Admirables resultados
Por Esto: Guillermo Fabela Quiñones
Ante las muchas evidencias, no hay más que concluir que Felipe Calderón está haciendo muy bien su trabajo. Ha superado a sus antecesores, lo que le habrá de ganar múltiples elogios en la Casa Blanca, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y otros organismos afines. Ha resultado un empleado extraordinario, que sigue al pie de la letra las instrucciones recibidas, sin chistar ni tratar de perder tiempo. Actúa con ejemplar eficacia, como lo patentizan sus logros más sobresalientes: desempleo, carestía, inflación, ingobernabilidad.
Ni su antecesor lo pudo haber hecho mejor, no obstante su irresponsabilidad y total carencia de conocimientos sobre la ciencia política. Calderón es el as bajo la manga de los centros de poder globales que pugnan por acabar con los estados nacionales.
Lo que llama la atención es que el PRI lo esté ayudando a ganar las medallas que merecidamente se habrá de llevar por su labor de zapa contra el país.
Lo justo sería que la dirigencia del partido tricolor también se llevara los méritos que le corresponden como coprotagonista de la destrucción de México. Sin embargo, con la astucia que le conocemos deja que sea Calderón el único que se habrá de ganar amplios reconocimientos de los círculos de poder que actúan como titiriteros, en un mundo en el que sólo ellos mueven a su antojo las piezas de la globalización. Durante los pasados tres años, se esforzó Calderón por demostrar su lealtad a quienes encabezan dichos centros de poder, lo hizo de manera que no quedó sombra de duda sobre su entrega, disposición y capacidad.
En éste, su cuarto año de desgobierno, habrá de cosechar lo sembrado. Como nunca antes, el país está al borde de la catástrofe, tal como se lo ordenaron desde oficinas enclavadas en Washington. Si ahora la seguridad nacional está ya en manos de la CIA, la DEA y otras dependencias estadounidenses, en lo que resta del sexenio, si así lo consideran conveniente, lo poco que queda de Estado mexicano será prácticamente destruido sin ninguna cortapisa.
No serán necesarias las apetecidas reformas estructurales que quiere la oligarquía, pues en los hechos estarán funcionando. ¿Acaso los trabajadores no son ya víctimas de un Estado que ha minimizado sus derechos más elementales? ¿No es un hecho que nuestros recursos energéticos son usufructuados por la oligarquía como le viene en gana? ¿No son los causantes cautivos los únicos que afrontan las consecuencias de una política fiscal injusta y obsoleta?
A grandes pasos, se han creado condiciones para que intervengan fuerzas ocultas con el pretexto de salvaguardar la estabilidad de las instituciones. Se consiguió lo que nadie antes había podido: desacreditar al Ejército mexicano y orillarlo a perder la estimación y respeto del pueblo.
Así, queda abierto el camino para una intervención directa del extranjero, que contaría con el visto bueno de la oligarquía, que miraría con buenos ojos la posibilidad de ser favorecida con un nuevo orden de cosas, aunque fuera en calidad de socios minoritarios de grandes inversionistas transnacionales.
En la nueva división internacional del trabajo, México quedaría como pieza clave en América Latina, desde donde se podrían encauzar estrategias para frenar el ascenso revolucionario de gobiernos que buscan oportunidades de desarrollo autónomo para sus pueblos, como son el venezolano, el boliviano y el ecuatoriano, principalmente.
Esto es vital para la Casa Blanca, teniendo en cuenta que Brasil ha sabido aprovechar de modo ejemplar una coyuntura muy favorable a sus intereses nacionales, y ya no es fácil obligar a su gobierno a plegarse a los designios de las fuerzas ocultas que buscan dominar el mundo en este siglo.
De ahí que no quede más que reconocer que Calderón ha hecho un trabajo digno de los mayores elogios y reconocimientos, aunque desafortunadamente no de los mexicanos.
En poco tiempo logró duplicar la deuda externa de México, y ahora es el principal deudor del Banco Mundial, con el pretexto de combatir la pobreza y las consecuencias de la crisis económica provocada por la epidemia de la influenza humana en el segundo trimestre del año pasado. Logró, asimismo, convertir a nuestro país en el más inseguro de América Latina, y colocarlo al borde de una guerra civil a la que no se le ve un final razonable, bajo el pretexto del combate al narcotráfico y al crimen organizado. Con todo, será en este año cuando su labor de zapa contra el país dará sus mejores frutos. Quizá lo que busca, finalmente, es crear condiciones para que no haya elecciones en el 2012, debido al estado de excepción en el que viviremos entonces.
