Se solicita manual... para la guerra
Cecila Lavalle
MÉXICO, D.F., 17 de noviembre (apro-cimac).- Estamos en guerra, dicen. Una guerra frontal contra el narcotráfico, anuncian. Y yo pregunto: ¿qué se hace en una guerra? Nunca había vivido en una, así que no sé qué hacer. Necesito un instructivo, un manual.
Algunas voces dicen que hay que tomar las precauciones de rutina. ¿Cuál rutina?, pregunto. ¿La de permanente alerta de habitantes del Distrito Federal, o la de permanente miedo de habitantes de Ciudad Juárez, o la de angustia de habitantes de Guadalajara, o la de atención de habitantes de Mérida?
Otras voces dicen que hay que extremar medidas de protección. ¿Contra qué me protejo? ¿Contra todas las camionetas negras sin placas que se me atreviesen en el camino? ¿Contra cualquier señor que tenga cara de sospechoso? Pero El Hummer, ese que dicen que era líder de Los Zetas, no tenía cara de ser líder de nada.
¿Y qué hago si me topo con alguien de cara sospechosa en una camioneta negra? ¿Corro? ¿Grito? ¿Hago como que no lo vi? ¿Y si trae uniforme de policía? ¿Cómo sé si de verdad es un policía? Es más, ¿cómo sé que es un policía que está del lado de los policías y no de los narcos?
Unas voces más dicen que no corra riesgos innecesarios. ¿Qué debo entender por innecesario? ¿Trasladarme a mi empleo? ¿Estudiar? ¿Acudir a un cajero automático? ¿Trabajar como periodista?
La semana pasada, en Monterrey, un grupo de policías abrió fuego contra una familia que se trasladaba a la escuela porque confundió su vehículo con otro similar en el que huían delincuentes. Esta semana, en Ciudad Juárez, un periodista fue asesinado en la puerta de su casa cuando se disponía a llevar a la escuela a su hija de 8 años.
En estos días, también en Ciudad Juárez, docentes de varias escuelas afirman que reciben amenazas del narco: o les entregan la mitad de su aguinaldo o habrá un atentado en la escuela a la hora de clases. El jueves, en Chiapas, un grupo de hombres vestidos de militares secuestraron a 12 mujeres emigrantes.
Finalmente, otras voces dicen que haga de cuenta que no pasa nada; que el mejor método es seguir con mi vida cotidiana, que lo demás es paranoia.
¿Cómo se le hace para hacer de cuenta que no pasa nada? ¿Cómo se le hace para hacer de cuenta que no pasa nada sin correr riesgos? ¿Cómo se le hace en un país en guerra para no cruzar la delgada línea entre tomar precauciones y ser paranoica? ¿Cómo se le hace para vivir en una zona de guerra cuando no sé bien cuál es la zona y no siempre queda claro cuáles son los bandos?
Leo que han asesinado a más periodistas en México que en la guerra de Irak. Leo que hay más personas muertas en México que en la guerra de Irak.
¿Cómo hago de cuenta que no pasa nada? ¿Dejo de leer el periódico? ¿Sólo leo los anuncios clasificados y la sección de sociales? ¿No veo más noticieros? ¿Ignoro cada asesinato, cada levantón, cada secuestro?
Hasta hace algunos años, empresarios, gobernantes, políticos, insistían que en Ciudad Juárez no pa-sa-ba na-da; que las organizaciones civiles que pedían investigación y justicia por las mujeres desaparecidas o asesinadas eran escandalosas y alarmistas. En el mejor de los casos aceptaban que se trataba de casos aislados, de unos cuantos "crímenes pasionales". ¿Y qué pasa ahora en Ciudad Juárez?
Recordé el poema "Ahora me llevan a mí", del alemán Bertold Brecht, que hace referencia al nazismo antes de la II Guerra Mundial: "Primero se llevaron a los comunistas, pero a mí no me importó porque yo no lo era./ Enseguida se llevaron a unos obreros, pero a mí no me importó porque yo tampoco lo era./ Después detuvieron a los sindicalistas, pero a mí no me importó porque yo no soy sindicalista./ Luego apresaron a unos curas, pero como yo no soy religioso tampoco me importó./ Ahora me llevan a mí, pero ya es tarde".
Así que no parece buena idea hacer de cuenta que no pasa nada. Pero no sé cómo protegerme en una zona de guerra con fronteras desdibujadas, bandos intercambiables, desconfianza medular en instituciones y corporaciones policíacas, impunidad adherida, corrupción incrustada.
