón Hinojosa no se reunió con militantes de su partido sino que tuvo un encuentro en lo oscurito con la líder vitalicia del SNTE, Elba Esther Gordillo, y toda la dirigencia magisterial priísta. El mensaje político del abanderado blanquiazul fue muy claro: pactar secretamente con lo peorcito del PRI, el mismo error que cometió Vicente Fox.
La señora Gordillo, por su parte, consumó la más grave de sus traiciones políticas e ideológicas: su alianza estratégica, política y electoral con el partido de la educación religiosa y conservadora, a cambio de la revalidación de su cacicazgo magisterial. Y lo hizo con el candidato panista que ganó la nominación con apenas 151 mil votos a nivel nacional.
Al final se encontraron los viejo y lo nuevo. El viejo estilo del sindicalismo priísta, manipulador, negador de la democracia, mantenido a sangre y fuego; y la visión "nueva" de un Felipe Calderón que delineó su primera definición política de su candidatura con el fortalecimiento del cacicazgo magisterial de la señora Gordillo.
Pero las referencias tienen aún más derivaciones. La señora Gordillo logró sentar a Calderón en su territorio. Pero lo hizo también como parte de su gestión en nombre del presidente Vicente Fox y de su esposa Marta Sahagún, ambos opuestos a la candidatura de Calderón y comprometidos con Santiago Creel.
La reunión secreta Gordillo-Calderón --por cierto filtrada por la líder vitalicia del SNTE por convenir así a sus intereses y por ser ése su estilo de relaciones políticas-- también tuvo intenciones oscuras: el propósito de la cacique sindical de borrar el apoyo magisterial a favor de Santiago Creel durante la campaña interna, pues la señora Gordillo formó comités políticos a favor del ex secretario de Gobernación. Pero muy común en ella, ahora quiere pactar con el ganador.
El gran perdedor de esa reunión fue Calderón, quien se ha presentado como el candidato del futuro y no del pasado. Lo peor del asunto es que la señora Gordillo no representa siquiera el pasado sino el antepasado: justamente la práctica priísta de control de los trabajadores y de apropiación del poder sindical. La señora Gordillo tiene el mando férreo del SNTE desde que Carlos Salinas la impuso en 1989.
Asimismo, la novatada de Calderón lo metió en el corazón de uno de los conflictos más severos por los que atraviesa el PRI: la disputa violenta por la candidatura presidencial del tricolor. La señora Gordillo hasta ahora no ha renunciado al PRI y el SNTE forma parte de la estructura sindical del PRI. Por tanto, Calderón asumió una actitud de provocación contra el PRI en su elección interna al tomar partido a favor de la enemiga declarada de Roberto Madrazo. Con ello Calderón dejó algunos indicios de cómo sería su presidencia si ganara las elecciones del 2006.
Lo que falta, por tanto, es percibir los escenarios que le quedan a la señora Gordillo. Al aliarse al PAN de Calderón, el SNTE abandonó sus principios históricos de defensa de la educación laica, gratuita y científica y se convirtió en la punta de lanza de la educación clerical. Por tanto, la señora Gordillo conculcó de facto el artículo tercero constitucional. Algo había avanzado con su alianza con la señora Sahagún y la coedición de la Guía de Padres entre el SNTE y la Fundación Vamos México.
De ahí que Calderón y la señora Gordillo hayan caído en contradicciones mutuas: la líder vitalicia del SNTE por sus alianzas con la derecha clerical y el partido de la educación conservadora y Calderón con su acercamiento y pactos secretos con una de las formaciones del PRI. En este contexto, el 2006 presenta confusiones que sin duda van a afectar las votaciones: una Gordillo panista y un Calderón priísta.
Aunque fue la que sacó más ventaja al haber atraído a Calderón a su telaraña de complicidades, la señora Gordillo se acercó al momento de las definiciones de fondo. Si su poder derivó de una decisión del sistema priísta, ella carece de cualquier posibilidad de irlo a ofertar al PAN o al PRD de Manuel Camacho. La señora Gordillo fue colocada en la dirección política del SNTE por Carlos Salinas en medio de una estrategia priísta y le corresponderá a Carlos Salinas decidir el futuro político de la cacique magisterial.
Por tanto, la hora de las decisiones se le acerca a la señora Gordillo porque no puede disponer del SNTE y de la militancia política de los maestros como si fuera de su propiedad. Sin el apoyo de los gobiernos priístas de Salinas y Zedillo y sin el apoyo del PRI que la hizo secretaria general, la fuerza política de la señora Gordillo se hubiera reducido a su mínima expresión.
El encumbramiento de la señora Gordillo en la dirección del SNTE fue una decisión de Carlos Salinas. Inclusive, Salinas le entregó a la señora Gordillo varios millones de dólares en efectivo en 1989 para corromper a dirigentes seccionales y acotar la movilidad del depuesto Carlos Jonguitud Barrios. Por tanto, ella no ascendió al poder por sí misma. La señora Gordillo había sido echada del sindicato por Jonguitud y la había rescatado Manuel Camacho. Su regreso no fue determinado por su fuerza en el sindicato sino por la decisión presidencial de Salinas.
La alianza con Felipe Calderón fue, por tanto, la gran traición de la señora Gordillo. Una traición al PRI y a su programa político, una traición al Salinas que le entregó el SNTE pero no para que se lo cambiara al PAN por protección política e impunidad y una traición a los maestros por querer convertirlos ahora en los apóstoles de la educación clerical y conservadora.
En su desesperación, la señora Gordillo hizo su última apuesta a favor de la derecha. Sólo falta que el PRI diga si va a aceptar que la señora Gordillo afilie tranquilamente a los maestros al PAN.
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