ESO YA LO SABIAMOS, ACOMPLEJADO, CON COMPLEJOS DE INFERIORIDAD Y POR SUPUESTO UN ALCOHOLICO, UNA FICHITA RESULTO FeCAL
Calderón, un acomplejado que gobierna
con El Yunque
Antonio Cerda Ardura
Ahora que se celebró la asamblea nacional del PAN, el 2 de junio, volvió a la palestra el tema de la organización derechista El Yunque. Uno de los periodistas que más se ha abocado a estudiar los orígenes y la estructura de esta organización, Alvaro Delgado, ha documentado a qué grado y a qué niveles El Yunque se ha involucrado en los más recientes gobiernos panistas, y el actual, el de Felipe Calderón, no es la excepción.
Por su parte, el licenciado Villanueva dice que la aparición y actuación de El Yunque reedita la pugna que conservadores y liberales libraron en el siglo XIX.
Se afirma que el pasado 2 de junio, durante la Asamblea Nacional del PAN, celebrada en León, Guanajuato, los mexicanos fuimos testigos de una exhibición magistral de antidemocracia, cuando el presidente Felipe Calderón Hinojosa logró imponer, sobre El Yunque, la organización de ultraderecha que actúa en el seno de su partido (y que está representada por su dirigente, Manuel Espino Barrientos), a la mayoría de consejeros que, en marzo de 2008, tendrán la responsabilidad de elegir al nuevo líder de ese organismo político.
Si bien Espino es considerado en muchos sectores sociales como un político deleznable, por sus posiciones ultraconservadoras, y estridente y crecido, porque su partido lleva el mando nacional, lo que representa un riesgo para el país, dice, en entrevista con Siempre!, el periodista del semanario Proceso, Alvaro Delgado, es que el Presidente de la República esté utilizando de manera ilegal, la estructura gubernamental para aplastar al polémico personaje.
Delgado, que expuso al escrutinio público a esa organización secreta, en dos libros: El Yunque. La ultraderecha en el poder (Debolsillo) y El Ejército de Dios. Nuevas revelaciones sobre la extrema derecha en México (Plaza y Janés), analiza en esta plática la presencia de El Yunque en las administraciones federales panistas, e indica que lo que se disputa realmente, al interior de ese partido, es el poder. Advierte también que Calderón, a quien considera “un acomplejado”, gobierna de la mano con ese grupo y que en la elección del nuevo dirigente panista podría, el jefe de la nación, llevarse una sorpresa.
Antonio Cerda Ardura.- ¿A qué grado fue la penetración de El Yunque en el gobierno de Vicente Fox?
Alvaro Delgado.- El Yunque copó su administración, mediante la colocación de centenas de sus militantes en posiciones clave del gobierno. El jefe de la oficina de Innovación Gubernamental de la Presidencia, Ramón Muñoz Gutiérrez, era quien, en los hechos, designaba a estos servidores públicos y, por supuesto, puso en cargos estratégicos a sus compañeros yunquistas. Además de Carlos Abascal, en la Secretaría del Trabajo, y su sucesor, Francisco Xavier Salazar Sáenz, estuvieron, por ejemplo, en la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, José Luis Luege, mientras que en el DIF, Ana Teresa Aranda, así como muchos otros personajes, como Ana Rosa Payán, que ya no pertenece al PAN. Todos tuvieron una importancia fundamental en esa administración. ¿Cuál fue y sigue siendo el efecto de tal presencia? Para empezar, la falta de cumplimiento de los compromisos de campaña que llevaron a Fox al poder, en todo orden: social, económico y político. Si se privilegia en la designación, no la actitud, sino la afiliación ideológico-política, los resultados son los que hemos visto: ausencia de políticas públicas para resolver problemas. Un tema aparte es Marta Sahagún que, con El Yunque y sin él, acreditó, al lado de sus hijos, y aún queda mucho por saberse, una conducta de corrupción. Pero la presencia de El Yunque en el gobierno de Fox fue definitiva, cuantitativa y cualitativamente. Cuantitativa, porque fueron centenares, no soló en niveles de titulares en las secretarías o como subsecretarios...
