Poderes fácticos y facturas reales
Diario Libertad / Marcela Gómez Zalce
• Pájaros güeros en alambres venezolanos
• ¡Ahí viene el lobo... tricolor!
El temor a la desgracia, mi estimado, es peor que la desgracia misma. El original bullicio mediático alrededor del delicado episodio entre Ecuador y Colombia por la incursión de simpáticas fuerzas militares del segundo apoyadas, tecnológicamente, por Estados Unidos para darle flit a un campamento de las FARC localizado, gracias a una conversación telefónica entre el presidente Hugo Chávez y los divertidos revoltosos para después ser ubicados a través de un entretenido satélite, dio señales de ser un capítulo diplomático cerrado aunque cuidado con las fintas y la singular prisa.
La imperdonable violación a la soberanía del territorio ecuatoriano no será borrón y cuenta nueva en esta segunda etapa donde deberán conocerse los detalles aunque el diablo estadunidense se esconda entre ellos. Pero más allá del injustificable culebrón, el quid del original asunto es que al simpático presidente venezolano, my friend, lo traen bastante alambreado y lo sucedido coadyuvó a prender una cantidad de focos rojos en su tablero integral de inteligencia. Si le agrega que, como ya va siendo costumbre, fue blanco favorito de lamentables críticas por parte de George W. Bush, cuyo gobierno ha actuado de forma colosalmente torpe en todo este peligroso desaguisado regional, algunos puntos faltarán por ser colocados en las interesantes íes.
Lo que vendría indicando que ese virus de la extraña incapacidad para salir oliendo a rosas en océanos de estiércol está ¿temporalmente? fuera de control.
Y el caso del chico superpoderoso de Bucareli y el poder de su firma en contratos con Pemex sigue estando en el epicentro del debate aunque claro... con la gran ventaja de que las lacritas tricolores y otros sumados al reventón ya sacaron raja de la nube de desgracias encima del operador estrella de Felipe Calderón.
No deja de ser entretenido que en Los Pinos se siga evaluando el tamaño del tsunami federal si el cabecilla del Gymboree termina siendo investigado, tanteado y manoseado por una excelsa comisión que, con el club de las lacritas amarillas, harían la disolución en el calderón del sexenio.
Por eso el sólo amago de intentar armarla con la venia de los priistas al grito de ¡ahí viene el lobo! fueron las palabras mágicas para abrir la rendija azul para el espléndido arreglón y la llegada de un tanque de veneno, perdón, de oxígeno.
Porque en el fondo, amable lector, al PRI le conviene un frágil Juan Camilo como secretario de Gobernación, como interlocutor débil, vulnerable y desgastado para tenerlo... tenerlo... mecateado y de permanente rehén como ocurre, desde la protesta en la Toma del 1 de diciembre en San Lázaro, con el inquilino de Los Pinos.
Aunque, not so fast.
No pierda el tiempo observando este árbol, cuando la vista del bosque es magnífica. Sobre todo porque Beltrones & Co. no son los únicos interesados en que al chico superpoderoso de Bucareli le caiga su maravillosa dosis de desgracia, como dirían los clásicos, para que aprenda a respetar.
Para que aprenda que esos hermosísimos días de llegar derribando puertas dando órdenes, desdoblando soberbia telefónica y ostentando el poder, hoy son grotescos anecdotarios.
Juan Camilo Mouriño ha sembrado tempestades en ámbitos no sólo políticos... sino empresariales. Sus enemigos no están internados en el terreno de las lacritas amarillas o tricolores. No, no... tiene facturas pendientes con esos poderes fácticos transexenales (que traen su propia guerra). Con los mismos a quienes golpeó con el látigo de la arrogancia con la venia insolente de su jefecito.
Y el golpeteo de los últimos días —aunque ayer la mano de Los Pinos hacía un control histérico de daños electrónicos—en una de las simpáticas televisoras debe ser leído como una primera pasada a la báscula... de muchas más. Ni hablar del timing para esas ocurrentes declaraciones de la CIRT.
Mouriño está irremediablemente herido y la sangre toca las puertas del gobierno de Felipe Calderón... destinatario final del festín mediático. En momentos donde aún se cocinan importantes acuerdos en materia de radio y televisión y donde viejas heridas, no se me equivoque, no están cerradas.
Y si le suma que al interior de Acción Nacional... ambos tienen cuentas abiertas... y pendientes, la hora de la perinola azul no podría llegar en mejor momento aunque falten divertidos pormenores por negociar.
