Preparan en Tabasco plan para desalojar a miles de personas
Huimanguillo, Tab., 25 de noviembre. Pese a que han proclamado que la seguridad de la población “está totalmente garantizada”, las autoridades federales y estatales detallan apresuradamente un plan de desalojo de cientos de miles de tabasqueños, en previsión del fin de las obras en el “tapón” del Grijalva y una nueva racha de lluvias que pudieran inundar nuevamente a Tabasco. En su fase 2, que se pondría en marcha de registrarse un desfogue de la presa Peñitas similar al de la anegación anterior, serían evacuadas “forzosamente” 264 mil personas de cinco municipios, según una fuente de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
La decisión se tomó tras una reunión de autoridades de todas las dependencias y niveles de gobierno involucrados en la emergencia tabasqueña. Ahí, José Luis Luege Tamargo, titular de la Conagua, y técnicos de esa dependencia, hicieron una “presentación” de los escenarios de riesgo. Tras recibir dicha información, se determinó trazar un plan para la evacuación masiva.
La finalización de las obras para dar paso al caudal del Grijalva, “taponado” por el desgajamiento de un cerro en las inmediaciones de San Juan Grijalva, municipio de Ostuacán, Chiapas, suponen la apertura de dos canales de 800 metros de largo cada uno en medio de 4 millones de metros cúbicos de tierra y piedra volcánica.
El momento crítico ocurriría entre el 10 y el 15 de diciembre, cuando concluyan los trabajos, si a su término se suman lluvias intensas.
El escenario llamado “fase 3”, el “catastrófico”, se daría si el desfogue de la presa Peñitas fuera equivalente a 5 mil metros cúbicos de agua por segundo. Pero aún la fase 2, que se decretaría con un desfogue de 2 mil metros cúbicos por segundo, implicaría una movilización de personas y recursos sin precedente.
Según la fuente, la “fase 2” implicaría evacuar poco más de un cuarto de millón de personas en los municipios de Huimanguillo, Cárdenas, Nacajuca, Jalpa y Cunduacán. La “fase 3” supondría el desalojo de parte de la población de Villahermosa. Este escenario extremo sería consecuencia de un regreso de lluvias intensas, en cuyo caso “la evacuación sería inmediata”.
Rutas de salida
Entre los planes para enfrentar ambas fases de una eventual nueva emergencia, se prevé la evacuación forzosa de los pobladores.
Funcionarios y empleados de múltiples dependencias y los tres niveles de gobierno trabajan en la elaboración de las rutas de salida, los listados del transporte necesario, planes para resguardar vehículos y enseres domésticos, así como la elección de sitios que servirían como albergues.
En los planes se reconoce la imposibilidad de brindar albergue a los centenares de miles de personas que serían desalojadas en el estado de Tabasco. De ahí que se tiene previsto solicitar la colaboración de las entidades vecinas para albergar daminificados. Según su ubicación geográfica, buena parte de ellos serían enviados a albergues en Veracruz, Campeche y Chiapas.
La Conagua, según los planes de coordinación, deberá avisar con tres días de anticipación sobre el fin de los trabajos y la posibilidad de la entrada a una fase de riesgo.
Según la fuente, la Conagua ha realizado “simulaciones” y de esa herramienta se han derivado “plantillas” que “delimitan las áreas de impacto”.
“Si Granier o el Ejército lo dicen, nos vamos”
En la inundación de rumores que ahoga a Villahermosa y otras partes del estado (el mayor: “se van a reventar las presas”), Huimanguillo ocupa un lugar especial. A pesar de que su cabecera municipal no resultó afectada, los villahermosinos afirman que es aquí donde los rumores y la “sicosis” son mayores. El alcalde, Óscar Ferrer, dice que los tuvieron las dos primeras semanas, pero que ya se disiparon. “Estamos en sesión permanente de protección civil y nos atenemos a la información oficial de que las presas no tienen problemas”.
En la Plaza del Taco, a un costado del palacio municipal de Huimanguillo, algunos comensales bromean sobre los rumores, mientras otros callan. Una señora de las calladas habla del “tapón” del río: “Dicen que la tierra está encantada y que por eso no la pueden quitar”.
La mayoría, sin embargo, se suma a la opinión de la dueña de la taquería: “Uno cree lo que ve en la televisión, pero hay que ser positivos y pensar que el agua no va a llegar”. Su marido la secunda y dice que, de presentarse el caso, ellos dejarían su casa, “pero sólo si lo dice el gobernador Granier o el Ejército”.
En todo caso, ya se están preparando si se da el caso. El ayuntamiento ha trazado 10 rutas “seguras” de salida, censado y ubicado las 64 comunidades en los márgenes del río Mezcalapa y calculado que deberían evacuar 40 mil personas, muchas de ellas al vecino municipio de Reforma, Chiapas (en la emergencia pasada tuvieron 6 mil 600 albergados). Toda esa información, sumada a una lista de necesidades de transporte para la hora crítica, ha sido enviada por las autoridades municipales a las estatales, con las cuales ahora sí hay coordinación.
