INDICE POLITICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
ESPINO: ¿SÓLO PARA MUJERES?
Aquel que no usa su moralidad sino como si fuera su mejor ropaje,
estaría mejor desnudo
Khalil Gibran
MANUEL ESPINO SE bajó del ring. No se reeligirá al frente de lo que queda del Partido Acción Nacional.
Que dizque la familia… los amigos… la necesidad de que otros retomen la estafeta… pero –aunque no lo dijo— en realidad por el apretón que, seguro, desde Los Pinos le habrán procurado, utilizando a Fox, a Marta, a los bribonzotes Bribiesca como elementos de ¿negociación?
Nada contra ellos, en otro abono chiquito a las complicidades que unen al foxismo con el calderonismo. Nada, a cambio de que Espino no se lanzara a la reelección del alicaído PAN, que acumula en este 2007 derrota tras derrota.
Espino no lo habrá pensado demasiado. Un viaje al exterior para reflexionar. Un retorno nada agradable a un escenario donde sus amigos y benefactores Vicente y Marta están en el peor de todos sus momentos, en nada comparable con aquellas derrotas electorales en Guanajuato. La de ella por la cajetosa alcaldía de Celaya, y la de él por la gubernatura.
Y Germancito Martínez Cázarez, prácticamente, va ahora por la libre. Aunque nada libre, pues permanente estará bajo la sombra de la sospecha de sus complicidades por omisión con los Fox y, claro, también bajo la sombra protectora del señor Felipe Calderón. Ensombrecido, pues.
Espino, por el contrario, pareciera buscar ahora los reflectores. No sólo los periodísticos que probablemente mantendrá debido a su aún vigente presidencia del gremio de partidos demócrata-cristianos del Continente, puede que también se esté apuntando para recibir el calor y el brillo de las candilejas.
¿Y sabe usted por qué?
Pues porque apenas hace unos días, el jueves anterior, Espino se reunió a comer, en una cantina que mira a las rejas de Chapultepec, con el encueractor –si hay encueratrices, debe haber encueractores-- Sergio Meyer, a quien el incansable corre-ve-y-dile Carlos Salomón, ahora empleado del llevó a la mesa del todavía persignado dirigente blanquiazul.
Cerquita de Los Pinos, apenas a la vuelta de la esquina, se vio a ambos personajes platicando muy animados, cual sentencian las farses hechas del periodismo rosado.
"Como que hacían planes", me comentan quienes les observaron departir durante horas.
¿Planes para Meyer en la política? ¿O para Espino en el espectáculo exclusivo para mujeres?
No me imagino a don Sergio abandonando una carrera en el espectáculo que hasta ahora le ha dejado más satisfacciones que amarguras y que aún promete ir por esa vía muchos años más.
En cambio, Espino tiene cada vez menos futuro en lo que hasta ahora ha hecho, por más que al anunciar su no ingreso a la contienda le haya echado flores a Calderón.
A él sí lo veo dando el cambio de giro.
Al fin que ya Calderón y Fox no sólo lo dejaron descobijado.
También prácticamente en los purititos cueros, ¿o no?
Aquel que no usa su moralidad sino como si fuera su mejor ropaje,
estaría mejor desnudo
Khalil Gibran
MANUEL ESPINO SE bajó del ring. No se reeligirá al frente de lo que queda del Partido Acción Nacional.
Que dizque la familia… los amigos… la necesidad de que otros retomen la estafeta… pero –aunque no lo dijo— en realidad por el apretón que, seguro, desde Los Pinos le habrán procurado, utilizando a Fox, a Marta, a los bribonzotes Bribiesca como elementos de ¿negociación?
Nada contra ellos, en otro abono chiquito a las complicidades que unen al foxismo con el calderonismo. Nada, a cambio de que Espino no se lanzara a la reelección del alicaído PAN, que acumula en este 2007 derrota tras derrota.
Espino no lo habrá pensado demasiado. Un viaje al exterior para reflexionar. Un retorno nada agradable a un escenario donde sus amigos y benefactores Vicente y Marta están en el peor de todos sus momentos, en nada comparable con aquellas derrotas electorales en Guanajuato. La de ella por la cajetosa alcaldía de Celaya, y la de él por la gubernatura.
Y Germancito Martínez Cázarez, prácticamente, va ahora por la libre. Aunque nada libre, pues permanente estará bajo la sombra de la sospecha de sus complicidades por omisión con los Fox y, claro, también bajo la sombra protectora del señor Felipe Calderón. Ensombrecido, pues.
Espino, por el contrario, pareciera buscar ahora los reflectores. No sólo los periodísticos que probablemente mantendrá debido a su aún vigente presidencia del gremio de partidos demócrata-cristianos del Continente, puede que también se esté apuntando para recibir el calor y el brillo de las candilejas.
¿Y sabe usted por qué?
Pues porque apenas hace unos días, el jueves anterior, Espino se reunió a comer, en una cantina que mira a las rejas de Chapultepec, con el encueractor –si hay encueratrices, debe haber encueractores-- Sergio Meyer, a quien el incansable corre-ve-y-dile Carlos Salomón, ahora empleado del llevó a la mesa del todavía persignado dirigente blanquiazul.
Cerquita de Los Pinos, apenas a la vuelta de la esquina, se vio a ambos personajes platicando muy animados, cual sentencian las farses hechas del periodismo rosado.
"Como que hacían planes", me comentan quienes les observaron departir durante horas.
¿Planes para Meyer en la política? ¿O para Espino en el espectáculo exclusivo para mujeres?
No me imagino a don Sergio abandonando una carrera en el espectáculo que hasta ahora le ha dejado más satisfacciones que amarguras y que aún promete ir por esa vía muchos años más.
En cambio, Espino tiene cada vez menos futuro en lo que hasta ahora ha hecho, por más que al anunciar su no ingreso a la contienda le haya echado flores a Calderón.
A él sí lo veo dando el cambio de giro.
Al fin que ya Calderón y Fox no sólo lo dejaron descobijado.
También prácticamente en los purititos cueros, ¿o no?