Amalia y su mezcla AZUL-AMARILLA
Marcela Gómez Zalce
Amalia García ha protagonizado atractivos escándalos de corrupción, siendo la perlita amarilla los ¡53! Zetitas en fuga que sin problema alguno frente a las cámaras de vigilancia, con la ayuda de autoridades locales y estatales, salieron del penal de Cieneguillas mostrando quién(es) mandan en la esfera zacatecana— y su mezcla azul-amarilla.
Con hechos que se suman a la lista de las sugestivas leyendas urbanas (plainly acknowledged in agency’s files) que corren en el círculo criminal del abecedario que controla la plaza con la evidente complicidad, aderezando el cuadro de (horror) izquierda, los atropellos de la gobernadora contra el sindicato minero ante la impunidad y la ausencia de justicia para aprehender a los responsables del asesinato a batazos de Juventino Flores Salas en el enfrentamiento de Fresnillo provocado por grupos de choque de la empresa Peñoles para aplastar a miembros afines al sindicato encabezado por Napoleón Gómez Urrutia.
El contexto electoral, of course, no podía escapar de convertirse en un original polvorín, sobre todo cuando Amalia busca, como todos los que llegan al poder, imponer a su delfín, y en su caso, ir contra la familia Monreal, acusados ya por este (des)gobierno, remember?
Ahí está el curiosito episodio en mayo del 2009, aún no totalmente aclarado y rodeado de confusión, sobre un decomiso de droga en bodegas pertenecientes a los Monreal, que desencadenó la clásica jauría mediática de linchamiento que desató la descontrolada hormona, perdón, la confrontación abierta, para no perder la costumbre, de Amalia con el senador Ricardo Monreal, quien días después presentara su licencia para ser investigado… sin que la PGR pudiera acreditar pruebas, nexos ni evidencias contundentes de sus relaciones peligrosas, yes?
Aunque a zape dado, ni Dios lo quita.
Develando el sello del (des)gobierno de Felipe Calderón para utilizar su guerra contra la organizada delincuencia, con la PGR como instrumento político, para tratar con gentileza a sus aliados, como Amalia, y darle un tubazo a los incómodos adversarios que buscan estar en la competencia electoral. Y la PANdilla en el poder (del no poder) hace atractivos guiños para sembrar una semillita del amor que germine el mes de julio.
Quizá por eso no debe sorprender la reciente cena, en un privado de un selecto (y carísimo) restaurante en Palmas, de Patricia Flores con un ex presidente municipal de… de… ¡adivinó usted!, Zacatecas, acompañados de otro presidente municipal, éste de Chihuahua —donde el PRI mostró esa excelente disciplina de cerrar filas evitando escándalos para la selección de su candidato—, encerrona donde hubo entrega de lindos regalos.
La cándida duda es ¿qué tendrán en común Paty y esas lacritas como para sentarse el pasado miércoles en un privado hasta pasada la media noche…? Indudablemente algo que no podría ser coincidencia, digamos, política. Quizá ese gymboree (con minúsculas) de disfuncionales anda armando planes para ayudar a sus aliados y/o a la PANdilla.
Y en el caso de Zacatecas, Amalia García de ese PRD es otra valiosa aliada. Una que dejará su resto para imponer sucesor ayudada por Los Pinos y evitar que sus enemigos le tomen la plaza (ejem… se entiende que los Monreal). Una que entre sus sueños guajitos, no, no… aspiraciones políticas es estar en la lista de suspirantes para gobernar… la Ciudad de México.
¿O acaso este (des)gobierno está negociando Tit for Tat activando una yegua de Troya para ponerle un cascabel azul al gato amarillo...?
¡¡Chingón!!