“Porque en la primera emergencia, la verdad, no sabíamos ni los teléfonos de los de Protección Civil estatal”, reconoce Eutimio Ake Canul, secretario del ayuntamiento.
La coordinación, claro, no se traduce en abundancia. Huimaguillo ha solicitado 100 mil costales para reforzar sus protecciones, pero sólo ha podido recibir 10 mil.
Ake Canul piensa, con las autoridades federales y estatales, que el desalojo debería ser forzoso, pues recuerda que en la pasada emergencia mandaban camiones a las comunidades y los vehículos volvían con sólo seis personas, pues muchas se negaban a salir.
Puesto que la ayuda se ha concentrado en Villahermosa, en Huimanguillo se han tenido que arreglar con recursos propios para repartir 16 mil despensas y han agradecido la presencia militar dando combustible para los vehículos del Ejército.
Recuperarse bajo amenaza
Mientras los gobiernos federal y estatal analizan los escenarios de evacuación, miles de familias han regresado a sus casas en Villahermosa y realizan penosas labores de limpieza. En muchos casos, además de los enseres domésticos, tienen que hacer reparaciones importantes en sus casas, como reposición de puertas y ventanas, y cambio de la instalación eléctrica. Algunas de estas familias ya han recibido los 10 mil pesos del programa de “reposición de enseres domésticos” y con eso y sus propios recursos están volviendo a levantar sus casas. “¿Cómo les decimos que se puede volver a inundar?”, pregunta un funcionario del gabinete de Andrés Granier.
Este lunes arranca el programa de empleo temporal, a cargo de los dineros de la Secretaría de Desarrollo Social federal (Sedeso). Una de las tareas que realizarán los empleados temporales, muchos de los cuales perdieron sus trabajos debido a las inundaciones, será reforzar con costales de arena las “bardas” que protegen muchas zonas de la ciudad. Pero al menos hasta el sábado no había llegado uno solo de los 3 millones de costales que van a colocar.
Es decir, las previsiones siguen pese a que, según el vocero de la Conagua, Gilberto Segovia, las fuertes lluvias pronosticadas del lunes al miércoles, con precipitaciones de entre 50 y 70 milímetros, no representan riesgos de anegación. En un programa radiofónico local, el vocero dijo que los ríos corren varios metros debajo de su “escala crítica”, que en las presas Malpaso y Peñitas no hubo precipitaciones y que Villahermosa sólo sufrirá, si acaso, encharcamientos.
Es decir, que el presidente Felipe Calderón podría toparse con charcos este lunes en su visita, aunque es improbable que vea, dada la seguridad que suele rodearlo, las primeras protestas de los vecinos que acusan a la Sedeso de haberlos excluido del programa de “recuperación de enseres domésticos”. Este día, unos 200 vecinos de la colonia Municipal bloquearon una céntrica avenida porque, según ellos, Sedeso ha catalogado a su colonia como “rica” y no les darán los 10 mil pesos por casa.
La decisión se tomó tras una reunión de autoridades de todas las dependencias y niveles de gobierno involucrados en la emergencia tabasqueña. Ahí, José Luis Luege Tamargo, titular de la Conagua, y técnicos de esa dependencia, hicieron una “presentación” de los escenarios de riesgo. Tras recibir dicha información, se determinó trazar un plan para la evacuación masiva.
La finalización de las obras para dar paso al caudal del Grijalva, “taponado” por el desgajamiento de un cerro en las inmediaciones de San Juan Grijalva, municipio de Ostuacán, Chiapas, suponen la apertura de dos canales de 800 metros de largo cada uno en medio de 4 millones de metros cúbicos de tierra y piedra volcánica.
El momento crítico ocurriría entre el 10 y el 15 de diciembre, cuando concluyan los trabajos, si a su término se suman lluvias intensas.
El escenario llamado “fase 3”, el “catastrófico”, se daría si el desfogue de la presa Peñitas fuera equivalente a 5 mil metros cúbicos de agua por segundo. Pero aún la fase 2, que se decretaría con un desfogue de 2 mil metros cúbicos por segundo, implicaría una movilización de personas y recursos sin precedente.
Según la fuente, la “fase 2” implicaría evacuar poco más de un cuarto de millón de personas en los municipios de Huimanguillo, Cárdenas, Nacajuca, Jalpa y Cunduacán. La “fase 3” supondría el desalojo de parte de la población de Villahermosa. Este escenario extremo sería consecuencia de un regreso de lluvias intensas, en cuyo caso “la evacuación sería inmediata”.
Rutas de salida
Entre los planes para enfrentar ambas fases de una eventual nueva emergencia, se prevé la evacuación forzosa de los pobladores.
Funcionarios y empleados de múltiples dependencias y los tres niveles de gobierno trabajan en la elaboración de las rutas de salida, los listados del transporte necesario, planes para resguardar vehículos y enseres domésticos, así como la elección de sitios que servirían como albergues.
En los planes se reconoce la imposibilidad de brindar albergue a los centenares de miles de personas que serían desalojadas en el estado de Tabasco. De ahí que se tiene previsto solicitar la colaboración de las entidades vecinas para albergar daminificados. Según su ubicación geográfica, buena parte de ellos serían enviados a albergues en Veracruz, Campeche y Chiapas.
