Más negocios Mouriño
La Jornada / Julio Hernández López (Astillero)
■ Gamboa defiende a su socio político
■ Tierras ejidales y electricidad eólica
■ Parientes siguen ganando contratos
1. Emilio Gamboa Patrón defiende a Juan Camilo Mouriño Terrazo (obstruyendo la posibilidad de abrir una comisión legislativa que investigue los evidentes actos de tráfico de influencias y de conflicto de intereses del madrileño-gallego-mexicano) porque ambos son socios en Yucatán. La gubernatura de la entidad fue entregada a la priísta Ivonne Ortega, en arreglo con Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones, mediante maniobras de la Oficina de la Presidencia (formal) de la República que en su momento fueron denunciadas por el presidente del comité nacional panista, Manuel Espino, quien aseguró que de Los Pinos fueron enviados a la entidad peninsular operadores electorales que no tenían los mismos propósitos que el partido blanquiazul. La cesión de Yucatán fue operada por el analfabeto político Patricio Patrón Laviada, quien cerró el paso a la candidata natural a conservar al PAN en el poder, Ana Rosa Payán, y causó una división en el panismo que ayudó al PRI; el mandatario conocido como el Alto Vacío, Patrón Laviada, a pesar de estar metido en procesos judiciales por negocios con tierras ejidales en los que asoma el apellido Mouriño, fue premiado con la procuraduría para la defensa del medio ambiente (obviamente no sabe absolutamente nada del tema), desde donde podrá ayudar a los inversionistas españoles y mexicanos interesados en devastar la ecología para instalar desarrollos turísticos.
2. Un proyecto en el que convergen los intereses asociados de Gamboa y Mouriño es el del corredor Mérida-Progreso, donde, con el expediente ya clásico de arrebatar tierras a ejidatarios, se han construido fraccionamientos de lujo y además se planeaba utilizar el puerto de Progreso para operaciones relacionadas con el negocio petrolero concesionado a empresas españolas y a grupos mexicanos, entre los que asoma la mano del banquero Roberto Hernández. El investigador y escritor José Luis Sierra ha publicado en http://mexicodesdeyucatan.blogspot.com que el gobierno encabezado por Patrón Laviada compró 400 hectáreas de origen ejidal a unos kilómetros de la costa de Progreso, para construir allí instalaciones dedicadas al manejo y almacenaje de carga que necesitaría una compañía española que administraría la Plataforma Logística de ese puerto yucateco. El negocio se frustró pero, asegura Sierra, de las 400 hectáreas expropiadas “se consideró una extensión de 20 hectáreas, localizadas en el ‘corazón’ de los patios y almacenes de esa plataforma para establecer allí el ‘recinto fiscal’. Esas 20 hectáreas (…) sí fueron vendidas y escrituradas, y es en ese terreno donde se construye ahora la empresa que fabricará los grandes ventiladores que se utilizan para producir electricidad por medio de corrientes de aire. Esa empresa también pertenece a la familia Mouriño (en coinversión con la firma española que aporta la tecnología; los Mouriño se encargarán de venderle los ‘molinos de viento’ a la CFE) y se instala en los terrenos de Paraíso (…) Los Mouriño son dueños de esas hectáreas porque ellos se habían asegurado la concesión del ‘recinto fiscal’ de la Plataforma Logística, gracias a sus buenas relaciones en el SAT. Estamos hablando de un negocito asegurado casi dos años antes de la realización física del proyecto. Así de grueso están las relaciones de los Mouriño en el ‘alto mando’ nacional… y eso que Juan Camilo no entraba todavía a Los Pinos ni era el secretario de Gobernación… ¡Que Dios nos coja confesados!”