¿Alguien tiene un manual?
MÉXICO, D.F., 17 de noviembre (apro-cimac).- Estamos en guerra, dicen. Una guerra frontal contra el narcotráfico, anuncian. Y yo pregunto: ¿qué se hace en una guerra? Nunca había vivido en una, así que no sé qué hacer. Necesito un instructivo, un manual.
Algunas voces dicen que hay que tomar las precauciones de rutina. ¿Cuál rutina?, pregunto. ¿La de permanente alerta de habitantes del Distrito Federal, o la de permanente miedo de habitantes de Ciudad Juárez, o la de angustia de habitantes de Guadalajara, o la de atención de habitantes de Mérida?
Otras voces dicen que hay que extremar medidas de protección. ¿Contra qué me protejo? ¿Contra todas las camionetas negras sin placas que se me atreviesen en el camino? ¿Contra cualquier señor que tenga cara de sospechoso? Pero El Hummer, ese que dicen que era líder de Los Zetas, no tenía cara de ser líder de nada.
¿Y qué hago si me topo con alguien de cara sospechosa en una camioneta negra? ¿Corro? ¿Grito? ¿Hago como que no lo vi? ¿Y si trae uniforme de policía? ¿Cómo sé si de verdad es un policía? Es más, ¿cómo sé que es un policía que está del lado de los policías y no de los narcos?
Unas voces más dicen que no corra riesgos innecesarios. ¿Qué debo entender por innecesario? ¿Trasladarme a mi empleo? ¿Estudiar? ¿Acudir a un cajero automático? ¿Trabajar como periodista?
La semana pasada, en Monterrey, un grupo de policías abrió fuego contra una familia que se trasladaba a la escuela porque confundió su vehículo con otro similar en el que huían delincuentes. Esta semana, en Ciudad Juárez, un periodista fue asesinado en la puerta de su casa cuando se disponía a llevar a la escuela a su hija de 8 años.
En estos días, también en Ciudad Juárez, docentes de varias escuelas afirman que reciben amenazas del narco: o les entregan la mitad de su aguinaldo o habrá un atentado en la escuela a la hora de clases. El jueves, en Chiapas, un grupo de hombres vestidos de militares secuestraron a 12 mujeres emigrantes.
Finalmente, otras voces dicen que haga de cuenta que no pasa nada; que el mejor método es seguir con mi vida cotidiana, que lo demás es paranoia.
¿Cómo se le hace para hacer de cuenta que no pasa nada? ¿Cómo se le hace para hacer de cuenta que no pasa nada sin correr riesgos? ¿Cómo se le hace en un país en guerra para no cruzar la delgada línea entre tomar precauciones y ser paranoica? ¿Cómo se le hace para vivir en una zona de guerra cuando no sé bien cuál es la zona y no siempre queda claro cuáles son los bandos?
Leo que han asesinado a más periodistas en México que en la guerra de Irak. Leo que hay más personas muertas en México que en la guerra de Irak.
¿Cómo hago de cuenta que no pasa nada? ¿Dejo de leer el periódico? ¿Sólo leo los anuncios clasificados y la sección de sociales? ¿No veo más noticieros? ¿Ignoro cada asesinato, cada levantón, cada secuestro?
Hasta hace algunos años, empresarios, gobernantes, políticos, insistían que en Ciudad Juárez no pa-sa-ba na-da; que las organizaciones civiles que pedían investigación y justicia por las mujeres desaparecidas o asesinadas eran escandalosas y alarmistas. En el mejor de los casos aceptaban que se trataba de casos aislados, de unos cuantos "crímenes pasionales". ¿Y qué pasa ahora en Ciudad Juárez?
Recordé el poema "Ahora me llevan a mí", del alemán Bertold Brecht, que hace referencia al nazismo antes de la II Guerra Mundial: "Primero se llevaron a los comunistas, pero a mí no me importó porque yo no lo era./ Enseguida se llevaron a unos obreros, pero a mí no me importó porque yo tampoco lo era./ Después detuvieron a los sindicalistas, pero a mí no me importó porque yo no soy sindicalista./ Luego apresaron a unos curas, pero como yo no soy religioso tampoco me importó./ Ahora me llevan a mí, pero ya es tarde".
Así que no parece buena idea hacer de cuenta que no pasa nada. Pero no sé cómo protegerme en una zona de guerra con fronteras desdibujadas, bandos intercambiables, desconfianza medular en instituciones y corporaciones policíacas, impunidad adherida, corrupción incrustada.
¿Alguien tiene un manual?