Las dos cumbres de las dos Américas
Por Ricardo Andrade Jardí
Y mientras en la cumbre Iberoamericana el "Rey de España", al que por cierto no lo ha elegido más que el dictador de Franco, intenta callar al electo presidente de Venezuela, por afirmar que el asesino e intervencionista ex presidente español José María Aznar, es un fascista, lo que además es una verdad, se develan los imaginarios que se debaten en nuestro continente, Bolivia, Nicaragua, Venezuela y Cuba impulsan un frente latinoamericano contra la política global del neoliberalismo en busca de un sistema socialmente más justo, al tiempo que se plantea la necesidad de formar un nuevo organismo latinoamericano, contrario a la OEA y sin el manipulado peso del imperialismo yanqui.
Dos Américas se dibujan en el horizonte: La del Tratado de Libre Comercio a favor de la siniestra política de mercado dictada por Wall Stret, el BM, FMI y la OMC, frente a una nueva unidad latinoamericana que cree sus propios organismos que le permitan, en libertad y sin manipulaciones chantajistas y políticas intervencionistas, decidir su destino.
Dos Américas: una doblegada y al servicio del corporativo imperialista de los Estados Unidos y otra caminando la senda de un mundo posible de justicia y dignidad, donde los pueblos latinoamericanos seamos los arquitectos de nuestro propio destino.
Un mundo donde los "reyes" de pacotilla no se sientan con el derecho de callar a nadie, pues ya hace tiempo que se les expulsó del Continente al que llegaron para saquear con la corrupción y la barbarie de la que hoy pretenden lavarse sus ensangrentadas y culposas manos. Un mundo nuevo donde quepan muchos mundos, donde no se dicten las políticas económicas a la espalda y contra la dignidad de millones de seres humanos, una Latinoamérica que privilegie su riqueza cultural y energética, muy por encima de la cultura de la hamburgercolademocracia. Una América que se sienta orgullosa de su pasado prehispánico y de su largo presente de resistencias en busca de un futuro de libertad y justicia para todos los habitantes del continente.
Es hora de que en México dejemos de distraernos con necedades y abramos el debate necesario del mundo al que queremos pertenecer, el debate de si es justo seguir perdiendo nuestra cultura en pos del confort de la imperialista cultura de la drogacola de supermercado, con la que nuestras jóvenes generaciones, extraviadas en su escasa o nula memoria histórica, son enajenadas por la realidad virtual de una tecnología que los mecaniza convirtiéndolos en los obreros robot de una economía que promete dejarlos en la más pobre de las realidades concretas ante su incapacidad de crear mecanismos de resistencia que los hagan abrir los ojos y reconocerse con y al Sur del Río Bravo y no en la fantasía de alcanzar el falso sueño de la pasadilla americana.
Y mientras en la cumbre Iberoamericana el "Rey de España", al que por cierto no lo ha elegido más que el dictador de Franco, intenta callar al electo presidente de Venezuela, por afirmar que el asesino e intervencionista ex presidente español José María Aznar, es un fascista, lo que además es una verdad, se develan los imaginarios que se debaten en nuestro continente, Bolivia, Nicaragua, Venezuela y Cuba impulsan un frente latinoamericano contra la política global del neoliberalismo en busca de un sistema socialmente más justo, al tiempo que se plantea la necesidad de formar un nuevo organismo latinoamericano, contrario a la OEA y sin el manipulado peso del imperialismo yanqui.
Dos Américas se dibujan en el horizonte: La del Tratado de Libre Comercio a favor de la siniestra política de mercado dictada por Wall Stret, el BM, FMI y la OMC, frente a una nueva unidad latinoamericana que cree sus propios organismos que le permitan, en libertad y sin manipulaciones chantajistas y políticas intervencionistas, decidir su destino.
Dos Américas: una doblegada y al servicio del corporativo imperialista de los Estados Unidos y otra caminando la senda de un mundo posible de justicia y dignidad, donde los pueblos latinoamericanos seamos los arquitectos de nuestro propio destino.
Un mundo donde los "reyes" de pacotilla no se sientan con el derecho de callar a nadie, pues ya hace tiempo que se les expulsó del Continente al que llegaron para saquear con la corrupción y la barbarie de la que hoy pretenden lavarse sus ensangrentadas y culposas manos. Un mundo nuevo donde quepan muchos mundos, donde no se dicten las políticas económicas a la espalda y contra la dignidad de millones de seres humanos, una Latinoamérica que privilegie su riqueza cultural y energética, muy por encima de la cultura de la hamburgercolademocracia. Una América que se sienta orgullosa de su pasado prehispánico y de su largo presente de resistencias en busca de un futuro de libertad y justicia para todos los habitantes del continente.
Es hora de que en México dejemos de distraernos con necedades y abramos el debate necesario del mundo al que queremos pertenecer, el debate de si es justo seguir perdiendo nuestra cultura en pos del confort de la imperialista cultura de la drogacola de supermercado, con la que nuestras jóvenes generaciones, extraviadas en su escasa o nula memoria histórica, son enajenadas por la realidad virtual de una tecnología que los mecaniza convirtiéndolos en los obreros robot de una economía que promete dejarlos en la más pobre de las realidades concretas ante su incapacidad de crear mecanismos de resistencia que los hagan abrir los ojos y reconocerse con y al Sur del Río Bravo y no en la fantasía de alcanzar el falso sueño de la pasadilla americana.