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martes, 11 de diciembre de 2007

Germán, Dora Alicia y un X-file

A puerta cerrada

• Los malos compañeros de viaje
• La bola del procurador

A las aves, mi estimado, se les atrapa por las patas y a los seres humanos, por la lengua. Germán Martínez ya está planeando su siguiente movimiento al interior del blanquiazul, contando siempre con la sombra del compadre de Felipe, el travieso Guillermo Anaya —a quien Humberto Moreira regaló un par de simpáticos tubazos—, hoy flamante secretario general. Una de las primeras jugadas de Germán fue darle flit en mega fast track a Dora Alicia Martínez Valero. La que fue representante azul ante el ife. La que puso el dedo en una peligrosa llaga.

Una ingenua teoría navideña, my friend, es la tenebra alrededor de un divertido padrón azul... utilizado de manera, digamos, irregular, por el hoy presidente panista, que desencadenó una entretenida investigación a la cual el entonces equipo de transición le tuvo que meter el freno de emergencia. Y ya entronizados en Los Pinos, este indiscreto expediente duerme el sueño de los justos pecadores. Si le parece seductora esta historia del granito, no, no, del tabique electoral, súmele que el buen Germán hizo ciertas proposiciones muy indecorosas a Dora Alicia (en el terreno jurídico, of course), de esas que derrumban el distintivo discurso del Estado de derecho, la legalidad y la transparencia con el cual se envuelven estos originales personajes azules.

Agréguele ese doble discurso y la simulación del fin de semana, como ejes fundamentales de la nueva doctrina de Felipe y su PAN.

Su compadre Anaya, el secretario particular Nava, el operador Manzanera, la prima Gómez del Campo (Gabriela Cuevas debe estar, literalmente, prendida de la lámpara) y el amigo Herrera, hundieron las promesas de Germán.

Ahora imagínese que Juan Camilo Mouriño —a quien habría que decirle, aquí entre nos, que porfa no ande en esos reventones que son célebres donde el alcohol y las mujeres son pésimos compañeros de viaje. Sobre todo si es un viernes por la noche, en lugares donde medio México acude— iba directo, sin escalas, al CEN, pues. Y para mantener presencia se orquestó la llegada (de emergencia) de su sucio operador.

Falta aún el listón legislativo para que Felipe, perdón, Germán, ratifique o les dé su ración de DDT a los coordinadores parlamentarios en ambas Cámaras. El bonsái de Creel parece tener altas posibilidades de quedarse... por ahora, falta por ver si el líder blanquiazul le cumple a Héctor Larios, producto de un espléndido acuerdo, con interesantes testigos y que abarcó varios puntos, entre ellos, la autonomía del partido ante el dedito retozón de Los Pinos. Faena que se antoja complicada e imposible por los ambiciosos intereses presidenciales.

En fin, querido lector, Germán atajó la bolita de nieve del padrón de Dora Alicia por las delicadas implicaciones de carácter... penal. Pero como el guardián de la travesura de ese X-file es Eduardo Medina Mora, el presidente Martínez no tiene mucho de qué preocuparse, aunque en el futuro deberá ocuparse. Sobre todo si es su futuro. U with me?

Pero como en estos tiempos de reflector navideño el procurador está distraído en otras cuestiones mediáticas, ese foquito azul es hoy color amarillo...

Y siguiendo con colores y coloridos, estupendo el matiz que hace el procurador ante corresponsales extranjeros de la lucha (fracasada) contra el crimen organizado para enviar el mensaje (desesperado) del congelado Plan México.

Eso de andar escupiendo la inédita estupidez de que los cárteles del narcotráfico se debilitaron desde que el gobierno federal lanzó sus Operativos whatever —donde por cierto hasta hoy las cifras, los resultados y su transparencia han brillado por su ausencia— es verdaderamente de risa histérica.

Los botones de Michoacán y Tamaulipas, con fuerte competencia de Baja California, son suficientes para demostrar que pese a la magnífica pirotecnia federal, el fiasco es evidente. El “disminuido” Cártel del Golfo y sus disciplinados Zetas sigue poniéndolos en jaque, poniendo candidatos y metiendo lana a los procesos electorales sin consecuencia alguna, my friend. Los ires y venires del Chapo del sexenio quien acude desparpajado (y escoltado) a eventos ganaderos son datos duros de la simulación federal.

Curarse en salud con el número de ejecutados pronosticando cifras para el próximo año, es entre temerario y/o demencial. Porque sigue el reacomodo. Porque hay agravios y traiciones todavía por facturar. A menos, claro, que Eduardo sepa algo... lo cual sería absolutamente genial.