3. Llegan correos de Campeche, con nombres, apellidos y datos personales que, sin embargo, este tecleador mantendrá en reserva: “el suegro de Juan Camilo, Eduardo Escalante, sigue ganando concursos a nombre de las tres empresas que maneja: Constructora Escalante, Construcciones y Materiales Peninsulares y Grupo Constructor Patterson (ésta, de otro yerno; todas, SA de CV). El hijo del ingeniero y suegro llamado Carlos Escalante utiliza para hacer sus pillerías el nombre del hermano de Juan Camilo, que también se llama Carlos; ya los funcionarios de la delegación de la Secretaría de Comunicaciones hablan burlonamente del negocio Carlos&Charly”. Otro lector informa: “Número de licitación federal 00009017-077-07, de fecha 25 de enero de 2008. Se concursa un tramo carretero y se dio la obra a un grupo que formaron cuatro constructoras: dos del suegro de Mouriño, Eduardo Escalante, y otra de su familiar político, Patterson, casado con Ana Escalante, quien maneja las finanzas del Congreso de Campeche. El grupo de la familia de Mouriño hizo una propuesta para la obra por 143 millones 543 mil pesos, y otros grupos, que perdieron, realizaron una oferta mucho menor. Cucsa, por ejemplo, propuso 136 millones, y Constructora Arjona, 134 millones 602 mil pesos”. Otro lector reporta sobre una licitación hecha por el gobierno estatal, la SEOPC/107/07, cuyo fallo se difundió el 30 de noviembre de 2007. Ganó una empresa del suegro de Mouriño. En el acta se dice que para asignar la obra no sólo se consideraron las mejores propuestas, sino “todas y cada una de las circunstancias” y el hecho de que la empresa seleccionada garantice “la ejecución de la obra”. Así, con esos discrecionales matices, la Constructora Escalante se quedó con el contrato por 60 millones 857 mil 709 pesos con 18 centavos para modificar el trazo de la carretera Ciudad del Carmen-Sabancuy, del kilómetro 227 más 745 al 83 más 233. Y, para cerrar el tema, desde Mexicali: “El cinismo proyectado a través de la televisión por Juan Camilo Mouriño la noche del pasado 6 es y será el principal argumento de justificación del comportamiento de los funcionarios que se dicen defensores del estado de derecho. En el noroeste del país suceden cosas parecidas, con el jugoso negocio de Punta Colonet, en Ensenada, Baja California, donde se agigantan las ganancias del capital extranjero y de sus promotores, todo a costa de la soberanía y de la depredación del medio ambiente. Acá, el Mouriño que justifica los negocios se llama Ernesto Ruffo, quien fue gobernador de la entidad y hoy es senador suplente”. ¡Hasta mañana, con el drenaje profundo (de la política nacional) a revisión!
■ Gamboa defiende a su socio político
■ Tierras ejidales y electricidad eólica
■ Parientes siguen ganando contratos
1. Emilio Gamboa Patrón defiende a Juan Camilo Mouriño Terrazo (obstruyendo la posibilidad de abrir una comisión legislativa que investigue los evidentes actos de tráfico de influencias y de conflicto de intereses del madrileño-gallego-mexicano) porque ambos son socios en Yucatán. La gubernatura de la entidad fue entregada a la priísta Ivonne Ortega, en arreglo con Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones, mediante maniobras de la Oficina de la Presidencia (formal) de la República que en su momento fueron denunciadas por el presidente del comité nacional panista, Manuel Espino, quien aseguró que de Los Pinos fueron enviados a la entidad peninsular operadores electorales que no tenían los mismos propósitos que el partido blanquiazul. La cesión de Yucatán fue operada por el analfabeto político Patricio Patrón Laviada, quien cerró el paso a la candidata natural a conservar al PAN en el poder, Ana Rosa Payán, y causó una división en el panismo que ayudó al PRI; el mandatario conocido como el Alto Vacío, Patrón Laviada, a pesar de estar metido en procesos judiciales por negocios con tierras ejidales en los que asoma el apellido Mouriño, fue premiado con la procuraduría para la defensa del medio ambiente (obviamente no sabe absolutamente nada del tema), desde donde podrá ayudar a los inversionistas españoles y mexicanos interesados en devastar la ecología para instalar desarrollos turísticos.