La Conagua, según los planes de coordinación, deberá avisar con tres días de anticipación sobre el fin de los trabajos y la posibilidad de la entrada a una fase de riesgo.
Según la fuente, la Conagua ha realizado “simulaciones” y de esa herramienta se han derivado “plantillas” que “delimitan las áreas de impacto”.
“Si Granier o el Ejército lo dicen, nos vamos”
En la inundación de rumores que ahoga a Villahermosa y otras partes del estado (el mayor: “se van a reventar las presas”), Huimanguillo ocupa un lugar especial. A pesar de que su cabecera municipal no resultó afectada, los villahermosinos afirman que es aquí donde los rumores y la “sicosis” son mayores. El alcalde, Óscar Ferrer, dice que los tuvieron las dos primeras semanas, pero que ya se disiparon. “Estamos en sesión permanente de protección civil y nos atenemos a la información oficial de que las presas no tienen problemas”.
En la Plaza del Taco, a un costado del palacio municipal de Huimanguillo, algunos comensales bromean sobre los rumores, mientras otros callan. Una señora de las calladas habla del “tapón” del río: “Dicen que la tierra está encantada y que por eso no la pueden quitar”.
La mayoría, sin embargo, se suma a la opinión de la dueña de la taquería: “Uno cree lo que ve en la televisión, pero hay que ser positivos y pensar que el agua no va a llegar”. Su marido la secunda y dice que, de presentarse el caso, ellos dejarían su casa, “pero sólo si lo dice el gobernador Granier o el Ejército”.
En todo caso, ya se están preparando si se da el caso. El ayuntamiento ha trazado 10 rutas “seguras” de salida, censado y ubicado las 64 comunidades en los márgenes del río Mezcalapa y calculado que deberían evacuar 40 mil personas, muchas de ellas al vecino municipio de Reforma, Chiapas (en la emergencia pasada tuvieron 6 mil 600 albergados). Toda esa información, sumada a una lista de necesidades de transporte para la hora crítica, ha sido enviada por las autoridades municipales a las estatales, con las cuales ahora sí hay coordinación.
“Porque en la primera emergencia, la verdad, no sabíamos ni los teléfonos de los de Protección Civil estatal”, reconoce Eutimio Ake Canul, secretario del ayuntamiento.
La coordinación, claro, no se traduce en abundancia. Huimaguillo ha solicitado 100 mil costales para reforzar sus protecciones, pero sólo ha podido recibir 10 mil.
Ake Canul piensa, con las autoridades federales y estatales, que el desalojo debería ser forzoso, pues recuerda que en la pasada emergencia mandaban camiones a las comunidades y los vehículos volvían con sólo seis personas, pues muchas se negaban a salir.
Puesto que la ayuda se ha concentrado en Villahermosa, en Huimanguillo se han tenido que arreglar con recursos propios para repartir 16 mil despensas y han agradecido la presencia militar dando combustible para los vehículos del Ejército.
Recuperarse bajo amenaza
Mientras los gobiernos federal y estatal analizan los escenarios de evacuación, miles de familias han regresado a sus casas en Villahermosa y realizan penosas labores de limpieza. En muchos casos, además de los enseres domésticos, tienen que hacer reparaciones importantes en sus casas, como reposición de puertas y ventanas, y cambio de la instalación eléctrica. Algunas de estas familias ya han recibido los 10 mil pesos del programa de “reposición de enseres domésticos” y con eso y sus propios recursos están volviendo a levantar sus casas. “¿Cómo les decimos que se puede volver a inundar?”, pregunta un funcionario del gabinete de Andrés Granier.
Este lunes arranca el programa de empleo temporal, a cargo de los dineros de la Secretaría de Desarrollo Social federal (Sedeso). Una de las tareas que realizarán los empleados temporales, muchos de los cuales perdieron sus trabajos debido a las inundaciones, será reforzar con costales de arena las “bardas” que protegen muchas zonas de la ciudad. Pero al menos hasta el sábado no había llegado uno solo de los 3 millones de costales que van a colocar.
Es decir, las previsiones siguen pese a que, según el vocero de la Conagua, Gilberto Segovia, las fuertes lluvias pronosticadas del lunes al miércoles, con precipitaciones de entre 50 y 70 milímetros, no representan riesgos de anegación. En un programa radiofónico local, el vocero dijo que los ríos corren varios metros debajo de su “escala crítica”, que en las presas Malpaso y Peñitas no hubo precipitaciones y que Villahermosa sólo sufrirá, si acaso, encharcamientos.
Es decir, que el presidente Felipe Calderón podría toparse con charcos este lunes en su visita, aunque es improbable que vea, dada la seguridad que suele rodearlo, las primeras protestas de los vecinos que acusan a la Sedeso de haberlos excluido del programa de “recuperación de enseres domésticos”. Este día, unos 200 vecinos de la colonia Municipal bloquearon una céntrica avenida porque, según ellos, Sedeso ha catalogado a su colonia como “rica” y no les darán los 10 mil pesos por casa.