ASTILLERO
Julio Hernández López
Deudor de su pasado
* Iván el Fino, factor de la Reconquista
* Madrileño y gallego, pero mexicanísimo
* Oaxaca, la represión muy anunciada
Unos días antes de que a México llegara José Luis Rodríguez Zapatero para consolidar planes de negocios de exigentes inversionistas hispanos, el virtual vicepresidente, Juan Camilo Mouriño Terrazo, ofreció una entrevista al diario gallego El Faro de Vigo, en la que el periodista F. Franco (es de suponerse que no se trata del espíritu del Generalísimo) le planteó el asunto de sus fidelidades nacionales: ''Madrileño de nacimiento, gallego de origen, mexicano de nacionalidad, ¿cómo lleva usted esa mezcla de querencias?'', a lo que el pluricultural personaje respondió: ''Sin duda que cada una de esas partes hacen de mí lo que hoy soy. Uno es deudor de su pasado. Y es verdad que mi infancia se inicia en Madrid, a donde mi padre fue por razones de trabajo, con largas estancias en Vigo durante los veranos''.
F. Franco allanó el camino a las confidencias: ''Pronto entró México en su vida...'', y Mouriño avanzó: ''Tenía seis o siete años cuando nos fuimos a México, Distrito Federal, para pasar luego a Campeche, donde terminé mis estudios tras licenciarme en Economía por la Universidad de Tampa, en Florida. En Campeche se desarrolló mi familia empresarialmente. No es que tenga la nacionalidad mexicana, es que me siento mexicano hasta la médula''.
El redactor expresó asombro ante el suave impacto físico y discursivo de Mouriño, de quien ''a lo mejor no te imaginas que en México, entre 103 millones, sólo hay uno con más poder político: el presidente Felipe Calderón''. Pero, a pesar de sus pocos atributos visibles, Juan Camilo es descrito como ''la mano derecha del mandatario, su hombre de confianza, el que está sentado a la diestra de Felipe por la gracia del PAN, el número dos del felipismo mexicano''. Alguien que decidió ''entrar a nivel local'' a la política y que ''a mis 26 fui diputado por Campeche, pero ni me podría imaginar que diez años después sería jefe de la Oficina de la Presidencia de México''.
Tal como a muchos mexicanos sucede, el español Franco se preguntó sobre el origen del poder del entrevistado, nacido también en España: ''Un hombre que ha llegado a tales responsabilidades en el gobierno de un país tan grande y tan complejo tiene que tener por fuerza una buena mano izquierda para conciliar, mano derecha para golpear la mesa cuando la ocasión lo exija y, en síntesis, notorias habilidades políticas para poner la brújula en una geografía cultural y sentimental tan rica, diversa e intensiva (a veces de cuidados intensivos) como la mexicana. Sin embargo, el hombre que tenemos delante en el salón de esa casa viguesa y paterna de Saiáns, que un día fuera del alcalde Soto, con las islas Cíes al fondo de la mirada, exhibe una sencillez en las formas que no casa con esa etiqueta de Supremo Deshacedor que le ha puesto alguno de sus adversarios. No destaca por su elocuencia al modo de un Demóstenes, pero tampoco le falta para expresar una serie de ideas claras y precisas, un concepto de país y de gobierno. Por algo le habrá puesto ahí Felipe y por algo otros no han podido evitarlo''.
La entrevista está en http://www.farodevigo.es/secciones/noticia.jsp?pNumEjemplar=3047&pIdSeccion=4&pIdNoticia=148113 y, además, hay que asomarse a las ''noticias relacionadas''. En uno de esos recuadros se apunta: ''Conocido en el seno familiar como Iván, lo que han aprovechado sus adversarios políticos para jugar con sobrenombres como Iván el Fino (por sus supuestos gustos) o Iván el Terrible (ellos sabrán por qué), Juan Camilo Mouriño sólo supo de la precariedad y el hambre cuando fue secuestrado, a mediados de los 90, y pasó una semana atado mientras se negociaba su vida''.
