El diccionario del Gymboree
Diario Libertad / Marcela Gómez Zalce
• Campañas sucias
• Interés mata legalidad
Hay hombres, mi estimado, que tienen las aspiraciones de creadores y las inclinaciones de cuadrúpedos. Altamente insolente, por decir lo menos, resultó la transmisión del provocador spot difundido hace algunos días en horario prime time, por la ocurrente organización Mejor Sociedad, Mejor Gobierno, AC, que preside el sensato personaje Guillermo Velasco Arzac, donde se compara a López Obrador con Hitler, Mussolini, Huerta y Pinochet por la divertida toma del Congreso. Y no sólo por el provocador chorro de gasolina vertido a una pradera política y social energéticamente volátil, sino por el absoluto valemadrismo hacia las restricciones del nuevo frankenstein electoral, donde está prohibido que particulares contraten espacios en medios de comunicación con fines políticos but who gives a shit.
El botón de la completa impunidad con la flagrante violación de la Constitución por una organización (of absolut whakos) que, de entradita con el anuncio contradijo la esencia de su nombre, podría ser digno de risa histérica si no fuera por la gravedad que engloba el asunto detrás de esta expresión de fanatismo que obligó a los azules a pintar su raya… y al ife a girar en su propio eje para tratar de descifrar el bodrio electoral que sigue siendo el coco de esta bola de disfuncionales que, otra vez queda clarísimo, no motivan el más mínimo respeto de instituciones, organizaciones ni del duopolio televisivo.
Alarmante debería ser, my friend, la excesiva cascada de convulsivos eventos donde el cacareado estado de derecho es pisoteado y utilizado a conveniencia de intereses personales sin consecuencia jurídica alguna, sirviendo exclusivamente para adornar el micrófono de los discursos oficiales.
Y entre el cinismo, la ilegalidad y el haiga sido como haiga sido transita a tropezones el régimen de Felipe Calderón, atizando un fuego que, de seguir su ruta, terminará rebasando (y chamuscando) a todos por la derecha, el centro y la izquierda.
En el colmo del ocurrente timing se acumulan agravios y ofensas en diversos frentes donde la palabra operación política no existe en el diccionario del Gymboree presidencial, cuyo principal miembro, el tesorito de Bucareli, es un cadáver con todo y la respiración artificial presidencial. El despacho responsable de los equilibrios, los contrapesos, del diálogo y el entendimientos entre todas las fuerzas políticas del país encabezado por Juan Camilo Mouriño carece de autoridad moral, credibilidad y lo acosa una sombra de sospecha que ha abonado al delicado ambiente alrededor del reventón energético.
Del otro lado, amable lector, el responsable de la tranquilidad y legalidad en el contorno de la vida sindical (termómetro social inequívoco) y empresarial, Javier Lozano Alarcón, circula hace lunas impunemente por la vereda (oriental, of course) del descrédito y el desdoro, resguardando sus intereses sin importar quien le firma su cheque. Transgrediendo las fronteras básicas de la ética, Javier trabaja por y para sus fines personales.
Capaz de todo en estos aciagos tiempos de desmadre generalizado, el secretario del Trabajo (sucio) está urgido de una victoria política. Y qué mejor platillo que el conflicto minero, cuyo sindicato cumple, el próximo día 30, nueve meses en huelga en las minas de Grupo México en Cananea, Taxco y Sombrerete, y donde la original presión de Germán Larrea —cuya foto adorna la nueva imagen del sindicato encabezado por Napoleón Gómez Urrutia—, ha desencadenado una ola represiva y de inéditos atropellos jurídicos con la complicidad de autoridades y la venia de la STPS, acompañados, además, de una campaña mediática comparable a la del buen ciudadano Arzac.
Lozano prometiendo y haciendo propuestas indecorosas que ya suenan desesperadas.
Sobre todo porque la importancia de las fechas (ayer se cumplieron dos años del funesto desalojo en Lázaro Cárdenas, Michoacán) eleva el grado de volatilidad en este larguísimo conflicto que ha consolidado el liderazgo de Gómez Urrutia y fortalecido la estructura sindical que no da señales de claudicación, sino todo lo contrario.
Y el contexto nacional del chisguete energético y su fin de privatizar trastocando símbolos como el petróleo, suena coherente y tentador en una agenda, también de símbolos como la del sindicato minero, que no tarda en sumarse a las acciones de resistencia civil…
¿Le suena atractivo el tema para comenzar la agitada semana?
