CONJETURAS
martes, 23 de octubre de 2007
Por Alvaro Cepeda Neri
Otra de las fauces del TLC, la del devorador capítulo agropecuario, hace que su hocico se abra para, de una vez por todas, tragarse lo que resta del desastre campesino y pequeños con medianos agricultores. La perversidad que lo aniquiló, para finalmente exportar mano de obra barata como masiva emigración, se inició con los sexenios del neoliberalismo económico para atraer al capitalismo salvaje. Inauguró ese salvajismo De la Madrid. Y lo devastador a lo bestia fue con sus sucesores. Continuó con Zedillo, enemigo a muerte de los campesinos. Y lo remató el mal gobierno foxista. Y para allá va Calderón.
Son ya 25 años de neoliberalismo. Tres sexenios priístas; uno panista y lo que va del PAN dividido de Calderón. Salvo los nuevos hacendados, acaparadores de las mejores tierras, comprando y alquilando ejidos, expulsando campesinos en masa a los campos canadienses y sobre todo estadounidenses, son quienes, como el foxista y socio de Fox, el tal Usabiaga, "rey del ajo y del brócoli", se han enriquecido produciendo para el mercado de quienes siguen levantando el Muro en la frontera Norte.
Nadie más ha sobrevivido en las tierras abandonadas donde los que se han quedado no son sujetos de créditos y los gobiernos, desde 1982, los abandonaron para, empobrecidos, resignadamente esperar a morir de hambre, mientras unos pocos en las ciudades muerden el anzuelo con la carnada de celebrar el Bicentenario de la Independencia, que liberó a los campesinos, y el Centenario de la Revolución que, con sus vidas para herencia de sus hijos, hicieron campesinos y trabajadores. Y a la vuelta de esos 200 años las condiciones sociales son semejantes a las de entonces.
El caso es que dentro de tres meses el TLC abre de plano las fronteras, para darle curso al capítulo agropecuario, cuando precisamente la falta de producción del campo para el consumo interno dio al traste con la soberanía alimentaria. Ya casi no se produce maíz ni frijol ni trigo ni arroz. Tenemos que traer millones de toneladas de granos, por un valor de 24 mil millones de dólares anuales. Y han abandonado el campo 8 millones, mientras los que se quedaron son los de la pobreza extrema, extrema.
A 13 años de vigencia del TLC sólo estadounidenses y canadienses han sacado provecho, mientras México se hunde en un desastre difícil de revertir. El gobierno federal, senadores y diputados federales, con los gobernadores, nada, absolutamente nada hacen para enfrentar el huracán que falta del TLC y, como han dicho algunos enterados, será el tiro de gracia al campo, a los campesinos y a los agricultores.
El neoliberalismo, en 25 años, y el actual secretario de agricultura, Alberto Cárdenas, no solamente es ineficaz; también contribuye a esa devastación, pues no tiene ningún plan y dejó pasar este año prometiendo cumplir con sus obligaciones. Su renuncia en nada alivia el gravísimo problema. Se puede seguir quedando sin hacer nada, pues el daño está hecho.