■ Socios y aliados
Julio Hernández López (Astillero)
■ Gringos apoyan a FC
■ Ulises y los pantalones
Por sus aliados los conoceréis: las supuestas pataletas del mexico-hispano Juan Camilo Mouriño forman parte de un libreto general diseñado por los productores Casa Blanca-Pentágono para enfrentar a los congresistas estadunidenses que están poniendo peros al plan imperial de toma de control de México por la vía de la “guerra” al narcotráfico. Tan faltas de verdadero sentido patrio han sido las palabras del secretario de firmas de la Gerencia de la República que en lugar de rechazarlas y combatirlas –como la historia nos demuestra que ha sucedido en otros casos de genuinas defensas de intereses de países latinoamericanos–, varios funcionarios de la implacable administración de George Júnior se han mostrado solidarios con sus aliados calderónicos a los que no consideran respondones, insumisos ni peligrosos, sino entes sabios, valientes y valiosos que mucho están ayudando a los intereses gringos.
En ese tenor de solidaridad gringa con la pantomima de Juan Camilo, la actual encargada de la DEA, Michelle Leonhart, por ejemplo, ha dicho que Estados Unidos nunca había tenido un socio como Calderón, que este personaje “es un éxito” en la lucha contra el tráfico de estupefacientes y que si actualmente se ve México como “un caos” es porque la guerra a las mafias “está funcionando, y funcionando como nunca antes”. El llamado zar antidrogas del vecino país, John Walters, llegó al extremo incluso de acusar a los legisladores estadunidenses de “sabotear” la relación con México al condicionar la tal Iniciativa Mérida a que acá se hagan ciertos cambios legales y constitucionales y se garantice que no habrá corrupción en el manejo de los dólares suministrados ni violaciones a los derechos humanos. Así engallado, creyente de que la desmemoria nacional le permitirá asumirse nuevamente como presunto secretario de Gobernación, Mouriño se lanzó ayer contra la consulta ciudadana que organiza Marcelo Ebrard en la capital del país sobre el tema petrolero. Que esa forma de participación ciudadana no está en la Constitución, dice con espectacular desparpajo el violador frecuente de normas jurídicas mexicanas.
En Oaxaca, mientras tanto, el licenciado FC confirmó su postura de firme alianza con el gobernador URO (¡que nadie culpe a esta columna de promover escatología política con el uso de iniciales: esas son y así se reproducen en esta higiénica sección!) En medio de la protesta magisterial creciente, con el uso criminal de los recursos públicos para tareas de sostenimiento del repudiado mandatario (se habla de Ulises) y para beneficio económico de la camarilla gobernante (se continúa hablando del estado sureño), el panista que ocupa la Presidencia de la República se aventó la puntada de hacer votos (¡gulp: es una licencia literaria, no una insinuación de mapachería rumbo al 2009!) en el sentido de que “la pobreza extrema en México tiene que pasar a la historia, tiene que pasar al pasado”. El Cordero de Sedeso, que quita los pecados del uso electoral de los recursos asistenciales, asentía complacido, al igual que el nada servil Ruiz Ortiz que elogió “los pantalones” de Felipe para castigar represiones contra el puebl... no, perdón, para encontrar a los desaparecidos del EPR y castigar a los gubernamentales secuestrad... no, perdón, pantalones para enfrentar al narcotráfico, sí señor.
Astillas
A la hora de cerrar esta columna, Barack Obama estaba en ruta de conseguir el número de delegados que lo convertirá en candidato a presidente de Estados Unidos. Los políticos del Partido Demócrata suelen tener posiciones que parecen más aceptables a los intereses latinoamericanos en general y a los mexicanos en particular, aunque en un plano global pocas son las diferencias de fondo que, por el hecho de provenir de filas republicanas o demócratas, presentan los mandatarios de la potencia (ahora peligrosamente en declive). Sin embargo, el hecho de que Obama pudiera ser el primer presidente negro de Estados Unidos hace a ciertos segmentos abrigar esperanzas de cambios relacionados con las minorías raciales, entre ellas la de los mexicanos indocumentados. Falta ver el comportamiento de los violentos grupos que proclaman supremacías blancas y de los consorcios dominantes a los que no interesa el color de la piel, sino los compromisos de respeto a los privilegios de esas trasnacionales. También resta saber en qué quedarán las ambiciones de Hillary Clinton, que ya está dispuesta a ocupar la vicepresidencia de la planilla demócrata...