A.C.A.- Hasta gobernadores...
A.D.- Ahora hay tres: Juan Manuel Oliva, en Guanajuato; Emilio González Márquez, en Jalisco, y Marco Antonio Adame, en Morelos. Cualitativamente, la presencia del Yunque en los gobiernos federal, incluido el actual, los estatales y los municipales; en las dos cámaras del Congreso federal, en los congresos locales y en los ayuntamientos, es muy amplia. El Yunque no es un grupito de fanáticos que se reúnen de vez en cuando para ver cómo fastidian la vida o a la gente, ¡es una estructura integrada por miles de juramentados! Y se encuentran no sólo en el gobierno. Están en los sectores patronal y educativo. Tienen universidades, como la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y la Universidad Vasco de Quiroga, en Morelia, contrapuestas, por supuesto, a las universidades públicas. Esa presencia numerosa de yunquistas en el sexenio de Fox, no fue desmantelada con la llegada de Calderón. Si bien se han dado los cambios habituales que ocurren en cualquier administración, que son más de 284, entre titulares de las dependencias y entidades de la administración pública, El Yunque sigue teniendo una presencia indiscutible.
A.C.A.- ¿Hasta qué grado se logró instaurar un gobierno de derecha o, como dicen los yunquistas, el gobierno de Dios en la Tierra?
A.D.- Tuvimos un gobierno de derecha en el sexenio pasado y lo tenemos en el actual. El PAN siempre ha sido un partido de derecha. El asunto de El Yunque es cómo se va más hacia la extrema derecha. ¿Han avanzado en ese propósito? Sí. ¿En qué se ha traducido esto? En decisiones que se tomaron desde el sexenio pasado y que buscan evangelizar a las instituciones. Sin embargo, un gobierno de derecha, salvo mediante un golpe de Estado, no transforma de manera radical un régimen político. A menudo es en forma paulatina, como en este caso. A partir del gobierno de Fox se implantó un conjunto de políticas públicas que buscaba dar al gobierno federal un perfil más de derecha. El principal ejemplo de esto es la instrumentación de esquemas empresariales en el gobierno, que, al final, como muchas otras cosas, resultó un fiasco. No tuvieron éxito, porque quienes formaron parte del gobierno de Fox y quienes hoy están con Calderón son bastante ineptos, sean de El Yunque o no. Pero sí existió el objetivo de instrumentar este esquema gerencial, además del de llevar al gobierno federal la moral de la Iglesia católica.
A.C.A.- Esto lo hemos visto en asuntos como la despenalización del aborto.
A.D.- Por ejemplo. O en el caso de la píldora del día siguiente, o en el tema de que si las mujeres pueden decidir abortar por cuestiones de carácter económico. Las mujeres no abortan por gusto, sino por circunstancias específicas. Pero el PAN y, particularmente, El Yunque, han buscado por todos los medios penalizar todas las causales del aborto. Eso ocurrió en Guanajuato, al calor de la campaña del año 2000, y lo han querido hacer a nivel nacional. No obstante, hay un elemento que no hay que perder de vista y que es el factor fundamental que ha impedido un avance más profundo de la derecha y la extrema derecha en México. No son los partidos, sino una sociedad más liberal, que no ha permitido retrocesos desde el punto de vista del Estado laico y de la libertad de creencias que garantiza la Constitución. En México están muy arraigadas, históricamente, desde el siglo XIX, la separación Iglesia-Estado y la libertad de que cada ciudadano profese la religión que quiera. Más que el valladar de los partidos políticos de oposición, ha sido la sociedad la que ha contenido a la derecha y ha evitado la imposición de su agenda, sobre todo la que busca instaurar la moral de la Iglesia católica en las políticas públicas.
A.C.A.- ¿Qué tan fuerte es el lazo de Felipe Calderón con El Yunque? ¿Es él yunquista?
