De vuelos y cancelaciones
Diario Libertad / Marcela Gómez Zalce
• El poder de una firma y coopelas o cuello
• Una bomba activada...
Hay bagajes, mi estimado, que frenan las alas. Accidentada semana para el gobierno de Felipe Calderón que aún no acusa recibo del misil a la línea de flotación en Bucareli, donde su chico superpoderoso hace agua gracias al poder de su firma en aquellos contratos donde hay un indiscutible tráfico de influencias. Y donde la tragicomedia de errores en el manejo de la crisis y el control de daños recuerdan los divertidos días en que Felipe & frenzied friends recibieron un Ye Gon marca oriental nomeolvides.
Esa crisis que detonó todos los resortes del Estado mexicano junto a las grotescas piruetas de Javier Lozano Alarcón —que a la fecha no ha dado a conocer cómo va su simpática demanda whatever contra el empresario Zhenli—, quien descompuesto y nervioso escupía idioteces mientras el gobierno se hacía bolas con el dinero viajero de fantasmal serie que primero fue sucio, y después tocado por las manos limpias presidenciales, la millonada fue... fue... ¡claro...! invertida, mientras en Los Pinos el pasmo se apoderó de todo el Gymboree que navegó en un mar mediático de confusión, de traspiés, contradicciones y pendejadas, todo ello coronado con el magnífico coopelas o cuello.
Algunos meses después, mi querido lector, estos disfuncionales profundos no aprendieron ni madres de la ilustrativa lección y hoy, esa piedra en el zapato presidencial llamada Juan Camilo Mouriño coloca a Calderón en un callejón sin salida.
Porque, con la pena, este muchacho guapo, decente y ejemplo de la nueva clase política en el país (Germán dixit) is a fucking lame duck. No importa si Felipe, regresando, lo apapacha y sobrelleva algunos meses más. El peso del bagaje del secretario de Gobernación anuncia que su vuelo político ha sido cancelado.
Y a su alrededor se acumulan sonrisas disimuladas en rostros azules ante la desgracia, resultado del precio de la soberbia.
Aunque no fue fácil para este junior metrosexual haber leído las innumerables críticas —hasta de sus jilgueros gubernamentales— sobre su aspecto al enfrentar a los medios en San José del Cabo con facha que si no era de cruda etílica, qué desperdicio porque el respetable, neta, envidió el reventón. Y tampoco debió ser sencillo rogarle a Manlio Fabio Beltrones para que se fueran juntos a desayunar, comer y/o cenar recibiendo una gélida respuesta del tricolor de que... mejor invítame a tu oficina (y anúncialo) y platicamos de manera institucional.
Y si le suma que ayer le fue del nabo con las 15 organizaciones sindicales y del sector agropecuario, su peligrosa crisis dista mucho de estar superada.
Porque turns out —corra por su drink que es viernes— que la reunión donde estuvieron Javier Lozano, Alberto Cárdenas, Eduardo Sojo y el chico superpoderoso terminó... mal.
Primero, porque los funcionarios, que están más tocados que un barandal, se negaron a recibir la comisión integrada por 50 representantes y cuando éstos les dijeron ahí se ven... los cuatro fantásticos (disfuncionales, of course) se retractaron.
Segundo, quisieron meter sindicatos charros a la reunión y la cosa con los ilustres invitados se puso volátilmente simpática así que... va p’atrás.
Y la tercera, que a la hora y media Juan Camilo les dijo: oopppsss ya me voy, los dejo con Abraham González y el trío, porfa, dejen su documento de 20 puntos para analizarlo (si sigo aquí), y al querer despedirse... que se sueltan los poderosos demonios sindicales.
Básicamente puntualizándole que eso de poner mesas de trabajo y de discusión, eso de darle largas al conflicto —apostando al típico desgaste, cansancio u olvido sindical— como que ya nos tiene hasta la madre, así que queremos respuestas concretas, por escrito, a nuestras demandas. Tiempo han tenido de sobra para resolver y aquí seguimos viéndolos jugar al Tío Lolo...
Todo este agitado cuadro surrealista, no, no, perdón... muy realista, querido lector, ante los ojos desorbitados de un excitado Lozano Alarcón, a quien la reunión se le fue de las manos (pobre, ya no arregla ni un café) haciéndole un flaco favor al agobiado Mouriño.
En resumen, estos divertidos sindicatos ya le pusieron deadline a la respuesta federal de sus demandas donde convergen cuestiones relativas al TLCAN y demás delicadas linduras. De lo contrario regresarán a las calles.
Más unidos y fuertes que nunca. De cara al agitado mes de mayo.
Así que esta bombita, my friend, desaparecida del epicentro mediático, dista mucho de estar bajo control y desactivada. Tic-tac..tic-tac...
