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miércoles, 30 de abril de 2008

Calderón desprecia a obreros: UNT

Contralínea

* El “presidente del empleo” desdeña a la clase obrera y representa un peligro para ella, coinciden dirigentes de sindicatos agrupados en la Unión Nacional de Trabajadores. Ni el secretario del Trabajo ni el de Gobernación sirven como interlocutores, “pues consideran que los derechos laborales son ‘privilegios’ mal habidos”. Su falta de oficio “podría desencadenar la violencia”, advierten representantes de electricistas, telefonistas y trabajadores universitarios

Felipe Calderón “pretende que el artículo 123 sea letra muerta. Para el gobierno, el derecho al trabajo no existe”, dice Martín Esparza Flores, secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

“El gobierno ataca al trabajador diciendo que nuestros contratos y prestaciones son privilegios, cuando sólo contemplan lo que la ley señala”, completa Fernando Amezcua Castillo, secretario del Exterior del SME.

—La Constitución establece que el salario devengado por el trabajo debe de ser digno, alcanzar para la educación, alimentación, vestido y vivienda. Definitivamente eso no se ha cumplido, y menos mientras se mantengan gobiernos que crean que el aumento de salarios va a provocar inflación. Así secuestran la Constitución en perjuicio de los trabajadores –advierte Amezcua.

Durante el conflicto SME-Compañía de Luz y Fuerza, el gobierno federal orquestó una campaña mediática en la que se destacaba que los trabajadores electricistas gozaban de “privilegios” en detrimento de la paraestatal.

—De cada peso que recibe un trabajador, éste genera 12. No existe pérdida alguna. Y en caso de que ésta exista, no es responsabilidad de los 64 mil trabajadores que conforman el SME y que hacen funcionar la empresa –sentencia Fernando Amezcua.

Para los electricistas del SME, Felipe Calderón no será un “presidente del empleo”, pues, aducen, es un continuador de “25 años de neoliberalismo y golpes a los trabajadores”. Más aún, Esparza advierte que el país se encuentra al borde de un estallido social, “porque va creciendo la tasa de desempleo en el país”.
A lo anterior se suma la política abiertamente antisindical: “Para la derecha el mejor sindicato es el que no existe”, dice Fernando Amezcua.

—Como SME hemos utilizado la ley y la Constitución para obtener lo que tenemos. Lo hemos hecho con base en la legalidad, y lo seguiremos haciendo. Nosotros no tenemos relación con Calderón. Con el gobierno no hemos tenido ninguna necesidad de hacer lo que otros han hecho. Lo que existe es conflicto porque ellos pretenden una política de reducción de las prestaciones para los trabajadores.
Salario digno, exige UNT

Con poco más de 1 millón y medio de trabajadores agrupados en 300 sindicatos, la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) marcha este 1 de mayo “por salario digno, empleo y libertad y democracia sindical”. Además, exige cambiar la política económica y apoyo al campo.

—Hay mucha preocupación por el desarrollo de los acontecimientos en México. Sobre todo, porque la política económica está demostrando sus debilidades. Este año ya somos el país con más bajo crecimiento del mundo. Haití ocupó esa posición el año pasado, pero en esta ocasión hasta ellos crecerán 3.5 por ciento –explica Francisco Hernández Juárez, presidente de la UNT y secretario general del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público ha reconocido que el país crecerá apenas 2.8 por ciento, pero el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial pronostican que sólo alcanzará el 2.1.

—A eso hay que sumarle el resultado de los últimos 25 años, que son cinco lustros de abuso contra los mexicanos: en 1982 con un salario mínimo se compraban 25 kilos de tortilla; ahora sólo alcanza para cinco. Éste es el tamaño del impacto contra los bolsillos de los trabajadores –añade quien se encuentra al frente del sindicato de telefonistas desde hace más de 31 años y ha recibido calificativos que van de líder de alternativa a neocharro y bebesaurio.

