PLAZA PUBLICA
El miércoles pasado, en la sesión ordinaria de la Comisión Permanente del Congreso, el diputado verde Jesús González Macías, tamaulipeco, franquiciatario de las cadenas Gymboree y Kyndergym, solicitó que se tomara un acuerdo para exhortar a la gobernadora de Zacatecas, Amalia García, “a que asuma públicamente su compromiso con la legalidad y la transparencia para evitar el uso indebido de programas y recursos públicos para el desarrollo social durante el proceso electoral de Zacatecas”.
En esa entidad habrá dentro de tres domingos elecciones para integrar los 58 ayuntamientos y renovar la Legislatura local, compuesta por 30 diputados. Cabría entender el llamado del diputado del PVEM como uno más de los que en el Congreso federal se formulan ante la inminencia de comicios competidos, llamamientos siempre bien vistos porque su propósito es evitar la distracción de recursos públicos en el apoyo a partidos o candidaturas. Pero en el caso de Zacatecas el pedido del legislador nace de la ignorancia, porque la titular del Ejecutivo, conforme a sus convicciones y a sus conveniencias ha tiempo que ha expresado y practicado el compromiso público que se le solicita. Data del 30 de marzo un acuerdo de colaboración con el Gobierno Federal para fortalecer el Sistema Estatal de Control y Evaluación de la Gestión Pública, precisamente con miras al proceso electoral. En la firma del acuerdo, además de Germán Martínez, secretario de la Función Pública del gobierno panista, estuvo presente Arely Gómez, la fiscal federal para delitos electorales, porque de lo que se trataba era precisamente de blindar las elecciones contra la corrupción.
Pero el llamado del verde tamaulipeco, enteramente ajeno a la cuestión zacatecana, no estaba encaminado a hacer que prevalezcan la legalidad y el buen uso del dinero público, sino a poner en jaque a la Gobernadora, como parte de la estrategia del senador Ricardo Monreal de establecerse como única fuente de poder en esa entidad, estrategia que implica un acuerdo con el Partido Verde y otras agrupaciones, que presentan como candidatos a personas del entorno del ex Gobernador de esa entidad.
La renovación del antiguo conflicto entre Monreal y Amalia García partió del momento en que los hermanos del ex gobernador, Rodolfo y David Monreal, buscaron ser candidatos del PRD el primero a una diputación local y el segundo a la Alcaldía de Fresnillo, que dejaría vacante su hermano. Quizá porque era visible la impertinencia de esas postulaciones, la población invitada a elegir al candidato en consulta abierta a la ciudad eligió como aspirante a la Alcaldía a la diputada Sara Buerba. Como consecuencia, David Monreal buscó acogida en otro partido, tal como en 1998 hizo su hermano al transitar del PRI al PRD cuando su partido de origen le negó la candidatura al gobierno estatal.
David Monreal y otros monrealistas son ahora candidatos del Partido del Trabajo. Para que ello ocurriera fue necesario evitar que prosperara el acuerdo general que el Frente Amplio Progresista trata de llevar adelante en procesos locales. Los partidos de la coalición Por el bien de todos, constituidos de modo permanente en el FAP, se propusieron reconstituir alianzas electorales en las entidades. No ha sido posible lograr ese objetivo por una variedad de motivos locales. En Zacatecas ese motivo se llama Ricardo Monreal, que al sacar al PT de la coalición, por convenir a sus intereses, no impidió que ésta se componga del PRD y Convergencia.
El senador Monreal ha aprovechado el receso parlamentario para convertirse en un activista de tiempo completo. Lo hace a favor no sólo del PT sino también de candidatos de otros partidos, como el PAN y el PVEM, donde consiguió que sea postulada “gente suya”, como se dice en el viejo argot político que cosifica a las personas. Alegando que no sólo fue presentado para su actual cargo por el PRD, se siente en libertad de hacer propaganda al petismo, como si no fuera claro que se apoya en ese partido sólo para satisfacer sus intereses personales.
Monreal perteneció al PRI desde 1975 (eso decía al menos, aunque en ese año cumplía apenas quince de edad) hasta el 5 de febrero de 1998. En esas dos décadas fue regidor en el Ayuntamiento de Fresnillo, dos veces diputado federal y senador suplente de Arturo Romo, por lo que se convirtió en propietario cuando el dirigente cetemista fue ungido candidato al gobierno zacatecano. En la segunda vez que Monreal fue a San Lázaro, en 1997, le tocó integrar la bancada priista que por primera vez no era mayoritaria. En el despecho que le produjo la derrota, el gobierno y el PRI pretendieron la instalación de una Legislatura espuria, uno de cuyos protagonistas fue Monreal, quien fallido ese intento se caracterizó por la rudeza de su actitud a la oposición que por primera vez controlaba la Cámara. Todavía en enero de 1998, en una de las primeras sesiones de la Permanente, proclamó su fe priista con ardor que menguó velozmente al punto de que en el Día de la Constitución se transformó en candidato del PRD y luego miembro de ese partido, cuando ganó la gubernatura.
Amalia García fue el factor principal para integrar a Monreal al perredismo. Seis años más tarde, él pagó esa conducta procurando impedir que la ahora Gobernadora lo sucediera. Y nueve años después se apresta a fortalecer su control político en el estado, sin importarle lesionar al partido que lo acogió. Antepone a la lealtad partidista su propósito de imperar en Zacatecas.