¡Adiós!
• El poder de una firma y coopelas o cuello
• Una bomba activada...
Hay bagajes, mi estimado, que frenan las alas. Accidentada semana para el gobierno de Felipe Calderón que aún no acusa recibo del misil a la línea de flotación en Bucareli, donde su chico superpoderoso hace agua gracias al poder de su firma en aquellos contratos donde hay un indiscutible tráfico de influencias. Y donde la tragicomedia de errores en el manejo de la crisis y el control de daños recuerdan los divertidos días en que Felipe & frenzied friends recibieron un Ye Gon marca oriental nomeolvides.
Esa crisis que detonó todos los resortes del Estado mexicano junto a las grotescas piruetas de Javier Lozano Alarcón —que a la fecha no ha dado a conocer cómo va su simpática demanda whatever contra el empresario Zhenli—, quien descompuesto y nervioso escupía idioteces mientras el gobierno se hacía bolas con el dinero viajero de fantasmal serie que primero fue sucio, y después tocado por las manos limpias presidenciales, la millonada fue... fue... ¡claro...! invertida, mientras en Los Pinos el pasmo se apoderó de todo el Gymboree que navegó en un mar mediático de confusión, de traspiés, contradicciones y pendejadas, todo ello coronado con el magnífico coopelas o cuello.
Algunos meses después, mi querido lector, estos disfuncionales profundos no aprendieron ni madres de la ilustrativa lección y hoy, esa piedra en el zapato presidencial llamada Juan Camilo Mouriño coloca a Calderón en un callejón sin salida.
Porque, con la pena, este muchacho guapo, decente y ejemplo de la nueva clase política en el país (Germán dixit) is a fucking lame duck. No importa si Felipe, regresando, lo apapacha y sobrelleva algunos meses más. El peso del bagaje del secretario de Gobernación anuncia que su vuelo político ha sido cancelado.
Y a su alrededor se acumulan sonrisas disimuladas en rostros azules ante la desgracia, resultado del precio de la soberbia.
Aunque no fue fácil para este junior metrosexual haber leído las innumerables críticas —hasta de sus jilgueros gubernamentales— sobre su aspecto al enfrentar a los medios en San José del Cabo con facha que si no era de cruda etílica, qué desperdicio porque el respetable, neta, envidió el reventón. Y tampoco debió ser sencillo rogarle a Manlio Fabio Beltrones para que se fueran juntos a desayunar, comer y/o cenar recibiendo una gélida respuesta del tricolor de que... mejor invítame a tu oficina (y anúncialo) y platicamos de manera institucional.
Y si le suma que ayer le fue del nabo con las 15 organizaciones sindicales y del sector agropecuario, su peligrosa crisis dista mucho de estar superada.
Porque turns out —corra por su drink que es viernes— que la reunión donde estuvieron Javier Lozano, Alberto Cárdenas, Eduardo Sojo y el chico superpoderoso terminó... mal.
Primero, porque los funcionarios, que están más tocados que un barandal, se negaron a recibir la comisión integrada por 50 representantes y cuando éstos les dijeron ahí se ven... los cuatro fantásticos (disfuncionales, of course) se retractaron.
Segundo, quisieron meter sindicatos charros a la reunión y la cosa con los ilustres invitados se puso volátilmente simpática así que... va p’atrás.
Y la tercera, que a la hora y media Juan Camilo les dijo: oopppsss ya me voy, los dejo con Abraham González y el trío, porfa, dejen su documento de 20 puntos para analizarlo (si sigo aquí), y al querer despedirse... que se sueltan los poderosos demonios sindicales.
Básicamente puntualizándole que eso de poner mesas de trabajo y de discusión, eso de darle largas al conflicto —apostando al típico desgaste, cansancio u olvido sindical— como que ya nos tiene hasta la madre, así que queremos respuestas concretas, por escrito, a nuestras demandas. Tiempo han tenido de sobra para resolver y aquí seguimos viéndolos jugar al Tío Lolo...
Todo este agitado cuadro surrealista, no, no, perdón... muy realista, querido lector, ante los ojos desorbitados de un excitado Lozano Alarcón, a quien la reunión se le fue de las manos (pobre, ya no arregla ni un café) haciéndole un flaco favor al agobiado Mouriño.
En resumen, estos divertidos sindicatos ya le pusieron deadline a la respuesta federal de sus demandas donde convergen cuestiones relativas al TLCAN y demás delicadas linduras. De lo contrario regresarán a las calles.
Más unidos y fuertes que nunca. De cara al agitado mes de mayo.
Así que esta bombita, my friend, desaparecida del epicentro mediático, dista mucho de estar bajo control y desactivada. Tic-tac..tic-tac...
¡Adiós!