CONJETURAS

El cochinero foxista en Salud

Alvaro Cepeda Neri

Sin mucho escarbar en la corrupción foxista, porque están a flor de tierra, están tres o cuatro asuntos. El abuso de los Bribiesca que a pesar del fétido olor, sigue vivito y en una de esas el virtual sustituto de Manuel Espino en la dirigencia nacional del PAN, Germán Martínez, desde la contraloría de la Función Pública (e instrucciones de Calderón) tendrá que darle luz verde para las consignaciones penales a que haya lugar. Otra marranada, para seguir con la jerga de Fox, es lo de la Megabiblioteca, ratonera en la que están atrapados Sari Bermúdez, la amigocha de Mart(h)a, y Fernando Larrazábal, del CAPFCE, panista nacido en Oaxaca y, tras un braguetazo, avecindado en Monterrey (y protegido de Gamboa Patrón y Canavati, diputados priístas).

Otro maloliente asunto es lo de ISOSA y el chiquero de Aduanas, donde Gil Díaz y sus cómplices y beneficiarios (uno de ellos: Ye Gon), se enriquecieron encubriendo sus abusos por medio de más de un centenar de fideicomisos. Otra porqueriza va desde Procampo al Seguro Popular (y donde el jefe de la mafia depredadora presidió "Los amigos de Fox", José Antonio Fernández, un mosquita muerta y su segundo de a bordo, ahora director de Pronósticos Deportivos, Adolfo Blanco Tatto. Lo gravísimo es que con lo del Seguro Popular Médico se estafó, con tremendo robo-fraude al dinero público y engañaron a quienes, con su pobreza a cuestas, recibieron credenciales que han resultado falsas.

Finalmente la Secretaría de la Función Pública, donde despacha todavía Germán Martínez, pues tiene ya un pie en el PAN para sustituir al perverso Espino, decidió cancelar el contrato que suscribió el entonces director del Seguro Popular, José Antonio Fernández y a quien debe fincársele responsabilidades que alcanzarían un mínimo de 45 años en prisión. Hubo irregularidades en la licitación que en realidad fue un contrato para imprimir las credenciales donde Fernández y compañeros de viaje se enriquecieron. Este panista-foxista tiene mucho que ver en los cientos de millones de pesos (465 millones, pero son más) que supuestamente cobró la empresa.

Cochinero, pues, en serio y que la nueva administración de la Secretaría de Salud está limpiando para poder continuar atendiendo el servicio. Fox puso en ese botín a José Antonio Fernández, después de que éste también abusó en Procampo y en ambos cargos la corrupción, según las investigaciones, fue multimillonaria. Inhabilitado por diez años, su caso no tarda en turnarse a la PGR para completar la investigación. Y es que Fernández realizó dos contratos para la credencialización como titular de la Comisión Nacional de Protección Social en Salud, dependiente de la Secretaría de Salud, donde a su vez el foxismo metió las manos a partir del nombramiento del entonces esposo de Sari Bermúdez, Guido Belsasso, pillado en tráfico de influencias de tanto más cuanto. Así empezó el cochinero y las marranadas de la pandilla de Fox en la Secretaría de Salud donde, a su vez, están las huellas de Ye Gon y su narcotráfico a lo bestia.