ENERO… DESPLUMADERO
La Jornada Zacatecas: Marcos Casillas (LA CUEVA DEL LOBO)
Enero 2010. Año de la consolidación del gobierno de Amalia García en Zacatecas. Columna número 500 de La Cueva del Lobo en La Jornada Zacatecas. Día 4 de enero, justo a 20 de lo que personajes como Camerino Eleazar Márquez Madrid ha definido, cómo de que no, como la “madre de todas las batallas” al interior del Partido de la Revolución Democrática (PRD). En efecto, por aquellas fechas –dentro de unas tres semanas, más o menos– la definición sobre el nombre del candidato del instituto solaztequista a la gubernatura de este revolucionario y culto estado habrá de mostrarse urbi et orbi. La realidad es que sólo hay, a estas alturas, de dos sopas: Raymundo Cárdenas Hernández y Antonio Mejía Haro.
Evidentemente el crecimiento político de Raymundo a nivel de encuestas y sondeos de opinión internos, externos y hasta oficiales resulta ser el apoyo fundamental para el consenso que las fuerzas de la izquierda nacional han mostrado a favor del experimentado político. Tal circunstancia pesará, no lo dudes lector, lectora, en la decisión que se tomará por las fechas precitadas, por quien debe tomarla. Mejía Haro no ha sido capaz, no hasta el momento, de provocar alguna mueca de aprobación, salvo las de aquellos a los que Mejía les ha prometido el sol y las estrellas o les ha sobado el lomo –¿él?– asegurando que el tractor, la rastra, el fertilizante o la semilla que llega, llegan “gracias a sus gestiones”. Cuidado.
Cárdenas no ha requerido de tan inadecuada conducta. Ni el cinismo ni la incongruencia y menos la ilegalidad son lo suyo, a diferencia de otros que caravanean con el sombrero amalista con el más soflamero descaro nochistlense (u ojocalentense, según sea el caso).
No. Aquí se trata, por supuesto, de que el más experimentado y auténtico representante de la izquierda, el de mayores méritos, trayectoria y aportaciones a la vida política y legislativa local y nacional, llegue a la candidatura en la que, por supuesto, sería deseable que confluyeran todas las fuerzas de la izquierda zacatecana, encabezadas por el PRD, el Partido del Trabajo (PT) y Convergencia, con la izquierda universitaria, social, agropecuaria, intelectual, socialdemócrata y demás, sumadas en un magno esfuerzo para que siga gobernando la izquierda “más a la izquierda” en estas coloradas tierras.
Personajes como Juan José Quirino Salas, Camerino Eleazar Márquez Madrid y muchos más se han sumado a este propósito. Progresistas con visión social amplia y comprobada –hablo de estos dos casos– no han dudado en fortalecer al Proyecto Cárdenas, que, desde luego, es el proyecto por Zacatecas.
En la ciudad de México ya se habla de Raymundo como el próximo candidato del PRD al gobierno de Zacatecas. En los sitios más influyentes desde donde la izquierda opera en la patria no tienen dudas. Sería bueno que aquí se despejaran de forma paulatina y que arribe el dios del acuerdo político entre la izquierda local. Si no, los riesgos –y ya escribiremos de ellos en las próximas entregas– serían lo suficientemente grandes para darle una voltereta a la realidad progresista que Amalia ha impulsado desde el “muy plural” gabinete que comanda. Eso que ni qué.
Enero 2010. Año de la consolidación del gobierno de Amalia García en Zacatecas. Columna número 500 de La Cueva del Lobo en La Jornada Zacatecas. Día 4 de enero, justo a 20 de lo que personajes como Camerino Eleazar Márquez Madrid ha definido, cómo de que no, como la “madre de todas las batallas” al interior del Partido de la Revolución Democrática (PRD). En efecto, por aquellas fechas –dentro de unas tres semanas, más o menos– la definición sobre el nombre del candidato del instituto solaztequista a la gubernatura de este revolucionario y culto estado habrá de mostrarse urbi et orbi. La realidad es que sólo hay, a estas alturas, de dos sopas: Raymundo Cárdenas Hernández y Antonio Mejía Haro.
Evidentemente el crecimiento político de Raymundo a nivel de encuestas y sondeos de opinión internos, externos y hasta oficiales resulta ser el apoyo fundamental para el consenso que las fuerzas de la izquierda nacional han mostrado a favor del experimentado político. Tal circunstancia pesará, no lo dudes lector, lectora, en la decisión que se tomará por las fechas precitadas, por quien debe tomarla. Mejía Haro no ha sido capaz, no hasta el momento, de provocar alguna mueca de aprobación, salvo las de aquellos a los que Mejía les ha prometido el sol y las estrellas o les ha sobado el lomo –¿él?– asegurando que el tractor, la rastra, el fertilizante o la semilla que llega, llegan “gracias a sus gestiones”. Cuidado.
Cárdenas no ha requerido de tan inadecuada conducta. Ni el cinismo ni la incongruencia y menos la ilegalidad son lo suyo, a diferencia de otros que caravanean con el sombrero amalista con el más soflamero descaro nochistlense (u ojocalentense, según sea el caso).
No. Aquí se trata, por supuesto, de que el más experimentado y auténtico representante de la izquierda, el de mayores méritos, trayectoria y aportaciones a la vida política y legislativa local y nacional, llegue a la candidatura en la que, por supuesto, sería deseable que confluyeran todas las fuerzas de la izquierda zacatecana, encabezadas por el PRD, el Partido del Trabajo (PT) y Convergencia, con la izquierda universitaria, social, agropecuaria, intelectual, socialdemócrata y demás, sumadas en un magno esfuerzo para que siga gobernando la izquierda “más a la izquierda” en estas coloradas tierras.
Personajes como Juan José Quirino Salas, Camerino Eleazar Márquez Madrid y muchos más se han sumado a este propósito. Progresistas con visión social amplia y comprobada –hablo de estos dos casos– no han dudado en fortalecer al Proyecto Cárdenas, que, desde luego, es el proyecto por Zacatecas.
En la ciudad de México ya se habla de Raymundo como el próximo candidato del PRD al gobierno de Zacatecas. En los sitios más influyentes desde donde la izquierda opera en la patria no tienen dudas. Sería bueno que aquí se despejaran de forma paulatina y que arribe el dios del acuerdo político entre la izquierda local. Si no, los riesgos –y ya escribiremos de ellos en las próximas entregas– serían lo suficientemente grandes para darle una voltereta a la realidad progresista que Amalia ha impulsado desde el “muy plural” gabinete que comanda. Eso que ni qué.