Genial, my friend, pero para amenizar el narcorreventón...l breve espacio del PAN

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• Un huésped VIP en Los Pinos
• Lacritas amarillas y sones tricolores

Elegir los tiempos, mi estimado, es ahorrar tiempo. Finalmente Felipe Calderón y su Gymboree lograron regresar, por la puerta de atrás en un hostile takeover, a reconquistar el timón del PAN. Partido que será instrumento de esa sana cercanía al más puro estilo priista, cercanía para llevar a cabo los deseos, revanchas, caprichos y metas presidenciales y donde ayer culminó el primer capítulo de una larga historia de golpes bajos, dobles discursos y simpáticos amagos. La inédita ausencia del ex presidente Vicente Fox dibuja con bastante claridad el pronóstico del agitado panorama azul.

Germán Martínez, ex candidato único que no de unidad, tiene varios pendientes enfrente pero, como su jefe, el de la legitimidad le irá pesando con el paso del tiempo. Su divertido discurso se fue al nabo, my friend, al marcar con sólo 24 horas de diferencia, la pauta para que Felipe y Juan Camilo tripulen, a través de sus operadores enquistados, el nuevo CEN panista. Breve espacio donde, en abierta y fluida comunicación con Los Pinos, se desarrollarán los embates y la estrategia de Felipe Calderón.

Y en este rubro la figura del cabecilla del Gymboree, el joven Mouriño, destaca por ser la mano política que mece la cuna. El hombre de las confianzas presidenciales como para ser el mensajero y sentarse en una mesa con el ahora líder blanquiazul y con Carlos Salinas de Gortari y Manlio Fabio Beltrones. Aunque el tricolor no es único color preferido de este muy ambicioso operador, el amarillo, amable lector, le viene bien en esta época de los tiempos de la traición.

Y qué mejor escenario de coincidencias y concurrencias que Michoacán, tierra de símbolos. Azules y amarillos. Así que, ¿listo para una espléndida historia? Porque ahí le va.

Turns out que Juan Camilo tuvo primero encerronas no sólo con Jesús Ortega, huésped VIP en Los Pinos ( hay niveles), sino con otras figuras —como Carlos Navarrete y Guadalupe Acosta Naranjo— de esa etérea corriente para poner sobre la mesa (la cabeza de López Obrador) la negociación del territorio michoacano. Ya sabe my friend, hoy por ti, mañana por mí.

La fructífera alianza sellada… en Los Pinos le fue vendida a Leonel Godoy asegurándole la victoria electoral y así dar comienzo a los tiempos de pintar la raya con el incómodo tabasqueño.

Tarea fácil para el árbol de moras de Leonel a quien no tarda en cobrarle la factura ese monstruo de las peligrosas complicidades con los organizados traviesos en el pasado proceso electoral. Godoy recibió la instrucción de colocar a Jesús Zambrano como su jefe de campaña para que no quedara duda, que no.

Y ya juntos y revueltos le ofrecieron el coctelito triunfador a los Cárdenas donde Cuauhtémoc, con su vivero histórico de árboles de moras salinistas, no tardó en comprar la magnífica idea.

Qué bonito es lo bonito (y eso que apenas es lunes). ¿Seguimos?

Leonel, Cárdenas, Ortega, Navarrete y las huestes de la nueva izquierda son los últimos eslabones (le digo que hay niveles) en la seductora cadena de intereses en la tenebra desarrollada por Juan Camilo Mouriño con el visto bueno, of course, de Felipe Calderón, pero cuyos autores intelectuales, no se me equivoque, mi estimado, son los simpáticos priistas. Con Carlos Salinas a la cabeza, mejor aún, con Salinas como cabeza. Y como Carlos y Cuauhtémoc no son precisamente completos desconocidos en ese arte que es la negociación política, Michoacán es hoy un símbolo de amistosos reencuentros.

Ya sellado el pacto y con la victoria michoacana en el bolsillo, las lacritas amarillas en ambas Cámaras han bailado a los sones del tambor tricolor o del tamboril azul. La reforma electoral y el frankenstein Cofipe son botones de muestra donde se terminó detonando el largo conflicto latente con la figura de Andrés Manuel López Obrador.

Y como buen mastín de la política acusó recibo, reviró el envenenado boomerang y difícilmente los va a soltar. Y como la nueva izquierda de derecha tiene instrucciones de ir por todas las canicas para lograr el cometido, el reventón amarillo promete colorido. Aunque en una guerra los imponderables definen. Y ésta, my friend, no será la excepción. ¿Va?