A.D.- ¡Por supuesto! Lamentablemente ha ido permeando una idea falsa de la relación de Calderón con El Yunque. Si bien, el Presidente de la República no es uno de sus militantes orgánicos, él no tiene ningún problema ni diferencia con ellos. Tiene, sí, una diferencia con Espino y con su grupo. El año pasado, antes de la toma de posesión, un allegado de Calderón, cuyo nombre no quiero adelantar, me dijo: “La guerra de nosotros (aludiéndose él como calderonista) no es contra El Yunque dogmático (es decir, los que son auténticamente militantes de esta organización secreta, de una manera ortodoxa), porque con ellos se puede trabajar. La guerra es contra El Yunque pragmático de Manuel Espino”. Eso, para mí, resume la relación de Calderón con El Yunque.
En esta tesis, todo lo que huela a Manuel Espino hay que echarlo, pero dejando la estructura que a Calderón le sirve. Calderón es rencoroso, porque está acomplejado, y con Espino ha tenido numerosas diferencias de carácter personal y político, pero no ideológicas, porque no hay mucha diferencia entre lo que piensan uno y otro. De ahí parte el enfrentamiento que tienen, que no es nuevo. Obviamente, ya en el ejercicio del poder, Calderón ha utilizado los instrumentos del poder, la estructura gubernamental, para vencer a Manuel Espino y a su grupo, pero no a El Yunque. Para empezar, Calderón está rodeado de yunquistas. Si Fox tenía a Ramón Muñoz, Calderón tiene, ni más ni menos, que a César Nava Vázquez, su secretario particular, y con él sigue, en la Comisión Nacional del Agua, José Luis Luege. También tiene, en el Instituto Nacional de Migración, a Cecilia Romero y a muchos otros yunquistas de menor jerarquía. ¡El Yunque está hoy con Calderón! ¡No hay que hacerse tontos! Erróneamente muchos periodistas han dicho que Calderón sostiene una guerra contra El Yunque. ¡Eso es falso! Es contra una facción.
A.C.A.- ¿Calderón es un hombre de derecha?
A.D.- ¡Por supuesto! Es un hombre de derecha y estamos ante un gobierno de derecha. A mí me extraña leer a toda esa gente, que ni periodistas son, pero que llenan los espacios editoriales, señalando que el gobierno de Calderón es hasta socialdemócrata. ¡¿De dónde?! Es un gobierno de derecha y, en ese sentido, recurre a las instituciones de seguridad pública, pero, de manera relevante, al Ejército.
A.C.A.- ¿Cómo va a afectar a las Fuerzas Armadas este uso perverso de ellas?
A.D.- Les va a provocar un enorme descrédito. Lamentablemente para las instituciones armadas, su participación en las calles o la salida de sus cuarteles va a traducirse en descrédito, porque ya hay un gran número de casos de violaciones a los derechos humanos, todas impunes. Esto se traduce en desconfianza y en repudio social, que van creciendo.
A.C.A.- En el marco de lo que se vio en la Asamblea Nacional del PAN y del pleito del Presidente con ese señor, ¿quién impondrá al nuevo dirigente del PAN? El Yunque ha acaparado tres periodos.
A.D.- Eso es muy importante. En efecto, El Yunque, que desde la década de los 70 comenzó a infiltrase en el PAN de una manera definitiva, logró, con Luis Felipe Bravo Mena, tener por fin a un presidente del partido durante dos periodos. Y luego vino un tercer periodo con Espino. Ahora, en competencia con ellos, Calderón busca imponer a uno de los suyos. Si, como eventualmente puede ocurrir, César Nava Vázquez logra ser dirigente del PAN, El Yunque no pierde, porque Nava es yunquista. Y si El Yunque logra la reelección de Espino o poner a otro de los suyos, tampoco pierde, salvo que llegue una opción intermedia que establezca un puente entre ellos y Calderón. Es decir, que sea un dirigente que no tenga compromiso con Calderón, pero tampoco, de manera definitiva, con los yunquistas. Es una posibilidad que no hay que descartar.
A.C.A.- Hay corrientes del PAN que impulsan esto, pero, francamente, es difícil que tengan éxito.
