La inmoral disputa por el SNTE
* Corporativismo, antidemocracia y corrupción
Freddy Espadas Sosa
El lamentable escándalo en que ha degenerado el fallido congreso de la sección 33 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación confirma una vez más que aún se mantienen incólumes muchos elementos del viejo régimen político.
Como todos sabemos, la antigua república priista se sustentó durante siete largas décadas en una poderosa y corrupta maquinaria corporativa mediante la cual las organizaciones gremiales obtuvieron diversas concesiones económicas y sociales a cambio de sacrificar su independencia política, reprimir sin compasión a la escasa disidencia interna y prodigar una inquebrantable lealtad al sistema presidencialista autoritario.
La corrupción de las cúpulas sindicales, las prácticas antidemocráticas en el interior de los organismos laborales y la mentalidad reformista de los miembros de base de éstos fueron ingredientes fundamentales para el sostenimiento del sistema de Partido-Estado.
El advenimiento de la alternancia en el gobierno federal no significó un cambio sustancial en las relaciones entre el poder público y los organismos sindicales. El gobierno foxista supo pactar con las élites dirigentes, utilizando variados mecanismos de cooptación aprendidos del sistema priista. Con relativo éxito, el régimen panista logró abatir las ya de por sí escasas expresiones de protesta de las confederaciones gremiales con respecto a las antipopulares políticas neoliberales impulsadas por el “gobierno del cambio”.
Una de las alianzas más significativas que logró el foxismo fue sin duda el pacto con la facción mafiosa encabezada por Elba Esther Gordillo Morales, la cual mantiene secuestrado hace varios lustros al SNTE, la agrupación gremial más numerosa y de mayor peso político en México y América Latina.
Esta alianza del gobierno federal panista se fortaleció con gran éxito político cuando Felipe Calderón obtuvo el apoyo incondicional de la supuesta “líderesa moral” del SNTE en su campaña por la Presidencia de la República.
A este respecto, se han expuesto evidencias sobre la forma en que el grupo elbista puso al servicio del abanderado del PAN toda la estructura del SNTE y ese engendro político que logró crear para apuntalar sus ambiciosos planes: el Partido Nueva Alianza (Panal).
Tras el muy cuestionado “triunfo” del candidato de la derecha y de los poderes fácticos, el grupo de la “maistra” Elba Esther, junto con el gobierno federal, impulsó una nueva ley del Issste que hoy es criticada duramente por centenares de miles de afectados. Con la cesión de importantes espacios en la SEP y en la dirección del Issste, se selló el “pacto de sangre” que mantiene unidos al gobierno calderonista y a la facción elbista.
En el estado, la llegada de Patricio Patrón Laviada al gobierno implicó una recomposición de los grupos que controlaban el SNTE, sobre todo en la Sección 33, ya que en la 57 se mantiene la hegemonía de los dirigentes nativos impuestos por la señora Gordillo Morales. Los operadores del anterior gobierno estatal lograron penetrar a los más finos hilos de la política sindical magisterial, dividiendo, cooptando y controlando a los grupos con variadas prácticas recicladas del más rancio priismo que tanto criticó el PAN cuando fue oposición. La lucha por el control de ambas secciones locales del SNTE se agudizó en la pasada campaña por la gubernatura del Estado. En la Sección 57, controlada por los elbistas, se operó sin mayor problema un viraje radical a favor del PAN y de su derrotado candidato Xavier Abreu Sierra, en tanto que en la Sección 33 la división alcanzó gran polarización: una facción con el Panal como ariete mantuvo el apoyo al delfín de Patricio Patrón y otra se adhirió a la abanderada del PRI, Ivonne Ortega Pacheco.
Como era de esperarse, los grupos cupulares del SNTE, que se resistieron a las duras presiones de elbistas, panistas y patricistas, vieron como una tabla de salvación el retorno del PRI al gobierno estatal. Por ello, el enfrentamiento que se ha expresado en los marcos del fracasado congreso seccional se ha dado entre los delegados controlados por la facción de Elba Esther Gordillo y los controlados por la gobernadora.
Sostenemos que el fondo de este conflicto nada tiene que ver con las aspiraciones democráticas del magisterio yucateco ni con los intereses vitales del gremio en su conjunto. Se trata, ni más ni menos, de una inmoral disputa por el control político del SNTE, que sólo responde a los intereses de los proyectos facciosos encabezados por el grupo elbista y por la jefa del Ejecutivo yucateco.
Desafortunadamente, la base magisterial continúa sumida en una mezcla de indolencia, impotencia, conformismo, apatía y resignación. El congreso magisterial, que ha terminado en un triste escándalo que nos llena de vergüenza, sólo prueba que el SNTE, como muchas otras organizaciones sindicales, sigue siendo presa del corporativismo, la manipulación, la antidemocracia y la corrupción.
Las batallas por la democratización y el saneamiento de la vida interna de los colectivos gremiales son grandes tareas pendientes para quienes somos parte de ellas. Al tiempo.— Mérida, Yucatán.