Ese es el hombre que encarna los intereses españoles de Reconquista mediante inversiones, sobre todo hoteleras, que dejan toda ganancia en la península ibérica y mediante salarios ínfimos a los nativos, y traslado de obligaciones de infraestructura a los gobiernos neocoloniales, fanfarronean con el señuelo de los grandes capitales ''arriesgados'' y la creación de empleos mal pagados. Pero Iván el Fino (o el Terrible, según toque) dice que tiene memoria de migrante, porque ''llegar como mi padre a un país con una familia a rastras, y salir adelante, es el mismo sueño que tienen en México cientos de miles de mexicanos que cada año cruzan la frontera''. Tal es el hombre más poderoso, tras Felipe. El mismo que cierra su entrevista con El Faro de Vigo respondiendo a la pregunta sobre la persistencia del recelo a lo español de parte del mexicano medio: ''Cada vez menos existe ese recelo histórico de la Conquista que algunos barajan''. ¡Rediez!
Astillas
Lo de Oaxaca estaba cantado. Los gobiernos federal y estatal juegan sus artes represivas conforme a libretos propios y compartidos. Los poderes institucionales necesitan dar ejemplo nacional de lo riesgoso que resultan la organización y movilización populares. Golpizas, detenciones, secuestros y amenazas. Ayer, desde las habitaciones 110 y 117 del hotel Fortín Plaza, policías dispararon contra la gente que pretendía protestar por la militarización y por la virtual expropiación gubernamental de un festejo social. Provocación y represión, la fórmula para que un par se mantenga en el poder, en México y en Oaxaca. Mañana se hablará aquí con más amplitud del tema...
Varios lectores han reprochado al autor de estas líneas que no esté informando de lo que sucede en Oaxaca desde el lugar de los hechos. En atención a esos extrañamientos es que se hace público lo que de otra manera quedaría en el plano íntimo: el tecleador lleva días, y pasará otros más, en Guadalajara, donde su esposa, Angeles Guerrero, fue sometida a una operación quirúrgica de la que afortunadamente va en plena recuperación...
Y, mientras Fe Lee Pe se erige en tribunal judicial y desestima los cada vez más elaborados relatos del escritor costumbrista Zhenli Ye Gon, y de pasada aprovecha para darle más ''notoriedad mediática'' al Ejército Popular Revolucionario, ¡hasta mañana, en esta columna fina y terrible!
* Iván el Fino, factor de la Reconquista
* Madrileño y gallego, pero mexicanísimo
* Oaxaca, la represión muy anunciada
Unos días antes de que a México llegara José Luis Rodríguez Zapatero para consolidar planes de negocios de exigentes inversionistas hispanos, el virtual vicepresidente, Juan Camilo Mouriño Terrazo, ofreció una entrevista al diario gallego El Faro de Vigo, en la que el periodista F. Franco (es de suponerse que no se trata del espíritu del Generalísimo) le planteó el asunto de sus fidelidades nacionales: ''Madrileño de nacimiento, gallego de origen, mexicano de nacionalidad, ¿cómo lleva usted esa mezcla de querencias?'', a lo que el pluricultural personaje respondió: ''Sin duda que cada una de esas partes hacen de mí lo que hoy soy. Uno es deudor de su pasado. Y es verdad que mi infancia se inicia en Madrid, a donde mi padre fue por razones de trabajo, con largas estancias en Vigo durante los veranos''.
F. Franco allanó el camino a las confidencias: ''Pronto entró México en su vida...'', y Mouriño avanzó: ''Tenía seis o siete años cuando nos fuimos a México, Distrito Federal, para pasar luego a Campeche, donde terminé mis estudios tras licenciarme en Economía por la Universidad de Tampa, en Florida. En Campeche se desarrolló mi familia empresarialmente. No es que tenga la nacionalidad mexicana, es que me siento mexicano hasta la médula''.
El redactor expresó asombro ante el suave impacto físico y discursivo de Mouriño, de quien ''a lo mejor no te imaginas que en México, entre 103 millones, sólo hay uno con más poder político: el presidente Felipe Calderón''. Pero, a pesar de sus pocos atributos visibles, Juan Camilo es descrito como ''la mano derecha del mandatario, su hombre de confianza, el que está sentado a la diestra de Felipe por la gracia del PAN, el número dos del felipismo mexicano''. Alguien que decidió ''entrar a nivel local'' a la política y que ''a mis 26 fui diputado por Campeche, pero ni me podría imaginar que diez años después sería jefe de la Oficina de la Presidencia de México''.