Luz María Escobedo escribe (confiesa que es una forma de desahogo) desde Cuernavaca, donde es brigadista contra la privatización petrolera: “... temo que dado que la mayoría de nuestro pueblo tiene cultura de televisión, y dada la manipulación tan grande de Televisa, ganen en la consulta quienes se han creído las mentiras del gobierno espurio, creyendo que es lo mejor para nuestro país. Muy astutamente los han distraído con López Obrador, haciendo creer que él quiere sacar algo de todo esto, cuando es al contrario, pues él está arriesgando su capital político y no es él quien quiere hacerle daño a nuestro país (...) He perdido además toda la confianza en el PRD y más en quienes ahora se atribuyen que ganaron la elección, Graco Ramírez, los Chuchos y hasta Carlos Navarrete, a quien le tenía mucho respeto, y desconfío mucho en que ahora ellos quieran estar al frente de este movimiento que inició López Obrador, y con él millones de mexicanos a quienes nos robaron la esperanza con la elección y ahora lo que nos pertenece como nación”...
Y, mientras en el PRI se debaten las posiciones de quienes desean jugar el papel de acompañantes del panismo en la búsqueda de privatizaciones petroleras que favorezcan a los jefes de grupos dominantes del tricolor, y de quienes creen necesario defender la propiedad estatal de ese petróleo, con adecuaciones que no signifiquen abrir puertas a capitales privados, en especial a los extranjeros, ¡hasta mañana, en esta columna minera que sí toma nota!
■ Gringos apoyan a FC
■ Ulises y los pantalones
Por sus aliados los conoceréis: las supuestas pataletas del mexico-hispano Juan Camilo Mouriño forman parte de un libreto general diseñado por los productores Casa Blanca-Pentágono para enfrentar a los congresistas estadunidenses que están poniendo peros al plan imperial de toma de control de México por la vía de la “guerra” al narcotráfico. Tan faltas de verdadero sentido patrio han sido las palabras del secretario de firmas de la Gerencia de la República que en lugar de rechazarlas y combatirlas –como la historia nos demuestra que ha sucedido en otros casos de genuinas defensas de intereses de países latinoamericanos–, varios funcionarios de la implacable administración de George Júnior se han mostrado solidarios con sus aliados calderónicos a los que no consideran respondones, insumisos ni peligrosos, sino entes sabios, valientes y valiosos que mucho están ayudando a los intereses gringos.
En ese tenor de solidaridad gringa con la pantomima de Juan Camilo, la actual encargada de la DEA, Michelle Leonhart, por ejemplo, ha dicho que Estados Unidos nunca había tenido un socio como Calderón, que este personaje “es un éxito” en la lucha contra el tráfico de estupefacientes y que si actualmente se ve México como “un caos” es porque la guerra a las mafias “está funcionando, y funcionando como nunca antes”. El llamado zar antidrogas del vecino país, John Walters, llegó al extremo incluso de acusar a los legisladores estadunidenses de “sabotear” la relación con México al condicionar la tal Iniciativa Mérida a que acá se hagan ciertos cambios legales y constitucionales y se garantice que no habrá corrupción en el manejo de los dólares suministrados ni violaciones a los derechos humanos. Así engallado, creyente de que la desmemoria nacional le permitirá asumirse nuevamente como presunto secretario de Gobernación, Mouriño se lanzó ayer contra la consulta ciudadana que organiza Marcelo Ebrard en la capital del país sobre el tema petrolero. Que esa forma de participación ciudadana no está en la Constitución, dice con espectacular desparpajo el violador frecuente de normas jurídicas mexicanas.