• Campañas sucias
• Interés mata legalidad
Hay hombres, mi estimado, que tienen las aspiraciones de creadores y las inclinaciones de cuadrúpedos. Altamente insolente, por decir lo menos, resultó la transmisión del provocador spot difundido hace algunos días en horario prime time, por la ocurrente organización Mejor Sociedad, Mejor Gobierno, AC, que preside el sensato personaje Guillermo Velasco Arzac, donde se compara a López Obrador con Hitler, Mussolini, Huerta y Pinochet por la divertida toma del Congreso. Y no sólo por el provocador chorro de gasolina vertido a una pradera política y social energéticamente volátil, sino por el absoluto valemadrismo hacia las restricciones del nuevo frankenstein electoral, donde está prohibido que particulares contraten espacios en medios de comunicación con fines políticos but who gives a shit.
El botón de la completa impunidad con la flagrante violación de la Constitución por una organización (of absolut whakos) que, de entradita con el anuncio contradijo la esencia de su nombre, podría ser digno de risa histérica si no fuera por la gravedad que engloba el asunto detrás de esta expresión de fanatismo que obligó a los azules a pintar su raya… y al ife a girar en su propio eje para tratar de descifrar el bodrio electoral que sigue siendo el coco de esta bola de disfuncionales que, otra vez queda clarísimo, no motivan el más mínimo respeto de instituciones, organizaciones ni del duopolio televisivo.
Alarmante debería ser, my friend, la excesiva cascada de convulsivos eventos donde el cacareado estado de derecho es pisoteado y utilizado a conveniencia de intereses personales sin consecuencia jurídica alguna, sirviendo exclusivamente para adornar el micrófono de los discursos oficiales.
Y entre el cinismo, la ilegalidad y el haiga sido como haiga sido transita a tropezones el régimen de Felipe Calderón, atizando un fuego que, de seguir su ruta, terminará rebasando (y chamuscando) a todos por la derecha, el centro y la izquierda.
En el colmo del ocurrente timing se acumulan agravios y ofensas en diversos frentes donde la palabra operación política no existe en el diccionario del Gymboree presidencial, cuyo principal miembro, el tesorito de Bucareli, es un cadáver con todo y la respiración artificial presidencial. El despacho responsable de los equilibrios, los contrapesos, del diálogo y el entendimientos entre todas las fuerzas políticas del país encabezado por Juan Camilo Mouriño carece de autoridad moral, credibilidad y lo acosa una sombra de sospecha que ha abonado al delicado ambiente alrededor del reventón energético.
Del otro lado, amable lector, el responsable de la tranquilidad y legalidad en el contorno de la vida sindical (termómetro social inequívoco) y empresarial, Javier Lozano Alarcón, circula hace lunas impunemente por la vereda (oriental, of course) del descrédito y el desdoro, resguardando sus intereses sin importar quien le firma su cheque. Transgrediendo las fronteras básicas de la ética, Javier trabaja por y para sus fines personales.
Capaz de todo en estos aciagos tiempos de desmadre generalizado, el secretario del Trabajo (sucio) está urgido de una victoria política. Y qué mejor platillo que el conflicto minero, cuyo sindicato cumple, el próximo día 30, nueve meses en huelga en las minas de Grupo México en Cananea, Taxco y Sombrerete, y donde la original presión de Germán Larrea —cuya foto adorna la nueva imagen del sindicato encabezado por Napoleón Gómez Urrutia—, ha desencadenado una ola represiva y de inéditos atropellos jurídicos con la complicidad de autoridades y la venia de la STPS, acompañados, además, de una campaña mediática comparable a la del buen ciudadano Arzac.
Lozano prometiendo y haciendo propuestas indecorosas que ya suenan desesperadas.
Sobre todo porque la importancia de las fechas (ayer se cumplieron dos años del funesto desalojo en Lázaro Cárdenas, Michoacán) eleva el grado de volatilidad en este larguísimo conflicto que ha consolidado el liderazgo de Gómez Urrutia y fortalecido la estructura sindical que no da señales de claudicación, sino todo lo contrario.
Y el contexto nacional del chisguete energético y su fin de privatizar trastocando símbolos como el petróleo, suena coherente y tentador en una agenda, también de símbolos como la del sindicato minero, que no tarda en sumarse a las acciones de resistencia civil…
¿Le suena atractivo el tema para comenzar la agitada semana?