Admite que el gobierno federal controla el sindicalismo: corrompe dirigentes, impide el surgimiento de nuevos sindicatos y sostiene una política de acoso y de aplicación discrecional de la ley, a través de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), con la que favorece a los aliados del gobierno y golpea a los que pelean por los trabajadores.

Acerca de la reforma impulsada por las administraciones panistas, señala: “El gobierno calderonista pretende una reforma laboral desde su perspectiva empresarial. No se ve ningún intento de cambio en beneficio de los trabajadores”.

Uno de los logros de la UNT –dice el dirigente que creció al amparo del priismo, con el que luego rompió, y mantuvo buenas relaciones con los presidentes Luis Echeverría y Carlos Salinas– ha sido conjuntar a diversos sindicatos para lograr movilizaciones y hacer alianzas con los sectores más progresistas del país.

Hernández Juárez explica la relación de los obreros que representa con el actual gobierno federal.

—En enero de 2007, las 300 organizaciones de esta unión realizaron una marcha, después de que se presentó el alza de precios a productos de primera necesidad. Allí solicitamos un aumento de emergencia en el salario y la renegociación del capítulo agropecuario del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), control del precio de 34 productos básicos, el encarcelamiento de quienes especularon con el maíz en ese entonces. El presidente Felipe Calderón convocó a una mesa de diálogo con los dirigentes de las organizaciones que habíamos marchado, junto con los secretarios del Trabajo, Economía y Agricultura. Estuvimos sentados un año y no obtuvimos ni una sola respuesta. ¡Ni una!

Volvieron a marchar el 31 de enero de 2008. Lejos de un aumento salarial de emergencia, lo que aumentó fue la tortilla en un 40 por ciento. La escalada se desató: los productos de primera necesidad aumentaron alrededor de 30 por ciento.
Vinieron otras marchas y las autoridades volvieron a convocar a los dirigentes sindicales. “Incluso, a petición nuestra –destaca Hernández Juárez–, se incluyó al secretario de gobernación, Juan Camilo Mouriño”.

—Pero la mayoría de los compañeros percibió que él estaba más interesado en defenderse de las acusaciones de que era objeto (por la adjudicación de contratos de Pemex a su empresa familiar cuando era presidente de la Comisión de Energía en la Cámara de Diputados y director de área en la Secretaría de Energía), y no atendía nuestras demandas; por ello, la reunión se acabó de fracturar. Al parecer lo que quieren es que la gente salga a las calles y comience a hacer desorden, tomar autobuses, quemar llantas.

Lamenta que para Felipe Calderón sólo sea interlocutor el viejo corporativismos obrero priista: la Confederación de Trabajadores de México y Congreso del Trabajo.
—Con ellos se entienden bien; no les resuelven nada pero dicen sí a todo. Con nosotros, la situación ha sido difícil. Ellos, los charros, aceptan paliativos porque tienen negocios personales y ni la justicia ni el gobierno se mete con ellos.

Antes, por lo menos, los tomaban en cuenta para la política económica; pero ahora sólo basta que digan sí a todo. El charrismo sigue vivo. La edad de sus dirigentes nos da una idea de cómo está. Pero no podemos decir que ha desaparecido o dejado de servir al gobierno.

La UNT, por medio del Partido de la Revolución Democrática, ha presentado una iniciativa de reforma al artículo 123 de la Constitución y la Ley Federal del Trabajo, “para evitar un albazo y que aprueben la Ley Lozano”, explica el dirigente.
—Nosotros vemos la necesidad de reformar la constitución para que los derechos humanos integren a los derechos laborales, desaparecer la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, rediseñar la Secretaría del Trabajo y revisar todos los artículos de la Ley (Federal) del Trabajo, para adaptarlos a los tiempos que vivimos; sin afectar los derechos fundamentales de los trabajadores.