Freddy Espadas Sosa
El lamentable escándalo en que ha degenerado el fallido congreso de la sección 33 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación confirma una vez más que aún se mantienen incólumes muchos elementos del viejo régimen político.
Como todos sabemos, la antigua república priista se sustentó durante siete largas décadas en una poderosa y corrupta maquinaria corporativa mediante la cual las organizaciones gremiales obtuvieron diversas concesiones económicas y sociales a cambio de sacrificar su independencia política, reprimir sin compasión a la escasa disidencia interna y prodigar una inquebrantable lealtad al sistema presidencialista autoritario.
La corrupción de las cúpulas sindicales, las prácticas antidemocráticas en el interior de los organismos laborales y la mentalidad reformista de los miembros de base de éstos fueron ingredientes fundamentales para el sostenimiento del sistema de Partido-Estado.
El advenimiento de la alternancia en el gobierno federal no significó un cambio sustancial en las relaciones entre el poder público y los organismos sindicales. El gobierno foxista supo pactar con las élites dirigentes, utilizando variados mecanismos de cooptación aprendidos del sistema priista. Con relativo éxito, el régimen panista logró abatir las ya de por sí escasas expresiones de protesta de las confederaciones gremiales con respecto a las antipopulares políticas neoliberales impulsadas por el “gobierno del cambio”.
Una de las alianzas más significativas que logró el foxismo fue sin duda el pacto con la facción mafiosa encabezada por Elba Esther Gordillo Morales, la cual mantiene secuestrado hace varios lustros al SNTE, la agrupación gremial más numerosa y de mayor peso político en México y América Latina.
Esta alianza del gobierno federal panista se fortaleció con gran éxito político cuando Felipe Calderón obtuvo el apoyo incondicional de la supuesta “líderesa moral” del SNTE en su campaña por la Presidencia de la República.
A este respecto, se han expuesto evidencias sobre la forma en que el grupo elbista puso al servicio del abanderado del PAN toda la estructura del SNTE y ese engendro político que logró crear para apuntalar sus ambiciosos planes: el Partido Nueva Alianza (Panal).
Tras el muy cuestionado “triunfo” del candidato de la derecha y de los poderes fácticos, el grupo de la “maistra” Elba Esther, junto con el gobierno federal, impulsó una nueva ley del Issste que hoy es criticada duramente por centenares de miles de afectados. Con la cesión de importantes espacios en la SEP y en la dirección del Issste, se selló el “pacto de sangre” que mantiene unidos al gobierno calderonista y a la facción elbista.
En el estado, la llegada de Patricio Patrón Laviada al gobierno implicó una recomposición de los grupos que controlaban el SNTE, sobre todo en la Sección 33, ya que en la 57 se mantiene la hegemonía de los dirigentes nativos impuestos por la señora Gordillo Morales. Los operadores del anterior gobierno estatal lograron penetrar a los más finos hilos de la política sindical magisterial, dividiendo, cooptando y controlando a los grupos con variadas prácticas recicladas del más rancio priismo que tanto criticó el PAN cuando fue oposición. La lucha por el control de ambas secciones locales del SNTE se agudizó en la pasada campaña por la gubernatura del Estado. En la Sección 57, controlada por los elbistas, se operó sin mayor problema un viraje radical a favor del PAN y de su derrotado candidato Xavier Abreu Sierra, en tanto que en la Sección 33 la división alcanzó gran polarización: una facción con el Panal como ariete mantuvo el apoyo al delfín de Patricio Patrón y otra se adhirió a la abanderada del PRI, Ivonne Ortega Pacheco.
Como era de esperarse, los grupos cupulares del SNTE, que se resistieron a las duras presiones de elbistas, panistas y patricistas, vieron como una tabla de salvación el retorno del PRI al gobierno estatal. Por ello, el enfrentamiento que se ha expresado en los marcos del fracasado congreso seccional se ha dado entre los delegados controlados por la facción de Elba Esther Gordillo y los controlados por la gobernadora.
Sostenemos que el fondo de este conflicto nada tiene que ver con las aspiraciones democráticas del magisterio yucateco ni con los intereses vitales del gremio en su conjunto. Se trata, ni más ni menos, de una inmoral disputa por el control político del SNTE, que sólo responde a los intereses de los proyectos facciosos encabezados por el grupo elbista y por la jefa del Ejecutivo yucateco.
Desafortunadamente, la base magisterial continúa sumida en una mezcla de indolencia, impotencia, conformismo, apatía y resignación. El congreso magisterial, que ha terminado en un triste escándalo que nos llena de vergüenza, sólo prueba que el SNTE, como muchas otras organizaciones sindicales, sigue siendo presa del corporativismo, la manipulación, la antidemocracia y la corrupción.
Las batallas por la democratización y el saneamiento de la vida interna de los colectivos gremiales son grandes tareas pendientes para quienes somos parte de ellas. Al tiempo.— Mérida, Yucatán.
posted by H2AGUA at
10:53 p.m.