Tal como a muchos mexicanos sucede, el español Franco se preguntó sobre el origen del poder del entrevistado, nacido también en España: ''Un hombre que ha llegado a tales responsabilidades en el gobierno de un país tan grande y tan complejo tiene que tener por fuerza una buena mano izquierda para conciliar, mano derecha para golpear la mesa cuando la ocasión lo exija y, en síntesis, notorias habilidades políticas para poner la brújula en una geografía cultural y sentimental tan rica, diversa e intensiva (a veces de cuidados intensivos) como la mexicana. Sin embargo, el hombre que tenemos delante en el salón de esa casa viguesa y paterna de Saiáns, que un día fuera del alcalde Soto, con las islas Cíes al fondo de la mirada, exhibe una sencillez en las formas que no casa con esa etiqueta de Supremo Deshacedor que le ha puesto alguno de sus adversarios. No destaca por su elocuencia al modo de un Demóstenes, pero tampoco le falta para expresar una serie de ideas claras y precisas, un concepto de país y de gobierno. Por algo le habrá puesto ahí Felipe y por algo otros no han podido evitarlo''.
La entrevista está en http://www.farodevigo.es/secciones/noticia.jsp?pNumEjemplar=3047&pIdSeccion=4&pIdNoticia=148113 y, además, hay que asomarse a las ''noticias relacionadas''. En uno de esos recuadros se apunta: ''Conocido en el seno familiar como Iván, lo que han aprovechado sus adversarios políticos para jugar con sobrenombres como Iván el Fino (por sus supuestos gustos) o Iván el Terrible (ellos sabrán por qué), Juan Camilo Mouriño sólo supo de la precariedad y el hambre cuando fue secuestrado, a mediados de los 90, y pasó una semana atado mientras se negociaba su vida''.
Ese es el hombre que encarna los intereses españoles de Reconquista mediante inversiones, sobre todo hoteleras, que dejan toda ganancia en la península ibérica y mediante salarios ínfimos a los nativos, y traslado de obligaciones de infraestructura a los gobiernos neocoloniales, fanfarronean con el señuelo de los grandes capitales ''arriesgados'' y la creación de empleos mal pagados. Pero Iván el Fino (o el Terrible, según toque) dice que tiene memoria de migrante, porque ''llegar como mi padre a un país con una familia a rastras, y salir adelante, es el mismo sueño que tienen en México cientos de miles de mexicanos que cada año cruzan la frontera''. Tal es el hombre más poderoso, tras Felipe. El mismo que cierra su entrevista con El Faro de Vigo respondiendo a la pregunta sobre la persistencia del recelo a lo español de parte del mexicano medio: ''Cada vez menos existe ese recelo histórico de la Conquista que algunos barajan''. ¡Rediez!
Astillas
Lo de Oaxaca estaba cantado. Los gobiernos federal y estatal juegan sus artes represivas conforme a libretos propios y compartidos. Los poderes institucionales necesitan dar ejemplo nacional de lo riesgoso que resultan la organización y movilización populares. Golpizas, detenciones, secuestros y amenazas. Ayer, desde las habitaciones 110 y 117 del hotel Fortín Plaza, policías dispararon contra la gente que pretendía protestar por la militarización y por la virtual expropiación gubernamental de un festejo social. Provocación y represión, la fórmula para que un par se mantenga en el poder, en México y en Oaxaca. Mañana se hablará aquí con más amplitud del tema...
Varios lectores han reprochado al autor de estas líneas que no esté informando de lo que sucede en Oaxaca desde el lugar de los hechos. En atención a esos extrañamientos es que se hace público lo que de otra manera quedaría en el plano íntimo: el tecleador lleva días, y pasará otros más, en Guadalajara, donde su esposa, Angeles Guerrero, fue sometida a una operación quirúrgica de la que afortunadamente va en plena recuperación...
Y, mientras Fe Lee Pe se erige en tribunal judicial y desestima los cada vez más elaborados relatos del escritor costumbrista Zhenli Ye Gon, y de pasada aprovecha para darle más ''notoriedad mediática'' al Ejército Popular Revolucionario, ¡hasta mañana, en esta columna fina y terrible!