BASTARDA AMBICION DE LOS PANISTAS UNIDOS CON LOS PRIISTAS, ASI QUE POR ESE MOTIVO Y MUCHOS MAS, POR TU SANTA MADRE DALE UNA PATADA AL PUTO DE PAN Y DE PASO OTRA AL PINCHE PRI
Ante las muchas evidencias, no hay más que concluir que Felipe Calderón está haciendo muy bien su trabajo. Ha superado a sus antecesores, lo que le habrá de ganar múltiples elogios en la Casa Blanca, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y otros organismos afines. Ha resultado un empleado extraordinario, que sigue al pie de la letra las instrucciones recibidas, sin chistar ni tratar de perder tiempo. Actúa con ejemplar eficacia, como lo patentizan sus logros más sobresalientes: desempleo, carestía, inflación, ingobernabilidad.
Ni su antecesor lo pudo haber hecho mejor, no obstante su irresponsabilidad y total carencia de conocimientos sobre la ciencia política. Calderón es el as bajo la manga de los centros de poder globales que pugnan por acabar con los estados nacionales.
Lo que llama la atención es que el PRI lo esté ayudando a ganar las medallas que merecidamente se habrá de llevar por su labor de zapa contra el país.
Lo justo sería que la dirigencia del partido tricolor también se llevara los méritos que le corresponden como coprotagonista de la destrucción de México. Sin embargo, con la astucia que le conocemos deja que sea Calderón el único que se habrá de ganar amplios reconocimientos de los círculos de poder que actúan como titiriteros, en un mundo en el que sólo ellos mueven a su antojo las piezas de la globalización. Durante los pasados tres años, se esforzó Calderón por demostrar su lealtad a quienes encabezan dichos centros de poder, lo hizo de manera que no quedó sombra de duda sobre su entrega, disposición y capacidad.
En éste, su cuarto año de desgobierno, habrá de cosechar lo sembrado. Como nunca antes, el país está al borde de la catástrofe, tal como se lo ordenaron desde oficinas enclavadas en Washington. Si ahora la seguridad nacional está ya en manos de la CIA, la DEA y otras dependencias estadounidenses, en lo que resta del sexenio, si así lo consideran conveniente, lo poco que queda de Estado mexicano será prácticamente destruido sin ninguna cortapisa.
No serán necesarias las apetecidas reformas estructurales que quiere la oligarquía, pues en los hechos estarán funcionando. ¿Acaso los trabajadores no son ya víctimas de un Estado que ha minimizado sus derechos más elementales? ¿No es un hecho que nuestros recursos energéticos son usufructuados por la oligarquía como le viene en gana? ¿No son los causantes cautivos los únicos que afrontan las consecuencias de una política fiscal injusta y obsoleta?
A grandes pasos, se han creado condiciones para que intervengan fuerzas ocultas con el pretexto de salvaguardar la estabilidad de las instituciones. Se consiguió lo que nadie antes había podido: desacreditar al Ejército mexicano y orillarlo a perder la estimación y respeto del pueblo.
Así, queda abierto el camino para una intervención directa del extranjero, que contaría con el visto bueno de la oligarquía, que miraría con buenos ojos la posibilidad de ser favorecida con un nuevo orden de cosas, aunque fuera en calidad de socios minoritarios de grandes inversionistas transnacionales.
En la nueva división internacional del trabajo, México quedaría como pieza clave en América Latina, desde donde se podrían encauzar estrategias para frenar el ascenso revolucionario de gobiernos que buscan oportunidades de desarrollo autónomo para sus pueblos, como son el venezolano, el boliviano y el ecuatoriano, principalmente.
Esto es vital para la Casa Blanca, teniendo en cuenta que Brasil ha sabido aprovechar de modo ejemplar una coyuntura muy favorable a sus intereses nacionales, y ya no es fácil obligar a su gobierno a plegarse a los designios de las fuerzas ocultas que buscan dominar el mundo en este siglo.
De ahí que no quede más que reconocer que Calderón ha hecho un trabajo digno de los mayores elogios y reconocimientos, aunque desafortunadamente no de los mexicanos.
En poco tiempo logró duplicar la deuda externa de México, y ahora es el principal deudor del Banco Mundial, con el pretexto de combatir la pobreza y las consecuencias de la crisis económica provocada por la epidemia de la influenza humana en el segundo trimestre del año pasado. Logró, asimismo, convertir a nuestro país en el más inseguro de América Latina, y colocarlo al borde de una guerra civil a la que no se le ve un final razonable, bajo el pretexto del combate al narcotráfico y al crimen organizado. Con todo, será en este año cuando su labor de zapa contra el país dará sus mejores frutos. Quizá lo que busca, finalmente, es crear condiciones para que no haya elecciones en el 2012, debido al estado de excepción en el que viviremos entonces.
BASTARDA AMBICION DE LOS PANISTAS UNIDOS CON LOS PRIISTAS, ASI QUE POR ESE MOTIVO Y MUCHOS MAS, POR TU SANTA MADRE DALE UNA PATADA AL PUTO DE PAN Y DE PASO OTRA AL PINCHE PRI
posted by H2AGUA at
4:49 p.m.