Justo esos detalles, my friend, para un insólito comeback...
• Pájaros güeros en alambres venezolanos
• ¡Ahí viene el lobo... tricolor!
El temor a la desgracia, mi estimado, es peor que la desgracia misma. El original bullicio mediático alrededor del delicado episodio entre Ecuador y Colombia por la incursión de simpáticas fuerzas militares del segundo apoyadas, tecnológicamente, por Estados Unidos para darle flit a un campamento de las FARC localizado, gracias a una conversación telefónica entre el presidente Hugo Chávez y los divertidos revoltosos para después ser ubicados a través de un entretenido satélite, dio señales de ser un capítulo diplomático cerrado aunque cuidado con las fintas y la singular prisa.
La imperdonable violación a la soberanía del territorio ecuatoriano no será borrón y cuenta nueva en esta segunda etapa donde deberán conocerse los detalles aunque el diablo estadunidense se esconda entre ellos. Pero más allá del injustificable culebrón, el quid del original asunto es que al simpático presidente venezolano, my friend, lo traen bastante alambreado y lo sucedido coadyuvó a prender una cantidad de focos rojos en su tablero integral de inteligencia. Si le agrega que, como ya va siendo costumbre, fue blanco favorito de lamentables críticas por parte de George W. Bush, cuyo gobierno ha actuado de forma colosalmente torpe en todo este peligroso desaguisado regional, algunos puntos faltarán por ser colocados en las interesantes íes.
Lo que vendría indicando que ese virus de la extraña incapacidad para salir oliendo a rosas en océanos de estiércol está ¿temporalmente? fuera de control.
Y el caso del chico superpoderoso de Bucareli y el poder de su firma en contratos con Pemex sigue estando en el epicentro del debate aunque claro... con la gran ventaja de que las lacritas tricolores y otros sumados al reventón ya sacaron raja de la nube de desgracias encima del operador estrella de Felipe Calderón.
No deja de ser entretenido que en Los Pinos se siga evaluando el tamaño del tsunami federal si el cabecilla del Gymboree termina siendo investigado, tanteado y manoseado por una excelsa comisión que, con el club de las lacritas amarillas, harían la disolución en el calderón del sexenio.
Por eso el sólo amago de intentar armarla con la venia de los priistas al grito de ¡ahí viene el lobo! fueron las palabras mágicas para abrir la rendija azul para el espléndido arreglón y la llegada de un tanque de veneno, perdón, de oxígeno.
Porque en el fondo, amable lector, al PRI le conviene un frágil Juan Camilo como secretario de Gobernación, como interlocutor débil, vulnerable y desgastado para tenerlo... tenerlo... mecateado y de permanente rehén como ocurre, desde la protesta en la Toma del 1 de diciembre en San Lázaro, con el inquilino de Los Pinos.
Aunque, not so fast.
No pierda el tiempo observando este árbol, cuando la vista del bosque es magnífica. Sobre todo porque Beltrones & Co. no son los únicos interesados en que al chico superpoderoso de Bucareli le caiga su maravillosa dosis de desgracia, como dirían los clásicos, para que aprenda a respetar.
Para que aprenda que esos hermosísimos días de llegar derribando puertas dando órdenes, desdoblando soberbia telefónica y ostentando el poder, hoy son grotescos anecdotarios.
Juan Camilo Mouriño ha sembrado tempestades en ámbitos no sólo políticos... sino empresariales. Sus enemigos no están internados en el terreno de las lacritas amarillas o tricolores. No, no... tiene facturas pendientes con esos poderes fácticos transexenales (que traen su propia guerra). Con los mismos a quienes golpeó con el látigo de la arrogancia con la venia insolente de su jefecito.
Y el golpeteo de los últimos días —aunque ayer la mano de Los Pinos hacía un control histérico de daños electrónicos—en una de las simpáticas televisoras debe ser leído como una primera pasada a la báscula... de muchas más. Ni hablar del timing para esas ocurrentes declaraciones de la CIRT.
Mouriño está irremediablemente herido y la sangre toca las puertas del gobierno de Felipe Calderón... destinatario final del festín mediático. En momentos donde aún se cocinan importantes acuerdos en materia de radio y televisión y donde viejas heridas, no se me equivoque, no están cerradas.
Y si le suma que al interior de Acción Nacional... ambos tienen cuentas abiertas... y pendientes, la hora de la perinola azul no podría llegar en mejor momento aunque falten divertidos pormenores por negociar.
Justo esos detalles, my friend, para un insólito comeback...