2. Un proyecto en el que convergen los intereses asociados de Gamboa y Mouriño es el del corredor Mérida-Progreso, donde, con el expediente ya clásico de arrebatar tierras a ejidatarios, se han construido fraccionamientos de lujo y además se planeaba utilizar el puerto de Progreso para operaciones relacionadas con el negocio petrolero concesionado a empresas españolas y a grupos mexicanos, entre los que asoma la mano del banquero Roberto Hernández. El investigador y escritor José Luis Sierra ha publicado en http://mexicodesdeyucatan.blogspot.com que el gobierno encabezado por Patrón Laviada compró 400 hectáreas de origen ejidal a unos kilómetros de la costa de Progreso, para construir allí instalaciones dedicadas al manejo y almacenaje de carga que necesitaría una compañía española que administraría la Plataforma Logística de ese puerto yucateco. El negocio se frustró pero, asegura Sierra, de las 400 hectáreas expropiadas “se consideró una extensión de 20 hectáreas, localizadas en el ‘corazón’ de los patios y almacenes de esa plataforma para establecer allí el ‘recinto fiscal’. Esas 20 hectáreas (…) sí fueron vendidas y escrituradas, y es en ese terreno donde se construye ahora la empresa que fabricará los grandes ventiladores que se utilizan para producir electricidad por medio de corrientes de aire. Esa empresa también pertenece a la familia Mouriño (en coinversión con la firma española que aporta la tecnología; los Mouriño se encargarán de venderle los ‘molinos de viento’ a la CFE) y se instala en los terrenos de Paraíso (…) Los Mouriño son dueños de esas hectáreas porque ellos se habían asegurado la concesión del ‘recinto fiscal’ de la Plataforma Logística, gracias a sus buenas relaciones en el SAT. Estamos hablando de un negocito asegurado casi dos años antes de la realización física del proyecto. Así de grueso están las relaciones de los Mouriño en el ‘alto mando’ nacional… y eso que Juan Camilo no entraba todavía a Los Pinos ni era el secretario de Gobernación… ¡Que Dios nos coja confesados!”
3. Llegan correos de Campeche, con nombres, apellidos y datos personales que, sin embargo, este tecleador mantendrá en reserva: “el suegro de Juan Camilo, Eduardo Escalante, sigue ganando concursos a nombre de las tres empresas que maneja: Constructora Escalante, Construcciones y Materiales Peninsulares y Grupo Constructor Patterson (ésta, de otro yerno; todas, SA de CV). El hijo del ingeniero y suegro llamado Carlos Escalante utiliza para hacer sus pillerías el nombre del hermano de Juan Camilo, que también se llama Carlos; ya los funcionarios de la delegación de la Secretaría de Comunicaciones hablan burlonamente del negocio Carlos&Charly”. Otro lector informa: “Número de licitación federal 00009017-077-07, de fecha 25 de enero de 2008. Se concursa un tramo carretero y se dio la obra a un grupo que formaron cuatro constructoras: dos del suegro de Mouriño, Eduardo Escalante, y otra de su familiar político, Patterson, casado con Ana Escalante, quien maneja las finanzas del Congreso de Campeche. El grupo de la familia de Mouriño hizo una propuesta para la obra por 143 millones 543 mil pesos, y otros grupos, que perdieron, realizaron una oferta mucho menor. Cucsa, por ejemplo, propuso 136 millones, y Constructora Arjona, 134 millones 602 mil pesos”. Otro lector reporta sobre una licitación hecha por el gobierno estatal, la SEOPC/107/07, cuyo fallo se difundió el 30 de noviembre de 2007. Ganó una empresa del suegro de Mouriño. En el acta se dice que para asignar la obra no sólo se consideraron las mejores propuestas, sino “todas y cada una de las circunstancias” y el hecho de que la empresa seleccionada garantice “la ejecución de la obra”. Así, con esos discrecionales matices, la Constructora Escalante se quedó con el contrato por 60 millones 857 mil 709 pesos con 18 centavos para modificar el trazo de la carretera Ciudad del Carmen-Sabancuy, del kilómetro 227 más 745 al 83 más 233. Y, para cerrar el tema, desde Mexicali: “El cinismo proyectado a través de la televisión por Juan Camilo Mouriño la noche del pasado 6 es y será el principal argumento de justificación del comportamiento de los funcionarios que se dicen defensores del estado de derecho. En el noroeste del país suceden cosas parecidas, con el jugoso negocio de Punta Colonet, en Ensenada, Baja California, donde se agigantan las ganancias del capital extranjero y de sus promotores, todo a costa de la soberanía y de la depredación del medio ambiente. Acá, el Mouriño que justifica los negocios se llama Ernesto Ruffo, quien fue gobernador de la entidad y hoy es senador suplente”. ¡Hasta mañana, con el drenaje profundo (de la política nacional) a revisión!