CARO ESTA PAGANDO LAS FACTURAS FeCAL EL ESPURIO
María Teresa Jardí
martes, 10 de julio de 2007
El clero también pasa la factura
Tenía que ser así. Si a Ahumada con un juez a modo los abogados de la derecha que usurpa el poder lo sacaron de la cárcel y las agotadas instituciones le permitieron quedarse en México, paraíso de la delincuencia mundial, a pesar de su irregular situación, digamos, migratoria. Si a la Gordillo la convirtieron en la dueña vitalicia del sindicato de maestros y a través de su yerno le regalaron la Secretaría de Educación Pública. Si a Roberto Hernández le trajeron a Bush para que el POR ESTO! entendiera que las denuncias de corrupción las tira a la basura el usurpador y que a los que denuncian los matan.
Si toleraron que exmilitares se convirtieran en la temible banda de los Zetas, si le abrieron las puertas --traslado incluido al penal de Puerta Grande, perdón de Puente Grande-- de la cárcel al Chapo Guzmán para que les manejara los ríos de billetes verdes, que aparecieron en la casa del chino, es decir, de dólares, que produce el redituable negocio de mantener la droga como mercancía de venta clandestina.
Si abrieron las puertas a los Kaibiles para subir de tono, cabezas cortadas incluidas, la violencia necesaria para que las personas comunes y corrientes, es decir, los gobernados se aterren ante cualquier cambio, que plantean siempre como no controlador de esa violencia, que ellos producen.
Si hoy dan otro pasito en la destrucción de cualquier posibilidad de vida civilizada en México --no podrían robar a manos llenas si las cosas fueran de otra manera-- abriendo las puertas de México también a los sicarios colombianos al servicio del narco, cuyo líder, un ex agente, Jair Molina, expulsado de la policía de Colombia, premia, a sus "pistoleros contratados por mafias y particulares que pagan por aniquilar a sus enemigos sin dejar rastro", con viajes al Caribe con todos los gastos pagados, lo que "incluye hoteles cinco estrellas para toda la familia".
"La orden es matar igual a toda la gente. Las amarramos y amordazamos, luego se les encinta la cabeza se estrangulan con torniquete o se les da bala y por último se les clavan las puntillas (tres clavos incrustados en el cráneo de la víctima, lo que les ha valido el nombre de Tres puntillas) en la cabeza", según declaró uno de los capturados a la fiscalía colombiana.
Si se convierte a Mouriño, tan amigo de Aznar y eminencia gris detrás del trono del usurpador, que funciona como emperador, Felipillo, en multimillonario, a base de dejarle incluso llenar, ¿el país?, probablemente, de gasolineras ¿qué importan los riesgos que entrañan las mismas en lugares como México donde los ductos explotan a conveniencia de los usurpadores apátridas, que como pago también se comprometieron a entregar el petróleo mexicano al imperio vecino y a los colonizadores falangistas españoles, para los que también trabaja, presumiblemente, Mouriño, riesgos que se multiplican cuando son innecesarias las gasolineras y que se vuelven a multiplicar cuando son tantas las que proliferan a veces en tramos de dos o tres aceras?
No importa nada cuando la Ley de la Selva es la única que impera.
Tenía que ser así. ¿Por qué pensar que no iba a pasar la factura el clero? Claro que la iba a pasar para cobrarla con todo y el rédito inaudito que la usura produce. En confesional se convertirá a la bajísima educación escolarizada que se imparte en el país y será avalado el que así se haga por la dueña vitalicia del sindicato de maestros y por la Secretaría de Educación Pública también bajo la tutela de la dueña del sindicato que cual monopolios privados le ha regalado, como pago también, el usurpador a su mentora, la que empezó su carrera ascendente a la delincuencia de alto nivel con el apoyo de Carlos Salinas. No olvidemos esto porque hay que escribir esa historia en aras de que no se olvide la memoria.
martes, 10 de julio de 2007
Tenía que ser así. Si a Ahumada con un juez a modo los abogados de la derecha que usurpa el poder lo sacaron de la cárcel y las agotadas instituciones le permitieron quedarse en México, paraíso de la delincuencia mundial, a pesar de su irregular situación, digamos, migratoria. Si a la Gordillo la convirtieron en la dueña vitalicia del sindicato de maestros y a través de su yerno le regalaron la Secretaría de Educación Pública. Si a Roberto Hernández le trajeron a Bush para que el POR ESTO! entendiera que las denuncias de corrupción las tira a la basura el usurpador y que a los que denuncian los matan.
Si toleraron que exmilitares se convirtieran en la temible banda de los Zetas, si le abrieron las puertas --traslado incluido al penal de Puerta Grande, perdón de Puente Grande-- de la cárcel al Chapo Guzmán para que les manejara los ríos de billetes verdes, que aparecieron en la casa del chino, es decir, de dólares, que produce el redituable negocio de mantener la droga como mercancía de venta clandestina.
Si abrieron las puertas a los Kaibiles para subir de tono, cabezas cortadas incluidas, la violencia necesaria para que las personas comunes y corrientes, es decir, los gobernados se aterren ante cualquier cambio, que plantean siempre como no controlador de esa violencia, que ellos producen.
Si hoy dan otro pasito en la destrucción de cualquier posibilidad de vida civilizada en México --no podrían robar a manos llenas si las cosas fueran de otra manera-- abriendo las puertas de México también a los sicarios colombianos al servicio del narco, cuyo líder, un ex agente, Jair Molina, expulsado de la policía de Colombia, premia, a sus "pistoleros contratados por mafias y particulares que pagan por aniquilar a sus enemigos sin dejar rastro", con viajes al Caribe con todos los gastos pagados, lo que "incluye hoteles cinco estrellas para toda la familia".
"La orden es matar igual a toda la gente. Las amarramos y amordazamos, luego se les encinta la cabeza se estrangulan con torniquete o se les da bala y por último se les clavan las puntillas (tres clavos incrustados en el cráneo de la víctima, lo que les ha valido el nombre de Tres puntillas) en la cabeza", según declaró uno de los capturados a la fiscalía colombiana.
Si se convierte a Mouriño, tan amigo de Aznar y eminencia gris detrás del trono del usurpador, que funciona como emperador, Felipillo, en multimillonario, a base de dejarle incluso llenar, ¿el país?, probablemente, de gasolineras ¿qué importan los riesgos que entrañan las mismas en lugares como México donde los ductos explotan a conveniencia de los usurpadores apátridas, que como pago también se comprometieron a entregar el petróleo mexicano al imperio vecino y a los colonizadores falangistas españoles, para los que también trabaja, presumiblemente, Mouriño, riesgos que se multiplican cuando son innecesarias las gasolineras y que se vuelven a multiplicar cuando son tantas las que proliferan a veces en tramos de dos o tres aceras?
No importa nada cuando la Ley de la Selva es la única que impera.
Tenía que ser así. ¿Por qué pensar que no iba a pasar la factura el clero? Claro que la iba a pasar para cobrarla con todo y el rédito inaudito que la usura produce. En confesional se convertirá a la bajísima educación escolarizada que se imparte en el país y será avalado el que así se haga por la dueña vitalicia del sindicato de maestros y por la Secretaría de Educación Pública también bajo la tutela de la dueña del sindicato que cual monopolios privados le ha regalado, como pago también, el usurpador a su mentora, la que empezó su carrera ascendente a la delincuencia de alto nivel con el apoyo de Carlos Salinas. No olvidemos esto porque hay que escribir esa historia en aras de que no se olvide la memoria.