DEL EDITORIAL DE DIARIO LIBERTAD

¿Qué esperaban?.

Independientemente que lo primeo que dijeron las Autoridades con relación a las explosiones de PEMEX, fue que no había sido un atentado (dicho a bote pronto, como viene siendo su costumbre; recordar lo de la señora Ernestina de Zongolica que según el Lic. Felipe Calderón murió de gastritis).

Lo que habla de una incapacidad supina no solo en cuestiones de inteligencia y Seguridad Nacional, sino en el terreno mismo de la investigación policíaca; toda vez que después de dos días de reparar los daños en Guanajuato ignoraban que habían sido provocados.

Sin estar de acuerdo con ningún tipo de violencia, ni la que la genera, ni la que la responde, el pretender nombrar los hechos como terrorismo; y sobre todo sin medir las consecuencias de las repercusiones que en el plano internacional pueden tener semejantes declaraciones, sobre todo cuando EEUU está pendiente para intervenir “diligentemente”en nuestra “ayuda”.

¿Qué es lo que nuestras Autoridades esperaban que sucediera?, cuando el Gobierno es ilegítimo y la Justicia se vende al mejor postor, dejando al ciudadano común y corriente en un estado de indefensión que lo obliga a tomar otras medidas.

Y todavía más cuando a ojos vistas la Constitución es violada flagrantemente a favor de la plutocracia, permitiendo entre otras muchas cosas la intervención del nefasto clero judío de Roma en asuntos tan reservados para el Estado como lo son la política, la educación y los medios de difusión.

Cuando a diario sale a relucir la podredumbre del gremio político (y político católico, que todavía son peores) y sus trapacerías que permiten la existencia y subsistencia de individuos como Mario Marín, José Murat, o Arturo Montiel; por no mencionar al de moda Jorge Hank Rhon que ciertamente no desmerita en nada a los previamente enunciados y por no continuar una lista que sería interminable.

Las indebidas e injustificadas acciones contra PEMEX son la respuesta a la detención e ilegal desaparición de dos de sus compañeros; lo que ciertamente genera más terror entre los ciudadanos que las explosiones que solo ocasionaron daños materiales.

Y todavía más, cuando las instancias para hacer valer el Derecho y la Justicia (las nacionales e internacionales) literalmente salen sobrando ante el omnímodo poder del Poder Ejecutivo que le dicta ordenes hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Y cuando la Comisión Nacional de los Derechos Humanos está en manos de un pelele que se preocupa más por el lujo de sus oficinas y por ver como se acomoda en el futuro que en hacer su trabajo correctamente.

No. No y no a la violencia (aunque esta sea solo la respuesta) sobre todo cuando hay otros métodos para presionar a la oligarquía, como lo es el boicot a las transnacionales, que finalmente son las que manejan todo; hasta al Lic. Calderón que evidentemente está atado de manos.

El dañar las instalaciones petroleras en las que se sustenta la economía de la Patria; y cuyas reparaciones finalmente las pagamos todos los mexicanos con nuestros impuestos, no es la forma y no se puede aprobar.

Pero ¿qué otra cosa esperaban que sucediera?.