"Bebeto", ineficaz en la SAGARPA
Por Esto
Todavía es titular de la SAGARPA, el ingeniero electricista (al igual que su consejero Manuel Espino) Alberto Cárdenas Jiménez, también de formación ultraderechista, pues forma parte del grupo clandestino "Zapopan", donde sesionan en secreto para acordar planes político-religiosos. En Jalisco, donde fue gobernador, pertenece a la pandilla del recién defenestrado Ramírez Acuña. Lo más que conoce de agricultura fue cuando efímeramente se dedicó a la producción de papa. Y como electricista no sabe si un foco está fundido o apagado. Eso sí, como provocador y déspota, compite por el primer lugar con Lozano Alarcón (el de la STPS), creándole problemas a Calderón en lugar de soluciones.
Por eso ha estallado la rebelión de agricultores, campesinos, ejidatarios, ganaderos. Mientras le advertían que si no tomaba medidas, habría manifestaciones y una concentración masiva en la capital del país, "Bebeto", como le apodan, unos por confianzudos y otros por babotas, desafió a las organizaciones campesinas. Se negó a discutir sus reclamos y proponer una agenda. Entonces del campo, con vacas, tractores y otros utensilios para sus labores, empezaron las movilizaciones y al cuarto para las doce, cuando ya estaban llegando las marchas, el señor Cárdenas Jiménez "abrió" las puertas al diálogo.
Fue preciso que su jefe Calderón, públicamente, se refiriera a celebrar acuerdos sobre el asunto y, entre indirectas y directas, jalarle las orejas a su secretario. Ya era tarde. De todo el país llegaron más de 100 mil trabajadores del campo, a reclamar a quienes por doce años dejaron que se arruinara y, sobre todo, cuando el TLC abrió las fronteras al libre comercio agrícola y, aunque se puede, es muy difícil renegociar ese capítulo. En Canadá y Estados Unidos los subsidios al campo contribuyen, con su alta producción a tener ventajas devastadoras y se llevan la parte del león.
Lo más lamentable ha sido el desempeño de "Bebeto". Hasta los panistas lo consideran inútil. Y el calderonismo no está para tener más dificultades. La conducta del jalisquillo le generó un conflicto político cuando necesita la máxima gobernabilidad ante su programa de reformas estructurales para, al menos, semiprivatizar a PEMEX. Teniendo encima la desaceleración económica estadounidense que provocará una recesión, aún con las medidas keynesianas anunciadas por el mismo Calderón.
Hay que defenestrar a "Bebeto". Hacerlo a un lado, cuanto antes. No sirvió. Y hace demasiado daño al PAN y a los proyectos políticos y económicos calderonistas. Ni siquiera como "bombero" la hizo y complicó más el tratado comercial, ya que ahora exigen los sobrevivientes del campo que Calderón, en su reunión con el Presidente de Estados Unidos y el Primer Ministro de Canadá, solicite al menos una nueva tregua o de plano tenga que inyectarle cuantiosos subsidios a la agricultura. Y ha de ser cuanto antes, ya que se ha prendido la mecha de un estallamiento civil rural y los que se han manifestado escogieron nada menos que a Francisco, Pancho Villa, como su inspiración.
Todavía es titular de la SAGARPA, el ingeniero electricista (al igual que su consejero Manuel Espino) Alberto Cárdenas Jiménez, también de formación ultraderechista, pues forma parte del grupo clandestino "Zapopan", donde sesionan en secreto para acordar planes político-religiosos. En Jalisco, donde fue gobernador, pertenece a la pandilla del recién defenestrado Ramírez Acuña. Lo más que conoce de agricultura fue cuando efímeramente se dedicó a la producción de papa. Y como electricista no sabe si un foco está fundido o apagado. Eso sí, como provocador y déspota, compite por el primer lugar con Lozano Alarcón (el de la STPS), creándole problemas a Calderón en lugar de soluciones.
Por eso ha estallado la rebelión de agricultores, campesinos, ejidatarios, ganaderos. Mientras le advertían que si no tomaba medidas, habría manifestaciones y una concentración masiva en la capital del país, "Bebeto", como le apodan, unos por confianzudos y otros por babotas, desafió a las organizaciones campesinas. Se negó a discutir sus reclamos y proponer una agenda. Entonces del campo, con vacas, tractores y otros utensilios para sus labores, empezaron las movilizaciones y al cuarto para las doce, cuando ya estaban llegando las marchas, el señor Cárdenas Jiménez "abrió" las puertas al diálogo.
Fue preciso que su jefe Calderón, públicamente, se refiriera a celebrar acuerdos sobre el asunto y, entre indirectas y directas, jalarle las orejas a su secretario. Ya era tarde. De todo el país llegaron más de 100 mil trabajadores del campo, a reclamar a quienes por doce años dejaron que se arruinara y, sobre todo, cuando el TLC abrió las fronteras al libre comercio agrícola y, aunque se puede, es muy difícil renegociar ese capítulo. En Canadá y Estados Unidos los subsidios al campo contribuyen, con su alta producción a tener ventajas devastadoras y se llevan la parte del león.
Lo más lamentable ha sido el desempeño de "Bebeto". Hasta los panistas lo consideran inútil. Y el calderonismo no está para tener más dificultades. La conducta del jalisquillo le generó un conflicto político cuando necesita la máxima gobernabilidad ante su programa de reformas estructurales para, al menos, semiprivatizar a PEMEX. Teniendo encima la desaceleración económica estadounidense que provocará una recesión, aún con las medidas keynesianas anunciadas por el mismo Calderón.
Hay que defenestrar a "Bebeto". Hacerlo a un lado, cuanto antes. No sirvió. Y hace demasiado daño al PAN y a los proyectos políticos y económicos calderonistas. Ni siquiera como "bombero" la hizo y complicó más el tratado comercial, ya que ahora exigen los sobrevivientes del campo que Calderón, en su reunión con el Presidente de Estados Unidos y el Primer Ministro de Canadá, solicite al menos una nueva tregua o de plano tenga que inyectarle cuantiosos subsidios a la agricultura. Y ha de ser cuanto antes, ya que se ha prendido la mecha de un estallamiento civil rural y los que se han manifestado escogieron nada menos que a Francisco, Pancho Villa, como su inspiración.