A.D.- Coincido con usted. Cierto número de miembros del Consejo Nacional panista consideran que lo más adecuado para su partido, y aún para el gobierno, es que haya una tercera opción. En ese sentido, alguien que podría perfilarse es Ricardo García Cervantes. Pero no se ve tan sencillo, es algo, como bien dice usted, relativamente lejano. En esta disputa, hay un elemento, igual importante que se ha perdido de vista cuando se analiza la confrontación Calderón-Espino y sus respectivas facciones: Calderón está utilizando la estructura gubernamental para subordinar al PAN y para lograr poner y quitar dirigentes, exactamente como lo solían hacer los presidentes priístas. Esto es grave, porque no se puede reproducir un esquema contra el que históricamente luchó el PAN y por el que nació para oponerse. Y es doblemente grave, porque viola la doctrina de ese organismo y lo que sus fundadores e ideólogos han sostenido siempre: que una cosa es el partido y otra cosa es el gobierno.
A.C.A.- ¿Qué se supone que sea la disputa Calderón-Espino?
A.D.- Es, estrictamente, una lucha de poder, de ambiciones facciosas de poder. Calderón, intentando poner a alguien de su gusto en el PAN, porque Espino no le cae bien, y, Espino, diciendo: “Ni madres. Yo no me voy a subordinar a ti, Calderón”. Ese es el asunto, porque, ideológicamente, las diferencias no existen. El control de esa franquicia llamada PAN, implica designar a comités estatales, candidatos, por ejemplo, en lo inmediato, que son las elecciones intermedias de 2009, y disponer de abundantísimo presupuesto en las contiendas electorales. Implica, por tanto, una enorme capacidad para aglutinar en torno de quien controle y el acrecentamiento o debilitamiento de poder. Eso es lo que se está dirimiendo en el PAN. Es una disputa de poder, porque en el PAN ni siquiera hay deliberación. Lo que hubo, sí, el 2 de junio, en León, Guanajuato, fue una conducta de absoluta antidemocracia interna, porque se orquesta una silbatina contra una institución del PAN, que es su presidencia nacional. ¿Hubo debate ideológico? ¡No! Hay puro hígado.
A.C.A.- ¿Qué tantas parcelas de poder está dispuesto a ceder Calderón a El Yunque?
A.D.- No lo sé. Pero no me queda duda de que Calderón está gobernado con El Yunque, al que ha subordinado con la entrega de posiciones de poder, así sean chambas o, por ejemplo, gobiernos estatales, ubicaciones en el Congreso y en la propia administración pública. El que estén connotados yunquistas en el gabinete de primer nivel, como Cecilia Romero o José Luis Luege, es un claro ejemplo del pacto de Calderón con El Yunque. El que Calderón quiera dar la impresión de que está en contra de esa organización, combatiendo a Espino y a su facción, es, como muchas otras cosas con él, una simulación. Es como el caso de Elba Esther Gordillo y el poder que tiene en su gobierno. Fue Calderón quien nombró al director de la Lotería Nacional y al yerno de Gordillo en la Secretaría de Educación. Fue también quien nombró al director del ISSSTE y a Roberto Campa en Seguridad Pública. No fue Elba Esther. Y si fue ella, entonces Elba Esther Gordillo es quien gobierna a México.
¿Cuántos miembros de El Yunque están con Calderón? Muchísimos. Y cada vez van a ser más. ¿Le van a ser fieles? Eso es otra cosa. Todo el mundo daba por hecho, y yo fui uno de los pocos que no lo dio por hecho, que Carlos Medina Plascencia iba a ganar la presidencia del PAN, en marzo del 2005 ¿Qué resultó? Que de pronto fue Manuel Espino. Los militantes de El Yunque, que tenían una enorme presencia en el Consejo Nacional, le hicieron creer a Medina que iban a votar por él, pero la instrucción que tenían desde sus jefaturas, era votar por Espino. Así que yo no descarto que algo así pueda volver a ocurrir. En marzo próximo, en la elección de presidente del PAN, yo no estaría tan seguro de que los yunquistas que ha coptado Calderón le sean absolutamente fieles. Y Calderón, que hoy se siente respaldado, se podría llevar una sorpresa.