En Oaxaca, mientras tanto, el licenciado FC confirmó su postura de firme alianza con el gobernador URO (¡que nadie culpe a esta columna de promover escatología política con el uso de iniciales: esas son y así se reproducen en esta higiénica sección!) En medio de la protesta magisterial creciente, con el uso criminal de los recursos públicos para tareas de sostenimiento del repudiado mandatario (se habla de Ulises) y para beneficio económico de la camarilla gobernante (se continúa hablando del estado sureño), el panista que ocupa la Presidencia de la República se aventó la puntada de hacer votos (¡gulp: es una licencia literaria, no una insinuación de mapachería rumbo al 2009!) en el sentido de que “la pobreza extrema en México tiene que pasar a la historia, tiene que pasar al pasado”. El Cordero de Sedeso, que quita los pecados del uso electoral de los recursos asistenciales, asentía complacido, al igual que el nada servil Ruiz Ortiz que elogió “los pantalones” de Felipe para castigar represiones contra el puebl... no, perdón, para encontrar a los desaparecidos del EPR y castigar a los gubernamentales secuestrad... no, perdón, pantalones para enfrentar al narcotráfico, sí señor.
Astillas
A la hora de cerrar esta columna, Barack Obama estaba en ruta de conseguir el número de delegados que lo convertirá en candidato a presidente de Estados Unidos. Los políticos del Partido Demócrata suelen tener posiciones que parecen más aceptables a los intereses latinoamericanos en general y a los mexicanos en particular, aunque en un plano global pocas son las diferencias de fondo que, por el hecho de provenir de filas republicanas o demócratas, presentan los mandatarios de la potencia (ahora peligrosamente en declive). Sin embargo, el hecho de que Obama pudiera ser el primer presidente negro de Estados Unidos hace a ciertos segmentos abrigar esperanzas de cambios relacionados con las minorías raciales, entre ellas la de los mexicanos indocumentados. Falta ver el comportamiento de los violentos grupos que proclaman supremacías blancas y de los consorcios dominantes a los que no interesa el color de la piel, sino los compromisos de respeto a los privilegios de esas trasnacionales. También resta saber en qué quedarán las ambiciones de Hillary Clinton, que ya está dispuesta a ocupar la vicepresidencia de la planilla demócrata...
Luz María Escobedo escribe (confiesa que es una forma de desahogo) desde Cuernavaca, donde es brigadista contra la privatización petrolera: “... temo que dado que la mayoría de nuestro pueblo tiene cultura de televisión, y dada la manipulación tan grande de Televisa, ganen en la consulta quienes se han creído las mentiras del gobierno espurio, creyendo que es lo mejor para nuestro país. Muy astutamente los han distraído con López Obrador, haciendo creer que él quiere sacar algo de todo esto, cuando es al contrario, pues él está arriesgando su capital político y no es él quien quiere hacerle daño a nuestro país (...) He perdido además toda la confianza en el PRD y más en quienes ahora se atribuyen que ganaron la elección, Graco Ramírez, los Chuchos y hasta Carlos Navarrete, a quien le tenía mucho respeto, y desconfío mucho en que ahora ellos quieran estar al frente de este movimiento que inició López Obrador, y con él millones de mexicanos a quienes nos robaron la esperanza con la elección y ahora lo que nos pertenece como nación”...
Y, mientras en el PRI se debaten las posiciones de quienes desean jugar el papel de acompañantes del panismo en la búsqueda de privatizaciones petroleras que favorezcan a los jefes de grupos dominantes del tricolor, y de quienes creen necesario defender la propiedad estatal de ese petróleo, con adecuaciones que no signifiquen abrir puertas a capitales privados, en especial a los extranjeros, ¡hasta mañana, en esta columna minera que sí toma nota!