Calderón a Sudáfrica
Alberto Híjar
No tenga pena licenciado Calderón, váyase al Mundial que con usted y sin usted el sistema es el sistema. Sus perros de presa, sus panistas gobernadores y los prestos a proteger asesinos como el de Oaxaca y a solventar los caprichos de los más injustos apoyados por dignatarios eclesiásticos, los obsequiosos jueces y ministros tan cuidadosos en alargar procesos lo mismo para el olvido de los Bribiesca o los Hank que para exterminar la resistencia digna de los doce de Atenco o para ignorar las órdenes de aprehensión injustas contra las jóvenes América del Valle y Lucía Morett o para aniquilar electricistas, mineros y defensores del ambiente, mantendrán todo en orden, en ese orden que las fuerzas armadas garantizan con el ejercicio de la violencia como poder extremo y exclusivo del Estado.
Ahora que ya nadie cree en sus capacidades gubernamentales, qué importa si acompaña a la Selección Nacional en su duro trance. Quién quite y anote un gol para justificar el enorme gasto y los grandes negocios con el tiempo dedicado a seguir día con día los retortijones del Bofo y el traspiés de Guardado. Si va usted a Sudáfrica apoyado por las encuestas fabricadas al gusto del cliente y sin verificación alguna, el regreso será épico pese a las derrotas. Ahí estarán apoyando a su Selección y a su porrista principal las legiones que en una de esas hasta los hacen ir al Angel de la Independencia a celebrar montados en un camión anunciante de los grandes consorcios a los que usted favorece. Ya ve cómo somos de generosos.
Para entonces, todos los medios habrán borrado la memoria de San Juan Copala y los criminales permanecerán tan tranquilos como siempre bajo la protección de Ulises Ruiz. ¡Qué importan los periodistas y los defensores de los derechos humanos acribillados!, ¡qué importa el olvidado Brad Will a quien todos vimos caer abatido por los disparos de agentes municipales!, ¡qué importa el compañero finlandés y la defensora de los derechos humanos ejecutados con sendos tiros en sus cabezas! De los de Atenco a cuatro años de su masacre, de los asesinatos de Javier Cortés y Alexis Benhumea, de la impunidad de los violadores, torturadores y asesinos ya no quedan más que doce encarcelados sin esperanza, una vez que el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México declaró que se ha procedido conforme a Derecho.
Tiene razón, conforme a un derecho muy chueco pero derecho al fin, el único vigente en el país en real estado de emergencia. Si no, que lo digan los del Municipio Autónomo de San Juan Copala, adonde el gobierno de Ulises Ruiz tramitó un permiso especial ante la banda criminal de la UBISORT para rescatar de su refugio en el monte a los periodistas de Contralínea David Cilia y Erika Ramírez.
Quizá puedan reunirse los presidentes de Argentina, Colombia, Cuba, Perú y México a firmar otra exigencia para investigar los crímenes del pasado como el que incorporaron al Examen Periódico Universal de la ONU para favorecer al perseguido juez Garzón y hacer como si de veras importaran a la ONU las masacres del pasado y del presente en México. ¿Por qué no se lleva a Ulises Ruiz, al invicto Mario Marín, a los gobernadores de Guerrero, Veracruz y Chiapas esforzados en la competencia del represor del sexenio? No es que uno piense en que un mal viento los precipite a tierra, sino que quisiéramos probar si con su ausencia algo cambia.
A lo mejor allá se encuentra con otros políticos prestos a avalar declaraciones sobre el perfecto control climático pese a la tala de bosques, construcción de presas en beneficio de los consorcios hoteleros y contra las comunidades originarias defensoras ante la devastación de las playas, ríos, cultivos y la protección de criminales ambientales gracias al nunca suficientemente insultado Patricio Patrón Laviada ¡procurador del Ambiente!, el de las francachelas con el poderoso banquero defraudador Roberto Hernández. Llévelos, licenciado, que ya recibirá su comitiva algún nombre inolvidable. Que no falten en ella poderosos como Onésimo Cepeda a quien tanto le gusta la pachanga, la bebida, la buena vida y claro, médicos como los responsables del negociazo de las vacunas contra la influenza y para concelebrar, llévese a Elba Esther y a Gamboa Pascoe, al pobre diablo del Sindicato del Seguro Social convertido al panismo, para que los trabajadores con sus derechos en extinción se sientan representados.
Buen viaje, licenciado, no tenga pena, quédese por allá unos diez años que no lo vamos a extrañar.