Respecto de los gobernantes actuales de México, Hernández Juárez dice que “tenemos un gobernador poblano que se le asocia con la mafia de la pederastia, y no pasa nada; a otro matón en Oaxaca, del que se tienen videos donde se ve a su gente asesinando a tiros y tampoco pasa nada; a un secretario de Gobernación, descubierto in fraganti, firmando contratos como funcionario público, respaldando a empresas de su familia… y, nada. Y hay un expresidente de la república llevándose el dinero del erario y tampoco sucede nada”, dice quien va por la séptima reelección en el sindicato de su gremio. Su último cargo como técnico telefonista lo desempeñó en 1976.
Al preguntarle si de pronto se había decepcionado de su partido, el PRI, ataja: “Ya no pertenezco a ningún partido, me salí hace años. Ni quiero participar en alguno”.
Sin embargo, recula y señala que “eventualmente lo consideraría una vez que salga del sindicato, pero ahora no”.

La UNT aglutina 300 organizaciones, entre las que destacan –por el número de afiliados– los sindicatos de telefonistas; del Instituto Mexicano del Seguro Social, con 500 mil; de electricistas; de tranviarios, y de trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Universidades, “víctimas de la ideología del gobierno”

Los problemas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) tienen como origen la ideología del grupo en poder, señala Agustín Rodríguez Fuentes, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la UNAM (STUNAM).

—Desde la época de Miguel de la Madrid Hurtado, se cree que las universidades públicas no son prioridad nacional. Hay un desprecio hacia ellas –considera quien cumple 17 años como secretario general y 33 de integrar el comité ejecutivo del STUNAM.

Señala que ni las universidades ni los sindicatos pueden esperar algo de un gobierno como el de Felipe Calderón, pues el panismo tiene intereses contrarios a la clase trabajadora.

—Y además tenemos, en la misma izquierda, conservadores de derecha que buscan “adoctrinar” en una izquierda social. Ahora resulta que Manuel Bartlett es el principal defensor del petróleo. Pero nosotros no podemos olvidar que él fue el principal responsable del fraude de 1988 y obedece a intereses creados –lamenta quien se ha reelegido por cuarta vez consecutiva en el STUNAM y ha sido calificado por la oposición interna como neocharro.

Explica que la relación con los gobernantes emanados del Partido Acción Nacional es “difícil”, pero la UNT prepara un documento con el que “pretende mejorar la relación entre el sindicalismo independiente y el gobierno federal”.

—Con Fox nunca tuvimos problema para reunirnos; sin embargo, incumplió el pacto de 20 puntos que firmó desde que era candidato. Con Calderón no tenemos nada acordado, pero veremos qué se puede construir. Esperamos lograr una relación respetuosa. La reunión con Calderón llegará una vez que terminemos nuestro documento. Queremos compromisos, que nos indique una ruta y que no lleguemos al fin del sexenio sin metas cumplidas.

Acerca de su quinta reelección como secretario general del STUNAM, dice que el sindicato tiene una tradición de “izquierda” y reconoce que grupos del PRD son quienes se enfrentan en las elecciones internas.

—Los grupos se destapan no únicamente para las contiendas internas: como corrientes perredistas del STUNAM, algunas voces apoyaron a Alejandro Encinas para la presidencia del PRD, en tanto que otras se abren como simpatizantes de Jesús Ortega.

El secretario general del sindicato no duda en expresar su simpatía por Ortega y al mismo tiempo ofrece la posibilidad de dialogar con quienes apoyan a Andrés Manuel López Obrador. Incluso ofrece: “Si Obrador nos hace una invitación para platicar y organizar un evento en la UNAM con el fin de abordar el asunto del petróleo, estamos en la mejor disposición”.

Sin embargo, señala que fue “un error” llamar a votar por López Obrador y dice que el excandidato presidencial, ahora nombrado “presidente legítimo”, “olvidó acuerdos adquiridos con la UNT. Se olvidó que la palabra cuenta. Él sabe a qué me refiero y prefiero no hablar más”.

La relación del sindicato con la Rectoría de José Narro es, dice, “respetuosa” y augura “resultados positivos” para la UNAM de parte de esta administración.